El 16 de mayo, los maquinistas de locomotoras de New Jersey Transit decidieron contraatacar a sus jefes corruptos y declararse en huelga. Esto ocurrió después de que las negociaciones entre el sindicato y la gerencia fracasaran y las bases votaran en contra de un acuerdo previo. Aunque el sindicato llegó a otro acuerdo provisional dos días después, este momento sigue siendo significativo. Fue la primera vez que se declararon en huelga desde 1983. Nueva Jersey estaba paralizada.
Las huelgas son escuelas de comunismo. Cuando los trabajadores se declaran en huelga, se agudizan las contradicciones entre patrones y trabajadores, se exponen los límites de la reforma y se les da una muestra de su poder colectivo. Es un entrenamiento para la organización que los trabajadores necesitan para frenar este sistema. Con los comunistas del Partido Laboral Progresista (PLP) a su lado, mostrándoles el camino, pueden llevar las cosas más lejos, luchando por un nuevo mundo donde nosotros estemos al mando. ¡Únete a nosotros!
Estos ingenieros no han conseguido un nuevo contrato ni un aumento desde 2019. A pesar de ello, han mantenido el sistema en funcionamiento (trasladando a unos 350.000 residentes de Nueva Jersey cada día) mientras soportan equipos deficientes, negligencia gerencial y condiciones inseguras, especialmente durante los peores días de la COVID-19.
Como era de esperar, el director ejecutivo de NJ Transit, Kris Kolluri, ha difamado a estos trabajadores por atreverse a retener su trabajo. Los ha acusado de “tener al estado como rehén” por querer ganar más de su salario base de $89.000, una cantidad apenas alcanzable en el área metropolitana de Nueva York. Mientras tanto, su propio salario anual asciende a $280.000. Además, NJ Transit malgastó más de $400 millones en una nueva sede completamente innecesaria hace solo unos años.
Kolluri y el gobernador Phil Murphy ahora usan la vieja excusa de que si los ingenieros obtienen el aumento que exigen, el estado tendría que extender aumentos similares a otros trabajadores de NJ Transit. Pero los ingenieros pertenecen a un sindicato distinto al de los conductores y demás personal; es una excusa débil que busca dividir y retrasar el proceso.
Como trabajador en la ciudad de Nueva York, conozco bien esta estrategia. Los jefes de la Autoridad Metropolitana de Transporte nos han difamado repetidamente por exigir un salario digno, mientras se enriquecen con nuestro trabajo. Nos dejaron morir cuando llegó la COVID-19. Nuestros equipos fallan constantemente debido a la negligencia y el mal mantenimiento.
Estos trabajadores están dando un primer paso contundente, pero pueden ir más allá. La lucha no es solo por mejores contratos. Es por un sistema donde nosotros, los trabajadores, controlemos todo. ¡La lucha es por el comunismo!