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Editorial: Canadá incendios forestales - El capitalismo, el iniciador del desastre climático

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22 Junio 2023 233 visitas

A principios de junio, mientras los incendios forestales rugían en Canadá, un aire tóxico plagó la mayor parte de EE.UU.  El 6 de junio, la ciudad de Nueva York sufrió la peor contaminación registrada, más allá de los niveles de “emergencia” asentados por la Agencia de Protección del Ambiente y casi cuatro veces más del nivel considerado “insalubre”.  Los llamados hipócritas de los seudo líderes liberales como el alcalde de Nueva York Eric Adams, de “quedarse en casa si es posible” se quedaron cortos mientras el humo oscurecía los cielos.  La mayoría de los trabajadores no pueden quedarse en casa, pues hacerlo significa no tener salario, y los patrones capitalistas no iban a sacrificar sus ganancias para proteger a los trabajadores.  Quienes más sufrieron fueron los trabajadores negros y latinos en los barrios más pobres pues el aire contaminado significo visitas de emergencia a los hospitales, especialmente quienes sufren de asma y otras enfermedades respiratorias (Gothamist, 12/6).  La crisis del aire es otro efecto envenenador de vivir bajo el capitalismo.

Aunque el humo de los fuegos forestales no es usual en Nueva York, respirar aire toxico es cosa de todos los días para la mayor parte de la clase trabajadora.  Sur Asia, tiene nueve de las diez ciudades más contaminadas del mundo, la contaminación ha causado unos dos millones de muertes prematuras al año (New York Times, 15/6).  Todos los días, el capitalismo conlleva devastación para la clase trabajadora.  Los gobernantes siguen extendiendo los horrores de este sistema toxico.  Desde la deforestación del Amazonas a la propuesta demolición de un bosque en Atlanta para construir un campo de entrenamiento de $90 millones para la policía racista.  No podemos confiar en una clase gobernante que nos asesina a diario.  No podemos confiar el futuro de nuestros niños, en los monstruos avariciosos que causan el cambio climático. Solo el comunismo, un sistema dirigido por trabajadores para llenar sus necesidades, no de ganancias para unos cuantos, puede cambiar las condiciones que lleva a la muerte y enfermedades de la clase trabajadora internacional.

Accionamiento por ganancias capitalistas = Incendios forestales
Los “incendios forestales” no son un desastre natural. Aunque los rayos pueden ser la causa primordial de ellos en Canadá, muchos de los árboles quemados no estaban en bosques naturales.  La mayor parte de la devastación fue en arboledas industriales. Las compañías madereras destruyen bosques que han existido por cientos de años para “hacer espacio para las variedades de árboles más comerciales y eliminar la competencia” (Earth Island Journal, 8/4/19).  Como siempre, la arremetida por el máximo de ganancias llevó a plantar especies de árboles más lucrativos, pero “menos resistentes al fuego, haciendo que sea más fácil que el fuego se extienda” (BBC, 12/6).  El incremento de la temperatura en todo el mundo debido a la quema de combustibles fósiles lleva a condiciones áridas, haciendo que los incendios forestales sean más intensos y frecuentes…a la vez que desechan más carbón en la atmósfera y causan más calentamiento global.  Proteger la salud del ambiente y la humanidad nunca será la meta de la sociedad hasta que el capitalismo sea destruido.  Bajo el comunismo, no habrá necesidad de poner en peligro la vida de los trabajadores.  Sin dinero y sed de ganancias, todas las decisiones, incluyendo las del ambiente, se harán basadas en las necesidades de la clase trabajadora internacional.

El racismo ambiental es parte de la vida bajo el capitalismo
El humo que cubrió Nueva York no evadió los barrios ricos.  Pero como todo desastre ambiental, los trabajadores más explotados, en barrios más desatendidos son más golpeados.  El daño del humo viene de pequeñas partículas sólidas y líquidas que son inhaladas desatando enfermedades respiratorias o empeorando las ya existentes.  Trabajadores negros y latinos, quienes ya tienen tasas de asma más altas, están entre los más vulnerables al impacto del humo.  Esto tampoco es un proceso natural.  

La segregación racista, una aberración criminal creada por la clase gobernante capitalista, ha forzado a trabajadores negros y latinos a vivir en barrios cerca de super carreteras y en barrios llenos de plantas industriales. “Comunidades negras e hispánicas en EE.UU. están expuestas a más aire contaminado” y “barrios moldeados por políticas discriminatorias…tienen más pavimento, menos árboles y en promedio, temperaturas más altas – una combinación que lleva a las letales enfermedades por calor” (Washington Post, junio 2020).

