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Guerreristas de EEUU Topan con Barricada Desde Alemania a Japón

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14 Noviembre 2013 44 visitas

Los capitalistas de EEUU tienen en sus manos una crisis creciente.  Mientras se preparan para un conflicto global más amplio con sus rivales imperialistas, crear una coalición se convierte en un problema.  Ese proceso tendrá impredecibles intercambios.  Lo que sí está claro, es que EEUU está en una sostenida caída económica y les es cada vez más difícil pagar por su maquinaria de guerra.  
De las naciones con las que Washington cuenta como bases estratégicas de su operación, fuente de tropas y apoyo financiero, dos ya se están resistiendo.  La indignación publica de los gobernantes de Alemania contra el espionaje telefónico, por parte de EEUU, refleja su renuencia de apoyo a EEUU sea militar o económicamente. Algunos importantes capitalistas japoneses aún no están listos para abandonar sus edictos pacifistas (forzados en la constitución japonesa por EEUU) adoptados después de  Segunda Guerra Mundial que los ha ayudado a enriquecerse.  La prohibición de un ejército le quito un gran peso a las ganancias de las corporaciones japonesas.  
Sin embargo, esos edictos podrían cambiar.  El capitalismo es la dictadura de la clase dominante.  Los capitalistas usan el gobierno para mantener su sistema de ganancias.  Usan la guerra para resolver su competencia con otros capitalistas.  El único interés de los patrones con la clase trabajadora es la explotación de la mano de obra y usar a los hijos e hijas de trabajadores para que luchen y mueran en sus guerras inter-imperialistas.  Los gobernantes alteraran o anularan cualquier ley que limite su capacidad de llegar a sus metas de ganancias.  
Nosotros, la clase trabajadora internacional, necesita acabar esta dictadura patronal. Necesitamos establecer una dictadura de los trabajadores que represente nuestros intereses de clase y elimine el sistema de ganancias y todos sus males: desempleo, racismo, sexismo pobreza y guerra.
Patrones Alemanes No Cederán a las Demandas de EEUU
El 4 de noviembre, Paul Krugman, un economista liberal del New York Times, escribió: “Oficiales alemanes están furiosos con américa, y no solo por el asunto sobre el celular de Angela Merkel.  Lo que ha surgido ahora es…un reporte de Hacienda de EEUU.  [el cual] Argumenta que el gran excedente alemán actual --- una medida extensa del balance comercial – es dañino, creando ‘una gran preferencia deflacionaria para el área euro, al igual que para la economía mundial.’” Krugman siguió con un ataque al implacable empobrecimiento por parte de Alemania a los aliados de EEUU en la eurozona, como Italia, Grecia, España, y Portugal.
Un día después, el Times expuso la raíz de la ruptura Obama-Merkel.  Para los gobernantes de EEUU, Berlín está reteniendo su capacidad militar del el imperialismo estadounidense. Como se quejaba Jochen Bittner, editor del pro-EEUU Die Zeit, en un artículo de opinión:
Alemania es un súper poder sin rival en Europa, es la economía más grande y su fuerza política más poderosa.  Sin embargo, su respuesta a la reciente crisis global, y la actitud general de sus líderes y ciudadanos, al parecer indican que nada convencerá al gobierno alemán de considerar la intervención militar.  
Esta actitud fue aparente en la abrumadora oposición de la población alemana a la invasión de Irak por EEUU.  Pero, los capitalistas se preocupan más sobre la contribución de la nación a futuras crisis globales.  Alemania gasta solo 1.4% de su producto interno bruto (PIB) en su ejército.  EEUU sobrepasa al mundo al designar 4.8% a su maquinaria de guerra.  El resurgente rival, Rusia, le sigue muy de cerca con 4.4%.  China invierte 2% de su PIB en sus fuerzas armadas, pero esa cantidad minimiza el verdadero alcance de sus preparaciones de guerra:
“El presupuesto del ejército chino, visto con la tasa oficial de intercambio, es una séptima parte de lo que gasta Estados Unidos.  Pero si lo vemos en una más apropiada base de paridad de poder adquisitivo PPA, los gastos del ejército chino son aproximadamente $500 mil millones, unas dos terceras partes de lo que gasta Estados Unidos” (Global Security).
EEUU Quiere a Japón En Pie            de Guerra
Mientras tanto, Obama trata desesperadamente de que Japón, la tercera economía del mundo –aumente su mísero 1% para su ejército revirtiendo el Articulo pacifista 9 de su constitución, dice: “Los japoneses renuncian, para siempre, a la guerra como un derecho soberano de la nación y la amenaza del uso de la fuerza como medio de resolver disputas internacionales.  Para poder lograr el propósito del párrafo anterior, las fuerzas terrestres, marítimas, aéreas, o cualquier otra con capacidad de guerra, jamás serán mantenidas.”
Este edicto fue impuesto en 1947 para prevenir una repetición de la guerra asiática masiva emprendida por Japón antes de la Segunda Guerra Mundial, la cual amenazo la supremacía de EEUU en el Pacifico.  Pero hoy,  los capitalistas de EEUU tienen otras preocupaciones más apremiantes con un emergente súper-poder llamado China.  El Presidente Barack Obama y los patrones a quienes representa, se inclinan hacia Asia para enfrentar esta amenaza.  Al mismo tiempo, Japón está envuelto en una lucha con China sobre los recursos energéticos recientemente descubiertos en los mares que están justo entre ambos.   
