Un reporte de Paquistán es la base del siguiente editorial.
Mientras la guerra entre los poderes nucleares India y Paquistán está en pausa por el momento, el cese al fuego se mantiene en un hilo.
Cachemira es una marioneta en un juego de guerra de los gobernantes capitalistas – para el decadente superpoder estadounidense, el rival imperialista China, y los negociadores en India y Paquistán. Los trabajadores están atrapados en el fuego cruzado. Existe una lección que aprender de la historia de la clase trabajadora, que las guerras regionales nos llevan a guerras más grandes. Solo un movimiento masivo, dirigido por el Comunista Internacional Partido Laboral Progresista puede convertir estas guerras por tierras, petróleo y ganancias, en una guerra de clases por la revolución comunista.
El 7 de mayo, todo Sudasia explotó – ¡otra vez! Cachemira es una de las fronteras más disputadas en el mundo, con India, Paquistán, y China controlando partes de la misma. En la parte controlada por India, un grupo armado nacionalista basado en Paquistán, El Frente de Resistencia, asesino a 26 civiles. En respuesta, India lanzo su “Operación Sindoor” con misiles que asesinaron por lo menos a 31 e hirieron a 57 (BBC, 9/5). Paquistán contesto con artillería pesada, asesinando a por lo menos 16 más. Por cuatro días, las bombas destruían hogares y barrios. Para el 10 de mayo, El asesino-en-jefe estadounidense Donald Trump dijo que había negociado la “paz” en el subcontinente.
La masacre en Cachemira, es el resultado del veneno religioso, nacionalista, engañoso, la explotación capitalista y dominio imperialista. Es la guerra patronal derramando la sangre de los trabajadores. El Partido Laboral Progresista hace un llamado a la clase trabajadora internacional a rechazar las mentiras capitalistas letales, y unirse para derrocar al sistema capitalista que florece con estas matanzas.
Cachemira: diferentes gobernantes, mismo juego
Por siglos, las masas en Cachemira han enfrentado una implacable opresión. Imperios, reyes, y estados modernos han batallado por el control, dejando a gente ordinaria encadenada a la división y explotación.
Todo se remonta a los gobiernos coloniales británicos, que saqueaban Sud Asia al mismo tiempo que esclavizaban a la gente en África. Su imperio global fue construido por medio de conquistas violentas, robos descarados, y despiadada labor forzada. Después de derrotar el imperio Sikh, los patrones británicos se dieron cuenta de lo costoso y difícil que era gobernar la montañosa Cachemira. En 1846, se la vendieron a la monarquía Dogra, los nuevos capataces, quienes gobernaron por más de 100 años.
Mientras tanto, los trabajadores seguían luchando. En la resistencia de las décadas de 1920-30, contra los patrones Dogra, estos últimos aumentaron su brutalidad. En 1944, un llamado por un “Nuevo Cachemira”, demandando reformas laborales y agrarias, fue traicionado por los oportunistas nacionalistas que se unieron a los capitalistas de India. Fue otro caso que demostró lo inútil que son las reformas y los peligros de la colaboración de clases.
Una segunda guerra mundial y el primer estado obrero en Rusia conmocionaron al capitalismo global. Inspirados por la Unión Soviética, los trabajadores en todo el mundo, incluyendo Sudasia, crearon movimientos anti coloniales. En 1947, el imperio británico – cayo en crisis y presionados por las revueltas de los trabajadores – salieron corriendo de ahí, pero no sin antes jugar su última carta de dividir y conquistar.
Así como lo hicieron durante Nakba Palestina un año después, los patrones británicos crearon un baño de sangre. Crearon nuevas fronteras de un día al otro. La participación en 1947 entre la mayoría hindú de India y la mayoría musulmana de Paquistán, asesinaron hasta tres millones, desplazando 14 millones más (National Endowment for the Humanities, summer 2022). Las nuevas fronteras fueron diseñadas para fragmentar la unidad anti-imperialista de los trabajadores.
