Brooklyn, NY, 13 de junio – La lucha no terminó el Primero de Mayo, sino que se intensificó. En la madrugada, un día antes de las manifestaciones nacionales de No Kings, trabajadores escolares, padres, estudiantes y profesores de nuestro campus se reunieron de nuevo, esta vez con cánticos aún más contundentes: “Genocidio significa... ¡tenemos que luchar!”, “¿Cómo se escribe fascista? ¡I! ¡C! ¡E!”, y una consigna más clara: “¡Desde Palestina hasta México y Nueva York, detengan los ataques contra nuestra juventud!”. No eran solo consignas. Eran declaraciones de resistencia, de solidaridad, de la lucha que se avecina.
Mientras los jefes intensifican las redadas de ICE y el estado se vuelve cada día más fascista, nuestra respuesta ha sido clara: no nos quedaremos de brazos cruzados mientras nuestros estudiantes y sus familias son aterrorizados.
Un día de desafío
La manifestación matutina fue solo el comienzo. Esa misma tarde, realizamos una segunda manifestación, esta vez programada para que los estudiantes pudieran ver a sus maestros alzarse, alzar la voz y contraatacar. No fue un gesto simbólico. Queríamos que nuestros estudiantes vieran que la lucha no es teórica. Está en los pasillos, en nuestras aulas y en las escaleras de nuestras escuelas.
Ese mismo día, un grupo estudiantil liderado por un miembro del Partido Laboral Progresista distribuyó cientos de volantes, conectando a los estudiantes con el grupo de solidaridad con los inmigrantes de nuestra escuela. El volante ofrecía ayuda material real y orientación sobre cómo cambiar los registros de inmigración presenciales a virtuales para evitar ser secuestrados por ICE.
Nunca olvidaremos a Dylan López Contreras
Entre las dos manifestaciones, hicimos un llamado a los estudiantes para que escribieran cartas de solidaridad con Dylan López Contreras, el estudiante de preparatoria del Bronx que fue secuestrado violentamente por ICE en una audiencia de rutina a principios de esta primavera. El caso de Dylan no es aislado; es emblemático de la violencia racista que ICE inflige a diario, especialmente contra jóvenes negros, latinos e inmigrantes. Nuestro mensaje es simple: No olvidaremos a Dylan y no nos quedaremos callados mientras ICE desaparezca a más estudiantes.
Al redactar las cartas y organizar el apoyo, nuestros estudiantes demostraron liderazgo, claridad y valentía. Muchos preguntaron cómo podían hacer más. Algunos compartieron sus preocupaciones sobre la situación de sus familias, que antes temían revelar o pedir apoyo. Varias aulas ahora lucen “¡Liberen a Dylan!” en sus pizarras blancas. Así es la educación política de la clase trabajadora: estudiantes que aprenden a actuar juntos, como clase, en solidaridad.
Una lucha en aumento
Este momento histórico forma parte de una ofensiva mayor y coordinada de la clase dominante. Desde Gaza hasta Rikers Island, la clase dominante estadounidense, tanto bajo el liderazgo de demócratas como republicanos, está librando una guerra contra la clase trabajadora, y especialmente contra sus miembros más vulnerables. Las redadas de ICE son solo una parte de una creciente estrategia fascista: sembrar el miedo, dividir a los trabajadores y aplastar la resistencia antes de que crezca.
Pero no está funcionando
Estamos construyendo una nueva normalidad en nuestras escuelas: una donde los maestros contraatacan, los estudiantes lideran y los padres se organizan. Una donde la lucha política forma parte de la jornada escolar. Una donde los muros que nos dividen —entre escuelas, entre personal y estudiantes, entre ciudadanos e inmigrantes— comienzan a caer. Los jefes quieren que tengamos miedo. Quieren que guardemos silencio. Quieren que creamos que estamos solos. No lo estamos.
Hacia un futuro comunista
Somos conscientes de las dificultades del camino que nos espera. El sistema nunca nos protegerá porque nunca fue creado para nosotros. Fue creado para proteger las ganancias, la propiedad y el poder. Nuestra tarea es derribarlo y construir algo nuevo en su lugar: un mundo comunista donde nadie sea “ilegal”, donde no exista el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y donde la clase trabajadora tenga el poder.
La lucha está lejos de terminar. Pero estamos más organizados, más decididos y unidos que nunca. Únete a nosotros. El futuro es nuestro y debemos luchar por él.