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El Hombre de Hierro 2: Construyendo el Apoyo Para el imperialismo de EEUU

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08 Julio 2010 97 visitas

A sólo cinco minutos de la película Iron Man II, Tony Stark declara que su maravilloso traje de acero garantizaba la paz mundial. Esto promueve una de la mentiras más importantes que son la esencia de la ideología capitalista: que la verdadera paz para los trabajadores puede existir junto al afán de lucro. En esta película grotesca, llena de sexismo, que glorifica el poder militar estadounidense y el anticomunismo de la Guerra Fría, este engaño es quizás lo peor. El capitalismo sólo nos ofrece violencia perpetua a los trabajadores del mundo, desde la violencia domestica a la guerra nuclear. Ningún “Hombre de Acero” puede hacer lo que una revolución comunista: tirar el capitalismo al basurero de la historia y traernos una sociedad basada en las necesidades y esperanzas de los trabajadores.

En la primera película, a Stark lo secuestran y lo obligan a construir una súper arma para los terroristas, representados por actores con rasgos árabe (así cumplen la industria del cine su rol como fuente de ideología racista). En vez de construir un arma para sus secuestradores, Stark construye un traje metálico que le permite volar, disparar y en general desarticular a los “malos”.

La segunda película comienza con una escena en la que el gobierno de EEUU demanda que Stark le entregue el traje al ejército. Stark se niega desafiante, alegando su “derecho a la propiedad privada” y declarando que el ha “privatizado la paz mundial”. En esta fantasía Libertaria, Tony Stark, el über-capitalista, cuida de las necesidades de la clase trabajadora (que es la mayor victima de la incesante violencia del capitalismo y que mas se beneficiaria de la verdadera paz). El estado, en vez de presentarse como un instrumento de la clase capitalista, aquí es una burocracia torpe separada de la clase capitalista.

A través de un montaje que muestra la tapa de revistas y un discurso de auto celebración del mismo Stark descubrimos que la invención del traje del Hombre de Acero ha producido cinco años de “paz y prosperidad”. Stark revela la naturaleza de esta “paz” cuando se declara a si mismo un “freno nuclear” moderno, clara referencia a la “paz” de la época de la Guerra Fría.

Los EEUU todavía aparecen como un poder imperialista y la gente como Tony Stark viven en la opulencia completa, lo que indicaría que muchos todavía viven en una extrema pobreza. Queda claro que el Hombre de Acero no es un arma de liberación si no un arma de intimidación. El Hombre de Acero no ha creado la paz mundial sino la dominación del imperialismo estadounidense. Al final de la película es evidente que este mal llamado héroe de “libre mercado” está al servicio del aparato bélico estadounidense: Tony Stark pelea junto a su amigo y coronel del ejército de EEUU, James Rhodes. Las Industrias Stark pueden ser las empresas de moda, pero igual necesitan que el poder del ejercito de EEUU les de acceso a los mercados. (Reemplace a las Industria Stark por la ExxonMobil y esta sería una película sobre la invasión de Irak).

Igual que el súperman americano esta película nos dá el típico villano ruso, Ivan Vanko o “Whiplash”. El padre de Vanko fue un científico ruso que trabajó con el padre de Stark, pero a quien Stark, el padre, deportó a Rusia porque Vanko era demasiado ambicioso (lo que es ridículo cuando sale de un contratista del Pentágono). Vanko es un físico (con membresía en un gimnasio también) incapaz de comprender los avances tecnológicos de Stark. El sólo puede imitar esos avances, pero no inventar los suyos, representando así el estereotipo del mecanizado científico ruso que no comprende la “libertad” del capitalismo estadounidense. Por supuesto, para creer en este mito hay que olvidarse que en muchos campos científicos la Unión Soviética estaba mas avanzada que la “liberada” EEUU. El fantasma del comunismo todavía espanta a los patrones y su industria cinematográfica.

El Hombre de Acero II con seguridad va a ser una de las grandes películas del año (en sus dos primeros días recaudo $327 millones mundialmente). Y no es difícil entenderlo, los buenos actores se desempeñan bien y los mejores efectos especiales destacan un guión lleno de acción. Pero cada aspecto de los medios de comunicación capitalistas están diseñados para reforzar las ideas capitalistas y debemos ser críticos de estas lecciones subyacentes. El Hombre de Acero II, en el fondo, es una celebración del individualismo capitalista y del nacionalismo estadounidense, envuelto simplemente en una cáscara brillante y glamorosa.