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Editorial: El Nazi Israel masacra a Cisjordania, el nacionalismo no es una solución

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05 Septiembre 2024 107 visitas

El 28 de agosto los patones genocidas israelitas lanzaron su redada militar más grande de los últimos veinte años sobre la ocupada Cisjordania. Una semana después, las tropas de asalto sionistas han masacrado a más de treinta miembros de nuestra clase en Yenín – zona conflictiva de la resistencia antiapartheid – y otros campos de refugiados. Los caminos y hospitales están destruidos; las familias no tienen electricidad, agua o alcantarillado, ni internet. Con las ordenes de evacuación, miles han huido de sus hogares. Desde que Israel se tomara Gaza, los muertos en Cisjordania llegan a casi 700 – la mayoría asesinados por el ejército israelita y otros por colonos sionistas racistas que se roban todo lo que pueden (news4jax.com 4/9). 

Los patrones racistas israelitas dicen que están luchando contra “terroristas” y frenando el contrabando de armas desde el enemigo de EE.UU., Irán, lo cual es rechazado por un alto oficial de NU, “Yo veo un serio…paralelo con lo que está pasando en la Franja de Gaza”, dijo Francesca Albanese, reportera especial sobre los territorios palestinos ocupados; patrones de tortura, destrucción, de asesinatos extra judiciales, de desarraigo” (msn.com, 1/9). Mientras tanto, Joe Biden y su compañera en crimen, Kamala Harris, siguen enviando armas a las manos ensangrentadas de los sionistas, incluyendo un paquete aprobado el mes anterior, de $20 mil millones. Mientas que el régimen de Benjamin Netanyahu aumenta su terror estatal contra los niños y trabajadores en palestina, el total de fatalidades – incluyendo aquellos que mueren debido a enfermedades asociadas con la guerra – llega casi 200,000 (thelancet.com 10/7), es decir más del 8% de la población palestina antes de la guerra. El descarado apoyo de Harris a “el derecho de defensa” de Israel es una receta para más bebes asesinados y una generación de huérfanos.

Al mismo tiempo, la amenaza de que el conflicto se extienda en el Medio Oriente sigue creciendo. La competencia por el control de esta región rica en petróleo, fácilmente podría llevar a una conflagración nuclear y la consiguiente guerra mundial, con EE.UU. y Europa por un lado y China y Rusia en otro.  Millones de trabajadores serán mal dirigidos y obligados a asesinar a sus hermanos y hermanas de clase, todo por un grupo de parásitos capitalista u otro.  

El nacionalismo – incluyendo el nacionalismo israelita conocido como sionismo – es toxico para la clase trabajadora internacional. Divide a los trabajadores mientras promociona la false unidad entre trabajadores y los patrones capitalistas. Los estados naciones son instrumentos de racismo, violencia anti inmigrante, guerra imperialista, limpieza étnica, y genocidio. Nosotros debemos apoyar a los trabajadores palestinos/israelitas y su heroica lucha contra la maquinaria asesina de los sionistas/EE.UU. Pero, como hemos visto en muchas luchas valientes del pasado, desde Vietnam a Indonesia a Sur África y Haití, el antídoto al veneno nacionalista no puede ser la liberación nacional.  No puede ser el nacionalismo de Hamas y su liderato de capitalistas avariciosos ni los títeres Israelitas y corruptos capitalistas de Al Fatah. La única cura es la revolución comunista, el derrocamiento violento del sistema de ganancias y el nacimiento de una sociedad dirigida por y para la clase trabajadora. El Partido Laboral Progresista está comprometido a dirigir a la clase trabajadora hacia la cura comunista en todo el mundo.   ¡Únetenos!

