La aprobación de las fascistas reformas laboral, educativa, fiscal y energética, es una prueba de la naturaleza patronal y anti clase trabajadora del sistema capitalista en que vivimos. Demuestra que son inexistentes las vías legales para lograr un cambio en beneficio de los trabajadores.
Los medios de comunicación patronales nos dicen que la mayoría manda y que la ley es justa, pero la realidad es que el proceso electoral está completamente controlado por la oligarquía empresarial, financiera y política, por lo que solo quienes pertenecen a ella pueden tener acceso al poder por medio del voto. De la misma forma el estado de derecho es una ilusión cuando esa misma minoría de parásito millonarios, determina lo que es legal y además puede modificar las leyes para beneficio de sus negocios, como ocurrió con las reformas estructurales.
Cuando la farsa electoral y la legalidad burguesa no son suficientes para contener la rebeldía de los trabajadores, los patrones hacen uso de la fuerza policiaca y militar para reprimir, encarcelar y asesinar a los inconformes. Los capitalistas usan el terror fascista contra la clase trabajadora para imponer de forma violenta sus intereses sobre la mayoría de la población.
Los patrones piensan que la ilusión de la democracia burguesa y el terror fascista podrán detener la unidad de la clase trabajadora, pero están equivocados, eventualmente millones de trabajadores se unirán para la construcción de un movimiento comunista internacional que pondrá fin a la opresión y explotación capitalista.
En el pasado siglo, la clase trabajadora tuvo avances significativos en desarrollar y poner en práctica su estrategia para arrebatar el poder a los patrones, las claves fueron la organización en un partido comunista revolucionario y la instauración de la dictadura proletaria.
Pero a pesar de sus logros, el viejo movimiento comunista también tuvo fallas, la principal fue que aún con el poder político en manos de los trabajadores, los revolucionario se limitaron a administrar una economía capitalista, no se eliminaron los salarios y el dinero, la producción principalmente se enfocaba en responder a las necesidades del mercado en lugar de las necesidades de la clase trabajadora. La base ideológica de esta falla fue la falta de confianza en que los trabajadores quienes habían peleado por las revoluciones socialistas en Rusia y China, no aceptarían las prácticas e ideas comunistas. Finalmente estos errores llevaron al retorno del capitalismo en esos países.
Las fallas y los aciertos del viejo movimiento comunista son clave para mejorar nuestra práctica actual en la lucha contra la opresión capitalista. Los revolucionarios creemos y practicamos la crítica y la autocrítica, como herederos de los comunistas del siglo pasado, los miembros del Partido Laboral Progresista (PLP) hacemos un llamado a los trabajadores en todo el mundo para levantar nuevamente la bandera roja del comunismo.
Hemos aprendido que la lucha debe ser sin etapas, directamente por el comunismo; debemos formar un solo partido comunista como el PLP a nivel internacional, solo existe una sola clase trabajadora en el mundo, únicamente necesitamos un Partido; la lucha revolucionaria capaz de derrocar a nuestros opresores no puede ser electoral, ni en alianza con algún patrón o politiquero progresista, la revolución debe ser violenta y envolver a millones de trabajadores, incluidos los soldados.
Actualmente nos encontramos en un periodo en el que los imperialistas se preparan para una nueva guerra mundial de exterminio de trabajadores y repartición del mundo. La caída del viejo movimiento comunista dejó a la clase trabajadora en desventaja para enfrentar este periodo, pero la lucha aguda contra el reformismo y el revisionismo, junto con nuestra dedicación para liberar a nuestra clase de la explotación capitalista, eventualmente rendirá frutos.
Mientras los patrones se preparan para la guerra, los trabajadores nos preparamos para la Revolución Comunista. ¡Lee y difunde el Desafío! ¡Organízate en nuestros círculos de lectura acción!