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Como Los Comunistas Movieron Las Masas Para Controlar Inundaciones

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29 Noviembre 2012 71 visitas

A raíz del huracán Sandy, la cobertura de la prensa patronal destacó la indefensión humana frente a la destrucción de la naturaleza. Bajo el capitalismo, estamos constantemente bombardeados con la idea de que la gente vela por sí mismos, y nunca pueden realmente trabajar por un objetivo común sin un incentivo de dinero.
Sin embargo, las experiencias de los propios trabajadores muestran que estas historias contadas por los portavoces capitalistas son mentiras. Militantes y amigos del PLP se ofrecieron en los esfuerzos de socorro en Nueva York y Nueva Jersey. Hemos escuchado y presenciado historias de heroísmo para salvar vidas durante la tormenta y el esfuerzo de miles de voluntarios que ofrecieron necesidades básicas a sus hermanos y hermanas de clase en desgracia.
La historia también muestra que los trabajadores y campesinos en sociedades dirigidas por comunistas han mostrado el deseo humano de trabajar para la colectiva sin recompensa material a cambio. La revolución liderada por comunistas en China en 1949 llevó a obreros y campesinos al poder. La producción y el trabajo se organizaron sobre la base de planes quinquenales.
Estos planes fueron discutidos en todo el país y decididos con anticipación. En el norte de China, cerca de la capital Pekín, un área había experimentado lluvias anuales que inundaban las tierras de cultivo debido a que las montañas de la zona eran bastante áridas, sin vegetación que evitara que el agua corriera cuesta abajo. Para detener este daño anual a la tierra de cultivo, la región fue programada para la construcción de un dique-presa durante el Tercer Plan Quinquenal entre 1963-1967.
Los campesinos de la zona decidieron por sí mismos que no había necesidad de esperar. En 1957 hicieron un llamado al Partido Comunista y a otras organizaciones en Pekín. 120.000 trabajadores voluntarios respondieron. Todos trabajaron de forma gratuita. Cada fábrica y oficina envió no más del 10% de sus trabajadores para contribuir al trabajo colectivo. El 90% que se quedó trabajó un poco más para compensar la pérdida de mano de obra, mientras que el 10% que se sumó al esfuerzo tenía sus necesidades básicas cubiertas.
Estas son las palabras de un residente norteamericano que formó parte del proyecto:
De todos los factores que hicieron que el proyecto fuera un éxito, sin duda, el más vital fue el entusiasmo de los voluntarios. Pasé una temporada con algunas personas de mi oficina y fue una experiencia asombrosa. Hombres y mujeres que normalmente no hacían nada más vigoroso que teclear una máquina de escribir o tomar la mitad de un turno en una silla giratoria, de repente palearon tierra y grava, cargaron cestas colgadas de los hombros, de día y de noche, con lluvia o sol…Nuestra cocina y alimentación consistía en atole, trozos de verduras en vinagre, y pan grueso de maíz, pero lo devorábamos como si fueran manjares.
Dormíamos ocho en una tienda de campaña, sobre ramas de pino, pero nuestro sueño era profundo y sin sueños. Escuché a muchos trabajadores de cuello blanco decir que nunca se habían dado cuenta de lo dificultoso y satisfactorio que era el trabajo ... En menos de cinco meses, la presa fue terminada. Cincuenta mil hectáreas de tierras que antes fueron azotadas constantemente por las inundaciones ahora se encontraban bajo riego controlado ...
Los soldados también se ofrecieron a ayudar, sin compensación adicional. Con el fin de apoyar a los trabajadores que participaban en el proyecto, cantantes de opera, actores y actrices en Pekín tomaron el lugar dejado por los trabajadores. La audacia del plan hizo que concluyera antes de lo previsto y encendió la imaginación del público “(Beijing Review, 1958, Número 1 (http://www.sinoperi.com/beijingreview/Articles-Details.aspx?id=5&lang=EN).
 
Dado que el cambio climático afectará cada vez más a nuestros compañeros trabajadores en todo el mundo, será cada vez más importante para el PLP y sus partidarios tomar inspiración y enseñanzas de estos eventos históricos.
Los capitalistas no tienen un plan para proteger a los trabajadores de los estragos del medio ambiente que ellos han provocado con su sed insaciable de ganancias. Nuestro trabajo consiste en ser parte de las expresiones inevitables de solidaridad humana, para combatir a los patrones y satisfacer las necesidades de los afectados, y para convencer a muchos de los voluntarios, así como a las víctimas de desastres “naturales” de que la revolución comunista es la única que puede poner fin a estos flagelos.
Las semillas para la lucha por construir un mundo sin ganancias que restablezca la armonía con la naturaleza están contenidas en las acciones valientes y desinteresadas de los trabajadores que hoy respondieron ante la destrucción del Huracán Sandy.