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Revolución Cultural: Colectividad Eleva el Individuo

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24 Abril 2014 48 visitas

La primera parte de esta relato de fuente directa sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, (GRCP, 1966-1976) cubrió los orígenes de un taller metalúrgico en una villa que fabricaba productos para mejorar las condiciones de los pescadores, conductores de tractores, y trabajadores textiles. También relató la historia del avance industrial de un colectivo liderado por un trabajador con poca educación formal.
Estas memorias demuestran la necesidad de más avances en el movimiento revolucionario internacional. Se deben eliminar los salarios y las ganancias, junto con la opresión especial de las mujeres. Sobre todo, debemos crear una sociedad dirigida por los trabajadores basado en un principio inquebrantable: De cada uno de acuerdo a su compromiso, a cada cual de acuerdo a su necesidad.
La derrota de la GRCP y el reverso de la revolución china marcan el final del viejo movimiento comunista internacional. Estos retrocesos empujaron a la clase trabajadora internacional a una Larga Noche, con la cual hemos estado luchando por más de dos generaciones.
Pero la Larga Noche debe llegar a su fin. La Primera Guerra Mundial abrió las puertas a la Revolución Bolchevique. La Segunda Guerra Mundial vio nacer la Revolución China. El Partido Laboral Progresista, una organización sin fronteras, se propone hacer que la próxima guerra imperialista sea la última, con una revolución comunista mundial.     

