Information
Imprimir

Rivalidad Imperialista por Recursos Declinantes Dirigiéndose a la Guerra

Information
04 Octubre 2012 52 visitas

El libro más reciente de Michael Klare, La Carrera Por Lo Que Queda, analiza la inversión y la intensa competencia para encontrar y explotar la disminuida oferta mundial de petróleo, gas, minerales, metales y elementos escasos en la tierra. Así como el apetito internacional por los combustibles y los materiales necesarios para el desarrollo tecnológico se está delimitando, los suministros fácilmente recuperables están siendo rápidamente agotados.
Se estima que el 22% del petróleo y  gas que queda en la tierra todavía no descubierto se encuentra en el Círculo Polar Ártico, el cual representa el 13% del petróleo total  y el 30% del gas. Cinco países tienen derechos sobre la tierra y mar de esa zona geográfica: Rusia, Canadá, EEUU, Noruega, Dinamarca y Groenlandia (que depende de Dinamarca) Debido a que antiguamente se creyó que esta área no era muy valiosa, las líneas fronterizas internacionales nunca fueron trazadas con precisión.
De hecho, cuando los rusos plantaron su bandera bajo el Polo Norte en 2007, no fue tanto un acto de orgullo nacional sino un intento de afirmar que la plataforma continental que se extiende al norte de Rusia pertenece a ellos. Todas las empresas de petróleo, Shell, BP, Exon, Conoco Phillips, Imperial petróleo de Canadá y las empresas estatales rusas están invirtiendo miles de millones para realizar exploraciones petrolíferas en la región.
Los recursos militares de todos los países involucrados se ha incrementado, y los conflictos por las líneas limítrofes se intensifican. Los obstáculos, en términos de tormentas violentas y frías, e icebergs, son enormes. Las condiciones extremas también hacen que sea imposible realizar rescates rápidos y detener  fugas en los sitios de derrame. Irónicamente, el calentamiento global ampliará el tiempo de perforación hasta dos meses cada año para que el desarrollo del ártico se facilite.
Otros nuevos yacimientos de gas y petróleo se encuentran en aguas no-costeras muy profundas, donde las técnicas de perforación aún no han demostrado ser factibles o seguras. Cien mil millones de barriles de petróleo se cree que se encuentran a 1.5 millas (2.41402 kilometros) debajo del agua y a 2.5 millas (4.02336 kilometros) debajo de sal alejados de las costas de Brasil. Otros yacimientos de petróleo en aguas muy profundas existen fuera de la costa atlántica al norte de Canadá, en medio del Golfo de México, frente a las costas de Venezuela, en el oeste de África y en el Mar del Sur de China. Este último es disputado por China, Japón, Taiwán, Malasia, Filipinas y Vietnam y es una fuente creciente de conflictos.
Por último, el petróleo se está buscando en sitios “no convencionales”, enterrado en arenas de alquitrán, pizarra, o en un estado “extra pesado”. En arenas de alquitrán canadienses se estima que se encuentran 170 mil billones de barriles de petróleo, pero es grueso y está congelado. Su recuperación requiere de minería a cielo abierto, que no sólo destruye la tierra, también contamina las corrientes de agua. Puede ser recuperado mediante la inyección de grandes cantidades de vapor, pero esto utiliza grandes cantidades de agua calentada con gas natural, lo que provoca una gran liberación de dióxido de carbono de efecto invernadero. El porcentaje de petróleo no convencional está previsto que aumente de un 3 por ciento en 2009 a 9 por ciento en 2035.
La mayoría de las minas del mundo para la extracción de elementos importantes como cobre, estaño, titanio, bauxita fechadas a partir de la Segunda Guerra Mundial están en declive. Nuevas reservas se encuentran en el Ártico y en áreas políticamente inestables de África y Asia. Afganistán puede contener algunos de los recursos más grandes de minerales en el mundo. Los depósitos más grandes de uranio se encuentran en Níger. Rusia y China se disputan grandes yacimientos en Mongolia [de uranio implica el escrito] Tanto gobiernos de países desarrollados y empresas mineras están buscando controlar estas nuevas minas en zonas inestables.
