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Reseña de Libro: El Capital en el Siglo 21; Trabajadores Aun Sin Nada Mas que Perder que sus Cadenas

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03 Julio 2014 40 visitas

Cuando todos los columnistas convencionales y conservadores de la prensa patronal se desviven por informarnos que un nuevo libro de economía—que la mayoría de la gente no va a leer—no es bueno y está lleno de mentiras y totalmente equivocado y por favor no le presten atención al tipo detrás de la cortina… uno ya sabe que el libro tiene algo bueno. Cómo demostraremos a continuación, lo tiene: demuestra que el capitalismo NUNCA podrá acabar con la pobreza porque el capitalismo la necesita. Desafortunadamente, la idea del autor es ponerle riendas al capitalismo, no acabarlo.
El libro se llama El Capital en el Siglo XXI, del economista francés Thomas Piketty. Está provocando convulsiones de enojo y los ataques de la clase dominante, y una increíble cantidad de espacio en las páginas de la prensa financiera para un libro de 700 páginas lleno de estadísticas. El Wall Street Journal lo ha llamado “una disparatada diatriba ideológica” (21/4) y FoxNews asegura que está “basado en mentiras sobre la economía” (15/4). Megan McArdle de Bloomberg lo hizo pedazos después de admitir que “no lo he leído todavía” (22/4) y Keith Weiner de Forbes declaró, “No he leído el libro, aunque no hace falta leerlo para comprender porque en su mayor parte está equivocado” (31/5).
Hasta ahora, el Financial Times de Londres es el que más ha tratado de desacreditar el trabajo de Piketty (23/5). En un largo artículo de fondo aseguraba que había encontrado errores en el argumento de Piketty que dice que el capitalismo crea desigualdad de ingresos. Muy pronto, sin embargo, se reveló que Chris Giles, el editor del Financial Times, había comparado engañosamente diferentes estimados de ingresos antiguos basados en los impuestos con nuevos estimados basados en encuestas que es bien sabido subestiman la riqueza de la clase capitalista. Esta manipulación de datos naturalmente subestima el aumento en la desigualdad con el paso del tiempo (NYT, 1/6). ¡A pesar de esta revelación, la prensa financiera continua citando la fabricación del Financial Times como si fuese verdad!
La conclusión de libro de Piketty que tanto ha alborotado a la prensa patronal es que los pasados 250 años de capitalismo en el mundo occidental han llevado a la acumulación de la riqueza mundial en menos y menos manos. Sólo la intervención del estado en forma de los impuestos progresivos y otras políticas redistributivas—un fenómeno que Piketty dice se inicia en 1910 al principio de la Era Progresiva y tiene su fin con el alza del neoliberalismo en los 1970—han podido alguna vez controlar temporalmente esta creciente desigualdad. Para probar su tesis Piketty saca a relucir una montaña de evidencia estadística sin precedentes que cubre todo el mundo occidental y Japón desde el siglo XVIII. Su conclusión parece irrefutable.
El valor del libro de Piketty radica en poner al descubierto la mentira que promulgan los fundamentalistas del mercado neoliberal que por mucho tiempo han alegado que la liberalización y el mercado “libre”—libre para el capital mientras la fuerza laboral permanece esclavizada—conduce al aumento general de los patrones de vida de los trabajadores en todos lados. Por supuesto, la mayoría de gente se da cuenta que la realidad del desarrollo capitalista ha sido todo lo opuesto. Hoy, la tasa de pobreza crece más rápidamente que la población mientras que millones de trabajadores engrosan las filas de la pobreza todos los años.
Sin embargo, el libro de Piketty tiene sus propios problemas. Mientras que muchos se han apresurado en llamarlo el remplazo del Capital de Marx—algo que Piketty ha negado rotundamente, a pesar de que conocía la alusión que hacia al llamar su libro Capital—el Capital de Piketty es cualquier cosa, menos Marxista (NYT, 19/4; Economist, 3/5; Time, 8/5; Forbes, 31/5). El mismo Piketty niega rotundamente haber leído el Capital de Marx, aunque irónicamente, eso no le ha impedido denigrarlo falsamente para pasar como un académico “responsable” (New Republic, 5/5).
Resultaría que a Piketty se le podría describir más acertadamente como Keynesiano, tal como a Paul Krugman, Joseph Stiglitz y otros que han publicado trabajos similares. Al final de su libro sólo presenta maneras de corregir al capitalismo, no de trascenderlo. Para Piketty, el problema con el capitalismo es que tiende a la desigualdad de ingresos y por lo tanto a bajas tasas de crecimiento. Su solución—que él describe justamente como “utópica”—es que el estado administre al capitalismo para garantizar que los trabajadores puedan comprar lo suficiente del producto de su propia labor para mantener una atractiva tasa de crecimiento económico—que la mayoría de economista parecen poner al 3% anual.
Lo que Piketty ignora es el tema de la política. En el periodo más honesto del siglo XIX Marx fue parte—junto con pensadores pro capitalistas como Adam Smith y David Ricardo—de una tradición conocida como economía-política que veía interrelacionada a la política y a la economía. Piketty discute el periodo de mayor democracia social, aproximadamente desde 1910-1970, como el ideal capitalista. Ignora, o es ignorante de lo que genera los impuestos progresivos y el Estado de Bienestar en primer lugar, o sea el movimiento de la clase trabajadora. En EEUU y en Europa, frente a un masivo movimiento laboral fortalecido ideológicamente por la gran influencia de los partidos comunistas y la amenaza de expansión del comunismo soviético, la clase capitalista estuvo dispuesta en ese momento a devolver parte de la riqueza para evitar lo que parecía una revolución eminente.
Y desde el primer momento esas mismas fuerzas capitalistas socavaban el Estado de Bienestar usando las armas ideológicas del racismo, el machismo, y sobre todo el anti comunismo. En los EEUU el marco del Nuevo Acuerdo tenía sus raíces en el mantenimiento del sistema de Apartheid en el sur. Los salarios de los trabajadores blancos aumentaron a costa de los trabajadores negros. En los 1970s con la Unión Soviética en vías al capitalismo y el colapso de la política comunista en casa fue fácil azuzar conflictos entre los trabajadores blancos y negros y desmantelar el Estado de Bienestar Estadounidense. Piketty ignora este punto porque está interesado en reformar el capitalismo y no en destruirlo.
El trabajo de Piketty es útil porque de una vez por todas refuta el mito de que el capitalismo puede acabar con la pobreza. Piketty demuestra que el capitalismo y la pobreza están ligados intrínsecamente. Pero aunque Piketty revela un aspecto del capitalismo—su tendencia hacia la creciente desigualdad—no examina cómo funciona el capitalismo realmente. Su libro es una pieza interesante del rompecabezas, pero si uno quiere entender realmente la dinámica fundamental del capitalismo como un proceso de economía-política el Capital de Marx es todavía la lectura necesaria. Y el llamado a la lucha que hace Marx: una revolución de la clase trabajadora del mundo, dirigida por su liderazgo comunista, es todavía por lo que luchamos en el PLP.