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‘El Caballero De La Noche Asciende’ BATMAN ESCUPE ANTI-COMUNISMO PARA SALVAR EL CAPITALISMO

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16 Agosto 2012 64 visitas

Tres mil policías marchan como tropas de asalto nazis en el centro de metrópolis para enfrentarse a cientos de rebeldes en las escalinatas de la alcaldía. ¿No parece la respuesta de la policía de Nueva York a las protestas de la Ocupación de Wall Street, o de la policía de Anaheim a la cólera contra su más reciente asesinato racista? Más bien es la última película de la trilogía de Batman, Dark Knight Rises.  En esta película, el Caballero debe confrontar el desafío de grandes amenazas al sistema capitalista, así que Batman se pone al frente de cientos de policías de Gótica para luchar contra los rebeldes armados que han ocupado la ciudad.
Mientras que los villanos anteriores, como el Guasón, querían quemar el mundo sólo por diversión, el nuevo enemigo de Batman, Bane, quiere destruir Gótica debido a su ideología política. Según Bane, los ricos decadentes, la policía corrupta y los políticos han arruinado la ciudad y lo único que queda es volarla en pedazos y empezar de nuevo. De hecho, Dark Knight no esconde que una sociedad gobernada por los ricos es desagradable; llena de pobreza y crimen y de las rivalidades mezquinas de los aristócratas modernos en sus esfuerzos arribistas. Cuando Bruce Wayne baila con la Gatubela, una ladrona de la Ciudad Vieja, en un baile de la alta sociedad, ella lo amenaza diciéndole que “se avecina una tormenta” y preguntándole como los ricos pudieron “pensar que podían vivir tan bien dejándole tan poco al resto”.
El director Christopher Nolan deja en claro que esta situación, en la que los ricos acaparan todo y no les dejan nada a los trabajadores, es preferible a la posibilidad que los trabajadores tomen el poder. En vez de presentarlo como un héroe revolucionario en potencia, un líder de un comité del partido, que organiza a los trabajadores de Gótica, el Bane de Nolan combina el terrorismo estilo Al-Queda con el lenguaje revolucionario de la Revolución Cultural China. El igualar falsamente al comunismo con el terrorismo parece ser una manifestación esencial del anti-comunismo en el siglo XXI.
Después de conseguir un arma nuclear y atrapar a miles de policías de Gótica en los subterráneos, Bane implementa su plan: Los ricos “inocentes” y viejos pierden sus casas y terminan en la calle. Los “juzgados populares”, bajo las ordenes de un desquiciado sicótico, condena a los capitalistas “buenos” y “malos” por igual, a quienes se les ejecuta sumariamente. Libera a todos los presos de Gótica, encarcelados bajo el Acta Dent, una legislación parecida a la racista Stop-and-Frisk (Detener y Catear) de Nueva York – una legislación que en el 2011 justificó el hostigamiento policial de un millón de trabajadores, en su mayoría afro-americano y Latinos. Mientras que los trabajadores se esconden en sus casas, el terror que Bane y su ejército de ex presidiarios descargan se presenta como el resultado natural de la revolución. Esta película transforma a la policía fascista de Gotica en “luchadores por la libertad” que se organizan en la clandestinidad para luchar contra el terror “revolucionario” de Bane.
La “revolución popular” de Bane, sin embargo, no tiene nada que ver con la clase trabajadora de Gotica y se nutre de una larga historia de propaganda anti comunista. La versión de los “juzgados populares” de esta película pervierte burdamente la verdadera historia de los juicios públicos como los que se dieron en el campo en la China revolucionaria, donde los terratenientes tuvieron que responder por sus crímenes en contra del campesinado. Y la vertical y jerárquica “revolución” de Bane juega con la vieja mentira anti-comunista que la gente acepta la revolución a la fuerza y que ésta siempre lleva a la corrupción, a la dictadura del más fuerte, y a la anarquía. La verdadera historia, que millones de revolucionarios rusos y chinos se comprometieron a luchar por la revolución comunista, desaparece detrás de la caricatura de Bane.
El mensaje general de esta película está bien claro: la alternativa revolucionaria al capitalismo es peor que el sistema actual. Según esta película, los trabajadores son en esencia irrelevantes e impotentes. Son seguidores pasivos ya sea de un desquiciado o de los patrones. Los playboys millonarios, la policía y un fascista “con capa” son los verdaderos héroes que van a salvar nuestra ciudad del terror “revolucionario”.
Para los patrones es esencial mantener viva esta mentira. De la misma manera que Gotica es en realidad una dictadura de los patrones como Bruce Wayne, regida por leyes fascistas como el Acta Dent, el capitalismo del mundo real es una dictadura de los ricos que siguen creando el caos y el terror racista para los trabajadores del mundo – con la epidemia de cólera en Haití, las continuas guerras imperialistas en Irak, Afganistán y Pakistán, y la ola de asesinatos que comete la policía contra los trabajadores en todo el país.
Al final, Batman los salva, rescatando Gotica de una explosión nuclear. Como consecuencia Gótica se queda con la creencia que Batman se sacrificó. Mientras las masas celebran, la idea de “esperanza”, que al principio de la película Bane había dicho que sólo era una fachada para controlar a la gente, queda restablecida.
Al acercarse las elecciones presidenciales del 2012, los patrones de EEUU anhelan restablecer la “esperanza” en el capitalismo a pesar de las continuas guerras, desempleo racista y crisis económica. Pero mientras empeora la crisis, los trabajadores no podemos darnos el lujo de esperar con la “esperanza” que alguno de los políticos nos va a salvar. Como Batman, Romney y Obama están al servicio de la clase dominante capitalista. No importa que candidato gane, la clase trabajadora pierde.
El problema con esta serie de películas no es simplemente su contenido político, sino también el nivel de talento con que fueron hechas. La película es atractiva y altamente entretenida. Los trabajadores vitorean a Batman cuando manda a los pobres de vuelta al infierno donde pertenecen mientras que Nolan les pide que racionalicen cosas como los programas de vigilancia masiva, la expansión de poderes policiales, y la violencia de los vigilantes a nombre de la clase capitalista. Batman es una fantasía capitalista, pero es una fantasía dispuesta a entrar en lo áspero de la vida real, y se convierte en una poderosa metáfora de la era moderna. No se puede descontar simplemente como cualquier otra fantasía del cine que trata de otro “salvador rico” tal como el Hombre de Hierro; sombrío e intranquilo Batman parece real (después de todo, lo que diferencia a Batman de otros súper héroes es que él es “sólo un hombre” sin ningún súper poder.)
Y en última instancia esta dramatización de la fantasía capitalista amenaza con convertirse en real en la medida que la clase trabajadora absorbe estas políticas de clase sin ninguna política comunista que las contrarreste. Nuestra función es contrarrestar esta visión fascista con la lucha por las políticas de la clase trabajadora y el poder. Nuestros amigos y familiares van a ver esta película; es nuestra obligación desenmascarar su prejuicio de clase y presentar una solución real con la revolución comunista.