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Japón Antes del Terremoto/Tsunami: La Crisis de los Jefes Capitalistas Han Crearon Un “Terremoto” en los Hombros de los Trabajadores

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17 Marzo 2011 97 visitas

La crisis capitalista que golpeó a Japón a principios de 1990 aumentó considerablemente el desempleo y la cantidad de trabajadores sin hogar, forzándolos a los “hoteles capsulas”.  La creciente crisis financiera ha empeorado la situación, elevando el desempleo al 25% pero a la vez aumentando la lucha de trabajadores, estudiantes y maestros.  En un país que antes se jactaba de ser fortaleza de igualdad económica, ahora más de un tercio de los trabajadores japoneses son empleados temporalmente con contratos “flexibles”.  Más de 200,000 han sido despedidos desde Octubre del 2008.
Trabajadores inmigrantes de Asia, China y América Latina trabajan en fábricas súper explotadoras que serían empleos de trabajadores japoneses sindicalizados con sueldos “vivibles”.  El ala derechista fascista utiliza esto para aumentar los ataques racistas hacia los trabajadores inmigrantes. 
Empleo “condicionado” es una realidad para los trabajadores jóvenes.  Los caros arriendos  y los periodos de desempleo dejan a los trabajadores sin hogar.  Algunos sobreviven durmiendo en los café internet, pagando una fracción de lo que pagarían en un apartamento de un cuarto. 
Aquellos aun más pobres, sin hogar y sin trabajo, apenas pueden existir en las “ciudades de cartón” de la mayoría de las grandes ciudades y a menudo son victimas de despiadados ataques de la policía.  El fenómeno “Karoshi”, o muerte por agotamiento por el trabajo está en aumento en las gigantes capitalistas como Hitachi.  Muchos trabajadores deben trabajar 80 horas por semana para mantener sus empleos. 
El recién electo gobierno liberal de Yukio Hatoyama del Partido Demócrata de Japón (PDJ), ha prometido “resolver” la crisis luchando contra la corrupción y reorganizando la posición geopolítica de Japón, en relación con China y EEUU.  Hatoyama ha prometido terminar con la recesión y crear políticas reformistas que beneficiarían las necesidades del público y no los intereses corporativos, y re-definir la relación entre Japón y lo que Hatoyama llama “globalización dirigida por Estados Unidos”.
Está claro que Hatoyama, quien viene de una de las familias más ricas de Japón, apodados los “Kennedy japoneses”, utiliza la retorica de cambio para ocultar que la clase dominante quiere disciplinar a los capitalistas disidentes para que la acumulación de ganancias no decline.  Aunque Japón no es un poder militar, su capital financiero es central en la rivalidad inter imperialista entre EEUU y China dentro del avance tecnológico y re inversión de capital. 
Recientes artículos del NY Times y Asian Times en internet revelan la aparente alineación de Japón con China.  El gobierno de Hatoyama también insiste que EEUU saque su base militar de Okinawa.  El deseo de Hatoyama de permanecer neutral dentro de la competencia inter imperialista no funciona y probablemente llevara a Japón a alinearse económica y militarmente con EEUU o China, empujando a los jóvenes trabajadores atrapados en medio de la lucha por el control económico global.
Los obreros contrarestan
Mientras la clase dominante japonesa destruye el país los trabajadores y estudiantes han estado activos también.  A principios del 2000, sindicatos militantes, como el ferrocarrilero que tiene mas 200,000 miembros han dirigido manifestaciones contra la privatización del ferrocarril.  
Las bases, algunos relacionados a la reformista Liga Revolucionaria “Comunista” japonesa que se formó en la década de 1960, también han dirigido huelgas contra las guerras en Irak y Afganistán.  Ellos han criticado específicamente a Japón por abastecer de petróleo a los barcos de guerra de EEUU anclados en el Océano Indico en camino a la confrontación inter imperialista en Afganistán. 
Los maestros en Tokio han resistido la re- militarización de Japón que empezó después del 9/11, enfrentándose con el alcalde abiertamente racista y sexista Ishihara Shintaro quien controla la Secretaría de Educación con mano de hierro.  Estos maestros también se unieron a manifestaciones contra la intervención japonesa en Afganistán y fueron parte importante deteniendo el ultra-nacionalismo que emergía en el periodo después del 9/11. 
Estudiantes de la universidad de Keio han construido algunas de las organizaciones  militantes de 1960 que llevaron a las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en 1968 y han protestado contra las políticas discriminatorias en las universidades. 
Sin embargo, sin liderato comunista, muchos jóvenes trabajadores se han acercado al partido “comunista” japonés (PCJ) quien ha aumentado 14,000 miembros mas a sus filas desde el 2008; una cuarta parte de los miembros son menores de 18 años.   Esta generación creció sin la experiencia de la relativa estabilidad que existía en Japón después de la guerra y ha sufrido las malas condiciones, lo cual les hace cuestionar su relación con el sistema de ganancias, explotación y esclavitud asalariada.
El incremento de los manifestaciones callejeras dirigidos por trabajadores ha impulsado una creciente simpatía comunista, beneficiando al PCJ que trata de reconstruir su base en los círculos políticos mayoritarios.  El PCJ dice tener más de 400,000 miembros en 25,000 redes, convirtiéndolo en uno de los más grandes partidos “comunistas” de los países industrializados.  Aunque esta tendencia parece ser un cambio izquierdista en los jóvenes japoneses, el resurgimiento del PCJ no ofrece ningún cambio revolucionario.  Lo que promete es soluciones “pragmáticas” presente crisis y una ´´transición pasiva´´ al socialismo sin destruir el capitalismo.  Se está tratando de establecer una base de trabajadores y estudiantes en Japón que ignoren la falsa esperanza de Hatoyama y el reformismo del PCJ, para convertir las recientes luchas en escuelas por la revolución comunista. Esto es lo que el Partido Laboral Progresista está creando. ¡Únete a nosotros!