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México: El imperialismo impulsa las deportaciones racistas

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02 Enero 2025 55 visitas

Las amenazas del recién reelegido presidente estadounidense Donald Trump de imponer tarifas a México y deportar a millones de migrantes reflejan el desarrollo del fascismo abierto en la principal potencia imperialista y la agudización de la rivalidad con China, su principal competidor por el control del mundo. Las consecuencias para la clase obrera mundial y en América Latina en particular son más ataques racistas y trampas nacionalistas para que los trabajadores luchen y mueran por “sus” países de origen. Los trabajadores deben enfrentar estos ataques con la lucha por la solidaridad internacional, la abolición de las fronteras y la revolución comunista liderada por el Partido Laboral Progresista (PLP).

El gobierno mexicano, encabezado por la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, promueve el nacionalismo para enfrentar las amenazas de Trump, hace un llamado a la defensa de la soberanía nacional y ha emprendido una estrategia diplomática y jurídica para defender a los trabajadores migrantes de México que se encuentran en Estados Unidos. Dicen que están preparados para recibir a los trabajadores deportados para ofrecerles alternativas laborales e integrarlos a sus comunidades.

Este esquema pretende que las condiciones que llevaron a los trabajadores a migrar en primer lugar han cambiado, como el desempleo masivo, los empleos precarios y superexplotados y la violencia criminal y sistemática de los cárteles que actúan como grupos paramilitares al servicio del gobierno mexicano.

Los trabajadores no debemos caer en la trampa nacionalista; debemos organizarnos para enfrentar los ataques racistas uniendo nuestras luchas a través de la frontera para apoyar a nuestros hermanos de clase de ambos lados. No podemos esperar que esto suceda espontáneamente: ¡debemos luchar para construir el PLP día y noche como la solución revolucionaria a los fracasos de este sistema de lucro!

El capitalismo racista obliga a los trabajadores a emigrar

El cinismo de los imperialistas estadounidenses no tiene límites. Históricamente y en el presente, Estados Unidos ha utilizado la mano de obra migrante superexplotada para cimentar su desarrollo económico y obtener mayores ganancias, mientras jefes racistas como Trump los pintan falsamente como criminales. Un ejemplo reciente es el caso de la familia Uihlein, segundo mayor financista de la campaña de Trump, que utilizó a trabajadores migrantes en almacenes de su empresa Uline, a sabiendas de que no contaban con documentos que les brindaran protección en torno a las condiciones laborales y salariales en Estados Unidos (La Jornada Veracruz, 23/12). Los ataques racistas de la facción de Trump, que compite con los deportadores en jefe Barack Obama y Joe Biden, sin duda aumentarán la explotación migrante. Pero principalmente, darán un impulso a la disciplina fascista que el imperialismo estadounidense necesita para enfrentar los desafíos de sus rivales y mantener el control de la clase trabajadora.

Además de cínicos, los imperialistas estadounidenses distorsionan la realidad y la historia. Son ellos quienes han provocado la migración de millones de trabajadores en América Latina. Han sembrado el caos durante décadas en toda la región para asegurar el acceso y control de los recursos minerales, petroleros y agrícolas. Para ello utilizan múltiples estrategias, entre ellas la promoción de pandillas y cárteles. Mientras financian a estos gánsteres, dicen estar combatiéndolos, muchas veces desestabilizando gobiernos enteros y, en varios casos, imponiendo sangrientas dictaduras militares.

Los capitalistas estadounidenses han convertido a América Latina en una fuente de materias primas y mano de obra barata para abastecer su imperio impulsado por el lucro. Todas estas acciones en conjunto han creado economías débiles e inestables en la región, incapaces de generar suficientes empleos y condiciones de vida para que los trabajadores sobrevivan. Esta es la razón principal por la que se ven obligados a migrar al norte. Así es como funcionan el capitalismo y el imperialismo, y por qué ninguno de los dos es bueno para la clase trabajadora. Una revolución comunista es necesaria y vital para reconstruir el mundo sobre nuevas bases, libre de explotación y desempleo.

La rivalidad interimperialista se intensifica en peligro para los trabajadores

El capitalismo crea una economía interconectada, por lo que los patrones estadounidenses no pueden aplicar tarifas sin que esto tenga consecuencias negativas para sus propias empresas. Esto es particularmente cierto en el caso de México, su principal socio comercial. El principal objetivo de Estados Unidos es iniciar una guerra comercial con China. El impulso por debilitar a los patrones chinos es la razón por la que muchas de las amenazas de Trump se harán realidad, con consecuencias económicas devastadoras para los trabajadores y aumentando la presión para migrar.

Los patrones locales ciertamente juegan su papel en atacar a los trabajadores y lucrarse de la rivalidad interimperialista. El gobierno liberal de la llamada Cuarta Transformación (4T), del anterior presidente Andrés López Obrador, desplegó a la Guardia Nacional y al ejército para contener y controlar la migración desde la frontera sur del país, un asalto racista. Al mismo tiempo y en la misma región, inició el desarrollo de tres megaproyectos: el Corredor Interoceánico (CI), el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Estos proyectos cuentan con inversión de EU y China, convirtiéndose potencialmente en una zona de conflicto imperialista. También utilizarán mano de obra migrante barata de Sudamérica y el sur de México. Ambas estrategias de la 4T son parte de las cartas que Sheinbaum y Obrador utilizan con EU para controlar la migración a través de México, en la que los trabajadores son solo peones para aumentar las ganancias de los patrones locales e imperialistas.

Construir el PLP para derrocar al capitalismo

Más allá de las horribles deportaciones masivas que destruyen a las familias trabajadoras, la mayor amenaza es el apoyo al fascismo por parte de la clase trabajadora dentro y fuera del imperio estadounidense. El papel de nuestro Partido es clave para unir a la clase trabajadora como una sola en el mundo para enfrentar estos ataques y eventualmente tomar la ofensiva para acabar con el capitalismo a través de la revolución comunista. Los trabajadores en México han demostrado una fuerte voluntad de construir solidaridad con los migrantes. El papel de nuestro Partido debe mantener esa solidaridad y convertirla en conciencia revolucionaria, para evitar que se inunde de racismo por parte de los grupos fascistas que operan en el país y para avanzar en la lucha para derrocar al capitalismo.