Durante la crisis de incendios forestales, las tasas más altas de visitas a emergencia relacionados con el asma fueron en estas áreas (Gizmodo, 16/6). Históricamente los barrios negros y latinos, como el Sur del Bronx de Nueva York, apodados “Callejón del Asma” …han registrado las tasas más altas de muerte y enfermedad por asma en todo el país.   En Nueva York, 80% de la gente hospitalizada con asma son trabajadores negros y latinos (Columbia University). ¡El capitalismo ya estaba asesinando a estos trabajadores! El humo solo empeoro las cosas.

El capitalismo so resolverá el cambio climático
Los seudo líderes liberales como Adams y el presidente Joe Biden quieren que pensemos que la negación del cambio climático es un fenómeno nuevo por parte de los extremistas conservadores.  Pero, fue el gigante petrolero ExxonMobil, baluarte del capital financiero tradicional, empleo a científicos en la década de 1970 quienes encontraron que los combustibles fósiles eran peligrosos y después les pagaron para que no informaran al público.  Ellos “sabían que sus productos no serían lucrativos si el mundo comprendiera los riesgos” (Scientific American, 26/10/15).

Con Canadá en la mira, la hipocresía del primer ministro Justin Trudeau es evidente.   En junio de 2019, Canadá declaró una emergencia climática nacional.  “Al siguiente día, aprobó la extensión del ducto Trans Mountain…moviendo casi 600,000 barriles de petróleo por día de Alberta al puerto de Burnaby (mronline.org, 6/23).  Las promesas patronales durante las conferencias de las Naciones Unidas sobre el clima, de recortar las emisiones de dióxido de carbono no significan nada.

Mientras las ganancias del petróleo se disparan, en gran parte debido a la guerra en Ucrania, billones de dólares son invertidos, en todo el mundo, en infraestructura de combustibles fósiles (NYT, 6/4). Estos planes son una burla a las metas de las ONU de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius, sin importar el “compromiso” de sus miembros en los acuerdos de París del 2015.  “El aumento de la temperatura por más de 2 grados podría traer impactos catastróficos y posiblemente irreversibles, incluyendo escasez crónica de agua para tres mil millones de personas” (CNN, 30/1).  Mientras los superpoderes imperialistas del mundo se preparan para la próxima guerra mundial, ellos harán lo que sea para proteger sus ganancias y poder.  

Bajo Biden, ridículamente llamado el “primer presidente climático”, la producción de petróleo ha aumentado a niveles récord.  En marzo, la administración Biden aprobó un proyecto masivo de perforación en Alaska, la que podría generar las mismas emisiones de carbón cada año como si se agregaran dos millones de autos en la carretera” (Smithsonian Magazine, 22/3). Este proyecto Willow, alabado por los ejecutivos petroleros se supone será para “asegurar independencia energética” de los capitalistas rusos, es decir agudizará la rivalidad inter-imperialista.  

Los patrones liberales que proclaman un Nuevo Acuerdo Verde, la ley estadounidense de Reducción de Inflación, u otras metas climáticas siguen posando como soluciones a la crisis climática creada por el capitalismo.  Pero, los patrones del mundo no tienen un verdadero plan para “salvar el planeta”.  Su plan maestro es prepararse para la guerra mundial.  Desde 2019, el ejército estadounidense era “la fuente más grande de emisiones de gas de efecto invernadero del mundo” (The Guardian, 21/11).  El capitalismo jamás combatirá el cambio climático.  

Quememos el capitalismo con la revolución comunista
¡El comunismo es el único sistema que puede hacerlo!  En un sistema dirigido por y para la clase trabajadora, las causas lucrativas del cambio climático no existirán.  Desafortunadamente, el daño causado por el capitalismo no acabará de la noche a la mañana.  Pero, nosotros sabremos la forma de trabajar y la forma en que podemos dar energía a nuestro mundo.   Nos organizaremos para proteger la clase trabajadora trasladando a trabajadores de áreas costeras vulnerables, aumentaremos los espacios verdes, y nos acercaremos a recursos de energía limpia.  Cuando desastres “naturales” nos golpeen, nuestra prioridad será salvar y proteger vidas.  ¡Únete al Partido Laboral Progresista y organiza por una revolución comunista para construir ese mundo!