Historia de lucha de Cisjordania 

Para casi tres millones de trabajadores y jóvenes Palestinos, Cisjordania es una prisión al aire libre de la cual no pueden ni salir ni llamarla hogar. Se encuentran entre Israel y Jordán, en el occidente del rio Jordán, son los sobrevivientes refugiados descendientes de Nakba de 1948, cuando los imperialistas británicos y estadounidenses crearon la nación de Israel – impulsaron el desplazamiento violento de la población árabe que viva y trabajaba por siglos dentro de las fronteras del nuevo país. Desde la Guerra de Seis Días de 1967, los trabajadores de Cisjordania han sido tratados brutalmente y oprimidos por la ocupación militar israelita y los corruptos vendidos que encabezan la Autoridad Palestina liderado por Fatah. Para tener más control, los patrones israelitas incentivaron a colonos sionistas a tomar los hogares y campos de familias palestinas. Hoy, casi 700,000 colonos viven en los barrios estilo suburbano altamente resguardados.  Los servicios escolares los provee el gobierno israelí. Tienen centros comerciales y supermercados solo para sionistas y caminos solo para sionistas que bloquean a palestinos de agua, amigos, familiares y antiguos vecinos.  Los colonos votan en las elecciones israelitas y están protegidos, dentro de las tierras robadas, por soldados israelíes armados hasta los dientes (Chris Hedges, Substack, 12/7).

Los sionistas han esculpido y amurallado tanto a Cisjordania que la “solución de dos estados”, la política mágica que tanto aman las víboras mentirosas Biden y Harris, es una imposibilidad física y política.  Para el partido Likud de Netanyahu, solo puede existir un estado – un estado sionista.  Según la coalición Likud que negociaron con los nazis del partido ultra nacionalista religioso sionista, “los judíos tienen el derecho exclusivo e indiscutible a todas las tierras de Israel”, incluyendo, “Judea y Samaria”, el termino bíblico para Cisjordania (The Times of Israel, (28/12/22). Miembros del gobierno de Netanyahu abiertamente planean anexar el área (NY times, 28/8).

La lucha palestina actual liderada por trabajadores y jóvenes en Cisjordania tiene un largo historial. En Yenín, en 1930s y 40s antes que se partiera Palestina en Israel y Jordán, los trabajadores se rebelaron contra los colonizadores británicos. A. principios del 2000, jóvenes trabajadores de Yenín, la mayoría adolescentes, dirigieron la segunda Intifada, una rebelión contra la ocupación israelita. En 2002, una batalla de diez días – más larga que la guerra israelí contra Egipto, Siria, y Jordán, de 1967, dejo como saldo 23 soldados israelís y 52 obreros y niños entre ellos muertos en Yenín (NY times 28/8).  

La lucha liderada por nuestra clase en Palestina continua hoy en día, e inspira a los trabajadores del mundo. Con horror y rabia somos testigos de las atrocidades de los patrones sionistas, decenas de miles han salido a protestar en solidaridad con nuestras hermanas y hermanos de clase.  El inminente enfrentamiento global imperialista presenta un gran peligro para todos los trabajadores – pero también una gran oportunidad, cuando el horror se convierta en conciencia y la rabia en insurrección, nuestro Partido debe estar preparado, para dirigir a nuestra clase hacia la revolución en medio de la guerra. No importa lo obscuro que el horizonte parezca ser, el futuro brilla rojo para la clase trabajadora internacional.

¡Luchemos por el comunismo!

Por ahora, nosotros debemos luchar contra el genocidio de los trabajadores que viven bajo el apartheid en Palestina. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para crear apoyo internacional para quienes están bajo este mortal ataque en Cisjordania y Gaza.  Harris y Trump representan diferentes campos de capitalistas, y podrán tener sus desacuerdos.  Pero cuando se trata de apoyar a los despreciables patrones israelitas, no hay desacuerdo.  Los trabajadores no podemos quedarnos con la ilusión de un cese al fuego en Palestina, o el mito de “el mal menor” en estas elecciones estadounidenses. Demócratas y Republicanos, en nombre del lucro capitalista, planean masacrar muchos más trabajadores en Cisjordania – y, conforme la guerra se expanda y el fascismo crezca, muchos millones más alrededor del mudo. Mientras Kamala Harris vociferaba en su discurso de aceptación en la convención demócrata, “Yo me asegurare que EE.UU. siempre tenga la más fuerte y letal fuerza luchadora en el mundo”. Debemos creerle ya que es la próxima líder de la nación que creo el holocausto nuclear en Japón y el genocidio en el Sudeste de Asia.

Pero, hay una alternativa a la decadente democracia liberal de los patrones y sus opciones cínicas y letales: Un partido comunista revolucionario.

Debemos organizar a la clase trabajadora no por la construcción de dos estados, o un estado, sino a aplastar todos los estados en nuestra lucha por la revolución comunista internacional.