Diecisiete elementos poco comunes, como el litio, son necesarios para las nuevas tecnologías “verdes”, como baterías de automóviles eléctricos, porque son ligeros, magnéticos y fuertes. Irónicamente, su obtención es cada vez más difícil porque consume mucha energía. De hecho, China se había permitido monopolizar su producción, ya que casi no se preocupa por la contaminación del medio ambiente o la protección del trabajador, pero Occidente es ahora reacio a permitir que esto continúe. Utah y Australia probablemente se convertirán en los sitios de las nuevas minas, a un alto costo monetario y ambiental.
Además de tratar de garantizar su acceso al petróleo y los minerales, las naciones ricas también están explotando a los pobres para garantizarse alimentos. Arabia Saudita ha adquirido 750.000 hectáreas en Etiopía, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) controla 700.000 hectáreas de tierras agrícolas en Sudán y Corea del Sur ha alquilado 1.7 millones de acres, [no menciona donde] India y China están comprando grandes parcelas de tierra en varios países africanos.
No sólo se busca tierra cultivable para alimentar a las poblaciones de estos países, se está promoviendo como una buena inversión para los individuos ricos y las corporaciones. Aproximadamente 2/3 de la tierra que se está comprando para alimentos está en el África subsahariana, y un informe del Banco Mundial del 2010 concluyó que la mayoría de estos proyectos dejan a la población local en peor situación que antes.
Por último, Klare analiza las consecuencias de esta competencia por los recursos. Entre las empresas petroleras y mineras, sólo sobrevivirán las más grandes debido a los altos costos de exploración y explotación. Operaciones controladas por gobiernos serán cada vez más importantes, especialmente en Rusia y China. Los recursos militares se utilizarán para proteger y asegurar otros recursos, como la presencia de tropas estadounidenses en Nigeria, Golfo Pérsico y el sudeste asiático, las fuerzas chinas en Sudán y Zimbabwe, y las tropas rusas en Asia central.
Aunque Klare entiende que la competencia por los recursos ha provocado guerras durante siglos y que se vislumbran conflictos aún mayores, mantiene la esperanza de que la humanidad pueda evitar la catástrofe, compitiendo para adaptarse a la escasez en lugar de competir para comerse el pastel. Él espera que el agotamiento de los recursos no renovables impulsará un enfoque en las nuevas tecnologías y a la eficiencia de los gobiernos y las empresas privadas.
Lo que nosotros sabemos como analistas marxista de la historia, es que la competencia capitalista exige ganancias a corto plazo mediante inversiones y guerra. Como hacen todos los críticos sociales liberales, Klare espera que el sentido común y la decencia van a cambiar las leyes económicas que impulsan las acciones de la clase capitalista dominante. Debe mantener la esperanza porque no puede concebir un movimiento masivo de trabajadores construyendo un mundo mejor.
Espera que la magnitud del problema de recursos obligue a la clase dominante a prescindir de las leyes de la competencia capitalista y la explotación. Aunque algunos esfuerzos insignificantes puedan hacerse para desarrollar tecnología verde, ningún país capitalista renunciará a su necesidad inmediata de producir y vender más que sus rivales y controlar las fuentes de materias primas y mercados.    
Más aun, la clase capitalista está más que dispuesta a sacrificar la vida de millones de trabajadores, incluso a sus propios ciudadanos, con el fin de mantener la superioridad económica y militar. Sólo una sociedad comunista internacional, una sociedad igualitaria basada en la maximización de la calidad de vida de los trabajadores, hará posible la planificación a largo plazo para la adaptación a la disminución de los recursos y el desarrollo de nuevos modos de producción.
Para crear una sociedad comunista debemos construir un movimiento masivo internacional para destruir a los gobernantes capitalistas que, si se les permite sobrevivir, nos llevarán a todos a una debacle de muerte y destrucción. Sea parte de este movimiento uniéndose y construyendo el Partido Laboral Progresista en todo el mundo