En el verano de 1973, poco después de graduarme de la secundaria, fui uno de catorce jóvenes contratados temporalmente para la construcción de dos grandes ventiladores. Basados en las ideas innovadoras de Wang Xuejin, nuestro primer trabajo fue construir un horno subterráneo de herrería. Después, construimos un marco para un enorme anillo de una gruesa capa de metal, con una barra horizontal sobre la parte superior. Al empujar la barra, se podía dar vuelta al anillo.
Al lado opuesto del horno, Wang construyó un enorme molde de hierro fundido con la curvatura justa. Después de calentar parte del anillo, le dábamos vuelta a la barra horizontal para mover la capa de metal que se estaba formando de ida y vuelta en el molde. Dos trabajadores golpeaban el metal caliente con grandes martillos de madera. Después repetíamos el proceso. Junto con Wang y dos otros técnicos experimentados, los jóvenes temporales trabajábamos en tres turnos, día y noche. Pudimos así terminar las dos partes con forma de cuerno en cuestión de semanas.
Cuando los técnicos de Qingdao regresaron para evaluar nuestro progreso, se sorprendieron de ver lo que habíamos logrado. Dijeron que la idea de Wang fue brillante y que Wang era un genio.
Durante dos meses los diecisiete de nosotros trabajamos continuamente en los dos ventiladores, y eventualmente los terminamos antes de lo programado. En el trabajo con Wang y los otros, aprendí mucho en ese tiempo. Después de completar el trabajo, me integre a los otros trabajadores temporales para regresar a las labores del campo. Pero un mes más tarde, me contrataron otra vez como trabajador permanente. Los líderes de la fábrica querían que aprendiera a operar uno de los nuevos tornos que la fábrica había ensamblado.
El tiempo de capacitación usual en un torno es de tres meses. Pero después de una semana, ya podía hacerlo por mi cuenta. Mi maestro, Guan Xuming, el líder de la unidad de tornos, estuvo contento con mi avance y me recomendó a Zhao Licheng, el líder del partido en la villa, encargado de las operaciones industriales.
Estuve en ese trabajo por dos meses cuando uno de mis compañeros se desmayó y tuvieron que llevarlo al hospital. Zhao Youshou tenía unos cuarenta años, y los doctores decidieron que necesitaba una transfusión de sangre para una operación estomacal. Era una época muy ocupada, y la mayoría de la gente en la villa estaba recogiendo la cosecha de otoño y sembrando el trigo de invierno. Fui al hospital con veinte otros para donar sangre. Pero resultó que yo era el único que tenía su tipo de sangre. El doctor tomó 750 cc de sangre para la operación – yo me sentí mareado y mis amigos me tuvieron que llevar a mi casa. Pero estuve muy contento que pudieron salvarle la vida a Zhao.                
Una Educación de Fabrica
Me quede en casa por una semana. Cuando regresé al trabajo, me transfirieron del torno al ensamblaje de las cajas de transmisión para los botes de pesca. Tuve que aprender mucho. Lo más importante eran los engranajes. Para evitar el desgaste, la superficie de los engranajes tienen que ser lo más duros posible, pero no al punto que se rompan fácilmente. Revisé varios libros en la biblioteca local sobre la manufactura de engranajes en otros países, incluyendo los EEUU, Alemania y Japón. Y experimenté con diferentes métodos de calentamiento y refrigerantes, evaluando los resultados, y después de discutirlo con muchos colegas escogí el mejor método para fabricar engranajes.
Durante mi primer mes en el trabajo, fabricamos siete cajas de transmisión. Durante el segundo mes, los cinco de nosotros fabricamos 14 unidades; durante el tercer mes, 21 unidades; durante el cuarto mes, 28 – una unidad por día. Toda la fábrica observaba nuestro progreso con emoción. Probábamos las unidades en el patio, día y noche, entes de entregarlas al gobierno. Tenía el trabajo en mente todo el tiempo. ¡Inclusive encontré la solución a un problema técnico en un sueño!
Nuestro equipo generó fuertes ganancias para la fábrica ese año; creamos un valor calculado en 13 centavos por punto de trabajo. Cada trabajador en nuestra villa ganaba 1.3 yuan al día, comparable al salario de un obrero industrial urbano. Además teníamos granos, verduras, frutas, y aceite de cocina de la colectividad a precios más bajos. Todos en la villa estaban contentos.
Todos los años la villa escogía a los trabajadores modelo, incluyendo una persona designada como porta-estandarte. Wuan Xuejin fue uno de los que en años previos recibió este honor especial. Este año fui yo el escogido.
También fue la época de seleccionar al liderazgo de la fábrica para el año siguiente. Yo sólo tenía 19 años, pero el comité del partido en la villa me pidió que me presentara de candidato a administrador de la fábrica, y me eligieron. Al administrador anterior, Guan Dunyan, lo transfirieron a Qingdao para liderar un grupo de soldadores en el ensamblaje de grúas de acero.       
Un Paso Hacia la Colectividad
Mi nueva posición fue un desafío, pero el comité del partido y muchos trabajadores en la fábrica me animaron y me ayudaron. Mi trabajo se facilitó gracias al sistema de distribución de la fábrica. Administrador o no, todos los que trabajaban en la fábrica ganaban un número establecido de puntos. Era un promedio por tiempo – los hombres por lo general recibían diez puntos al día, las mujeres recibían ocho puntos por día, los niños cinco puntos. La tasa de puntaje diario individual se podía ajustar durante las reuniones anuales del equipo, pero nunca más o menos de 20 por ciento del porcentaje básico.
Un año productivo en la fábrica aumentaba el valor de nuestro puntaje de trabajo y se reflejaba en la distribución a fin de año. Todos trabajaban para beneficio de la colectividad y no por intereses individuales.
Como administrador de una fábrica de 173 trabajadores, llegaba a trabajar más temprano que el resto y generalmente regresaba tarde a casa. Tenía que asegurarme que todo el equipo estaba funcionando en la fábrica y que todos los trabajadores tenían asignado el trabajo justo y las herramientas apropiadas. Cuando había un problema en cualquier unidad, los líderes me buscaban.
Durante la década de la Revolución Cultural, había más de diez mil graduados de la secundaria en la comunidad elegibles para tomar el examen de admisión a la universidad. Cuando llegaron las noticias a mi villa que había pasado, muchos de mis amigos se emocionaron por mí. Pero yo tenía un conflicto. Fu Xisan, un viejo colega de la fábrica me aconsejó que no fuera. Es más emocionante ser administrador de una fábrica que maestro, me dijo. Añadió que su tercera hija, que había trabajado conmigo en las cajas de transmisión, estaba enamorada de mí. Yo también la admiraba en secreto. Si me quedaba en la villa, Fu me dijo, le daría permiso a su hija para que se casara conmigo. Pero si iba a la universidad, no había trato.
El 8 de marzo de 1978, deje la villa para estudiar Inglés en el Colegio de Maestros de Qufu          
En la tercera parte el autor regresa a su villa y ve las dramáticas repercusiones del reverso de la Gran Revolución Cultural Proletaria.