Desde la partición, India y Paquistán han tenido tres guerras sobre Cachemira, en 1947-48, 1965, y 1999. Cada guerra dejó los conflictos patronales sobre el control y ganancias sin resolver. Y a las masas sufriendo más que antes.
En 2019: el partido gobernante Bharatiya Janata, un grupo de supremacistas hindúes, revocaron la limitada autonomía de Cachemira. Así como los fascistas israelíes siguen desplazando a un sin número de familias palestinas, los gobernantes de India siguen sacando a los trabajadores y sus hijos de sus hogares en Cachemira, siguen saqueando la tierra y continúan aplastando la resistencia, con ocupación, toques de queda y terror.
Nuestra clase siempre paga el precio, con sangre
La verdadera liberación no llega a través de ajustes políticos o acuerdos parlamentarios. Viene de aplastar el sistema capitalista a través de la revolución comunista. La clase trabajadora de Cachemira ha resistido por mucho tiempo – contra reyes Dogra, imperialistas británicos y ahora patrones de India y Paquistán. Pero sus luchas han sido cooptadas por los nacionalistas y los falsos líderes reformistas. No existen los buenos capitalistas, ni los males menores capitalistas. Solo un partido comunista dirigido por y para la clase trabajadora puede crear una sociedad decente y llenar todas las necesidades de los trabajadores.
Cementerio de la rivalidad inter-imperialista
Rica en recursos naturales y crucial para el control militar de Sudasia, Cachemira está atrapada en la encrucijada de la rivalidad inter imperialista. La alianza China con Paquistán, principal rival regional de India, agudiza las tensiones.
Durante la Guerra Fría, India se inclinaba hacia la Unión Soviética, mientras que Paquistán se convirtió en el camino estadounidense a China, un camino trasero para abrir una grieta entre los dos gigantes exsocialistas. Este juego peligroso costó muy caro. En 1971, EE.UU. financió la respuesta genocida de Paquistán al movimiento independentista bengalí en el este de Paquistán, ahora Bangladesh. Más de cincuenta años después, las ideas nacionalistas siguen separando a los trabajadores.
Hoy el imperialismo estadounidense y el capitalismo de estado chino, explotan la crisis de Cachemira, el corredor económico China-Pakistan Economic Corridor (CPEC), pilar de la ruta de seda china. La iniciativa corta a través de Cachemira. En respuesta, Trump sostiene la estrategia bi-partisana estadounidense de apoyar a India y su ministro racista, Narendra Modi, como contra peso a China. Pero India también es miembro de BRICS, un bloque dominado por China. La maquinaria de muerte estadounidense no tiene alternativa más que proteger sus apuestas y armar ambos lados de la división; India-Paquistán (Foreign Affairs, 13/5).
Esta es la clásica crisis de gestión de un decadente imperio estadounidense. Y mientras, Cachemira sigue siendo el cementerio de la rivalidad nacionalista – y punto ardiente donde las tensiones regionales podrían aumentar hasta una guerra total.
¡El nacionalismo mata, que viva el internacionalismo!
Trabajadores en India, Paquistán, y Cachemira deben rehusarse a pelear por los patrones, la “autodeterminación” nacionalista bajo el capitalismo es un fraude. Nosotros necesitamos construir el Partido Laboral Progresista. Solo uniendo a los trabajadores, a través de las fronteras, en un solo partido, podremos aplastar las fronteras artificiales inventadas por los capitalistas.
El camino hacia la paz y la liberación no pasa por la legislatura de los gobernantes, los juzgados o los ejércitos nacionalistas. Pasa por organizaciones revolucionarias, dictaduras proletarias y la abolición de todos los estados capitalistas. Nuestra opción es clara, el comunismo o masacre capitalista. Nosotros apoyamos a todos los trabajadores, jóvenes y soldados en Cachemira, India y Paquistán y en todos lados. ¡Aplastemos las fronteras capitalistas! ¡Que viva la revolución comunista internacional bajo la bandera roja del PLP!