Bajo circunstancias como estas, los patrones simplemente cambian las reglas.  Ann Wright, anterior oficial del Ejército de EEUU y diplomática, escribe en Global Research (8/11/13):
El 3 de octubre del 2013, Estados Unidos y Japón presentaron una  “Declaración Conjunta del Comité Consultivo de Seguridad: Hacia una Más Robusta Alianza y Grandes Responsabilidades Compartidas.”  En ese documento, Estados Unidos, “acoge” la “re-valorización de la base legal de su seguridad incluyendo el problema del ejercicio de su derecho a la auto-defensa colectiva…” por parte del gobierno de Abe [Primer Ministro Japonés].
En otras palabras, buscan maneras de eliminar el Artículo 9 y permitir la participación de Japón en guerras de agresión.  Como beneficio adicional para los gobernantes de EEUU, Japón seria forzado a pagar parte del presupuesto del ejército estadounidense en Japón y Okinawa.
Pero los grandes capitalistas japoneses se oponen a la arremetida del Primer Ministro Shinzo Abe por un “pacifismo proactivo,” su eufemismo para la militarización.  Un editorial de noviembre 8 en el Japan Times advierte:
A través del ejercito de la auto-defensa colectiva “el pacifismo proactivo” podría eventualmente llevarnos al despliegue de Fuerzas de Auto-Defensa en el extranjero en misiones armadas militares.  En corto, si es implementada la política del Sr. Abe de “pacifismo proactivo” destruiría el principio de renunciar a la guerra de la Constitución y la tradicional postura japonesa de “defensa solo en defensa.” [Las fuerzas militares pueden ser usadas solo internamente o si Japón es atacado].  Por lo tanto la ofensiva de un “pacifismo proactivo” del primer ministro deber ser frenada.  
Nifco, Inc., es dueño del Japan Times, el más grande proveedor de partes de plástico para la industria automotriz japonesa en el mundo.  Las ganancias de la compañía son mucho más altas porque no hay impuestos para financiar un aparato militar de primera categoría.
¿Contraproducentes las Políticas de EEUU Después de la Segunda Guerra Mundial?
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, los triunfantes gobernantes de EEUU condujeron juicios de guerra, altamente publicados, en Núremberg y Tokio.  Después restituyeron al poder militar y económico a sus antiguos enemigos.  “Re-nazificaron” Alemania para contrarrestar los movimientos pro clase trabajadora soviético y chino de la postguerra.  Pero EEUU rehusó reinstaurar el poder militar a quienes había derrotado.
Organizadores de EEUU como John J. McCloy, presidente del Chase Manhattan Bank de Rockefeller y su Concilio de Relaciones Exteriores, fue instalado como un Alto Comisionado de Alemania, esencialmente su jefe y amo.   Para entonces los capitalistas de EEUU eran dueños de la mitad de la manufactura mundial.   Creían poder mantener control militar sobre Alemania y Japón sin ayuda.  Y lo hicieron por décadas, con cientos de miles de soldados estacionados en ambos países, aun durante la Guerra de Vietnam.
Pero, con sus intereses vitales amenazados en el Medio Oriente y en todos lados,  los enormes gastos militares de los imperialistas de EEUU están estresando su capacidad.  Necesitan que sus protegidos ayuden como protectores armados de su imperio global.  Los principales rivales de EEUU son China y Rusia, dos antiguos estados obreros que son ahora capitalistas.  Al usar sus gobiernos para directamente explotar a su clase trabajadora, estos rivales amenazan el dominio mundial de EEUU.  
Rebeliones son buenas, la revolución comunista es crucial
Lo que todas las clases dominantes temen, es la reacción de los trabajadores a sus planes asesinos.  Las masas en la Unión Europea se rebelan contra la austeridad impuesta por los patrones alemanes.  Sufriendo el peor desempleo desde la Gran Depresión, manifestantes se toman las calles en Grecia, España, Italia y Portugal.  Luchan contra los recortes de pensión y despidos de los patrones franceses y el resurgimiento de nuevos nazis en Alemania y Grecia.  
En China cientos de rebeliones ocurren oponiéndose a la extracción de cientos de millones de campesinos de sus tierras hacia los talleres de explotación urbanos de $2 al día.  Decenas de miles se han manifestado y luchado contra la policía en Brasil, protestando los extravagantes gastos de la Copa Mundial y las Olimpiadas mientras que los salarios se recortan, se aumentan los pasajes y los precios de los alimentos.  ¿Quién puede predecir cuando los trabajadores de EEUU dirán basta al desempleo racista? ¿Cuándo lucharan contra su empobrecimiento? ¿Cuándo rehusaran ser carne de cañón en la maquinaria de guerra de los patrones de EEUU?
Rebeliones espontáneas son una expresión positiva del descontento obrero.  Pero nunca acabaran con la explotación del capitalismo.  Necesitamos un partido comunista de masas dirigido por la clase trabajadora para aplastar el poder estatal de las clases capitalistas mundiales y para remplazarlo con una dictadura de los trabajadores.