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Discurso denuncia el robo de salarios

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08 Junio 2023 127 visitas

La siguiente carta es un testimonio dado por un camarada en apoyo del proyecto de ley Securing Wages Against Theft (SWEAT) en una audiencia legislativa del Estado de Nueva York. Anualmente se roban miles de millones de dólares a los trabajadores sólo en la ciudad de Nueva York. Las lagunas en las leyes de los gobernantes del estado facilitan que los patrones roben despiadadamente a los trabajadores y oculten sus activos de tal manera que hace casi imposible que los trabajadores recuperen sus salarios robados. Los organizadores antirracistas están luchando por una ley de embargos que congele los bienes de los patronos criminales.

Si se gana, la ley SWEAT puede dar a los trabajadores las herramientas para recuperar sus salarios robados, pero nunca cambiará el hecho de que el capitalismo es un sistema criminal y la explotación es su fundamento. Todo trabajo asalariado bajo el capitalismo es explotación. Los beneficios se extraen del tiempo de trabajo necesario y no remunerado de los trabajadores, y el robo de salarios sólo profundiza esta contradicción. La epidemia de robo de salarios que estamos experimentando actualmente es un síntoma de un sistema que está entrando en una espiral de crisis.En última instancia, los trabajadores deben luchar por una revolución comunista para poner fin a esta super explotación racista.

El proyecto de ley SWEAT está siendo atacado actualmente por un poderoso lobby patronal de restaurantes llamado Hospitality Alliance, cortesía de sus lacayos fascistas liberales en Albany. Los trabajadores planean protestar contra Melba Wilson, una celebridad negra propietaria de restaurantes que encabeza la racista Hospitality Alliance, a finales de este mes. En los próximos números de CHALLENGE publicaremos un artículo sobre esta lucha.


Hablo en nombre de Mujeres contra la Violencia Racista (WARV, por sus siglas en inglés), un colectivo multirracial de jóvenes que se organiza para hacer frente a la violencia racista que sufren a diario las mujeres en formas como la jornada laboral de 24 horas, el robo de salarios y el desplazamiento.Me gustaría compartir nuestra perspectiva sobre el robo de salarios junto con una anécdota personal.
Cuando tenía poco más de 20 años trabajaba en un bar donde me prometían pagos en efectivo al final de cada noche. Después de ocho horas de trabajo, el encargado me dice que sólo puede pagarme si consigo que los clientes masculinos compren una determinada cantidad de bebidas. Me di cuenta de que muchas de las chicas que me rodeaban se habían visto obligadas a aceptar este trabajo, a dejarse manosear por hombres borrachos por necesidad. Muchas tenían hijos o estaban indocumentadas. Salí de allí con 5 dólares para una tarjeta de metro. No puedo describir lo violada y despreciable que me sentí aquella noche.

No fue hasta años más tarde, cuando empecé a organizarme con la Coalición del Sudor y también con asistentes a domicilio, escuchando sus desgarradoras historias de robo de salarios, que pude dar sentido a lo que yo y muchos de mis compañeros sufrimos.

Cada año los empresarios roban miles de millones a los trabajadores y nuestro Estado hace la vista gorda y su nula respuesta lleva a muchos a creer que el robo de salarios es un delito sin víctimas y que los empresarios pueden salirse libremente con la suya robando a los trabajadores. ¿De qué sirve llamar robo al salario o delito si queda impune?

Parte del problema radica en cómo nuestra perspectiva de lo que constituye un delito a veces acaba trivializando la cuestión. No capta el sufrimiento y las secuelas generacionales que causa este delito. El robo de salarios destruye las vidas de los trabajadores, sus familias y sus comunidades. Creo que tenemos que empezar a llamar al robo de salarios por lo que es: violencia racista.
Permítanme desglosarlo por si les parece una hipérbole. Cada cheque que se roba a un trabajador es un paso más hacia la inanición y la falta de vivienda.

¿Qué es esto sino violencia? Cada sueldo robado a una mujer es un paso más hacia la permanencia en una relación abusiva para sobrevivir. ¿Qué es esto sino violencia? Cada cheque robado es un paso más hacia la cárcel por cometer un delito por desesperación.

En el sur del Bronx, uno de los distritos congresuales más pobres de Estados Unidos, donde viven muchos de los asistentes domiciliarios con los que trabajo y donde operan las agencias de robo de salarios, cada 13 horas robadas a un asistente domiciliario al año supone privarle de dinero a él y a su familia, lo que repercute en su capacidad para costearse la educación, la vivienda y otras necesidades. Esto atrapa a nuestros niños y comunidades en un ciclo de violencia racista de la pobreza.

Quizá por eso estoy hoy tan enfurecido. El robo de salarios sigue sin disminuir porque los políticos están demasiado inmovilizados por los patrones chupasangres de los talleres clandestinos como para poner fin a esta violencia. Han sido engañados por organizaciones poco éticas y vergonzosas como Hospitality Alliance, en contra de su buen juicio, para creer mentiras sobre cómo los trabajadores abusarán de SWEAT y presentarán reclamaciones falsas.

En la era del #metoo se nos dice que creamos a todas las víctimas de abusos, eso a menos que les hayan robado el sueldo y se atrevan a denunciar.

Vergüenza debería darle a Hospitality Alliance utilizar a su presidente, una celebridad negra, como tapadera de sus crímenes racistas. Si los políticos tuvieran una pizca de integridad dejarían de escuchar a Hospitality Alliance, y aprobarían SWEAT y serían parte de la solución a la violencia en lugar de un obstáculo.