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‘Borde Protector’ Sionista: 56 anos de Arremetida Contra Palestinos

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31 Julio 2014 38 visitas

El mundo es otra vez testigo de un acto de agresión brutal y asesina del gobierno sionista de Israel contra el pueblo palestino en Gaza. Los medios de comunicación de Israel y la prensa pro sionista en el extranjero lo presenta como una operación motivada por “la preocupación por la paz y el bienestar de la población del sur de Israel”. ¿Es este el caso?
Después de la primera expansión sionista mas allá de la frontera del plan de partición (noviembre de 1947), que incluyó la expulsión de 750,000 palestinos y la destrucción de 540 villas palestinas, conocido como la Nakba, el liderazgo sionista del nuevo estado de Israel se embarcó en un proyecto al que denominaron de “asentamientos de desarrollo”: la construcción de asentamientos exclusivamente judíos, tales como Shderot, Netivot, Kiryat Malachy y Yerucham, a lo largo de las fronteras con Egipto, Jordania, Siria y el Líbano. El propósito principal era establecer un escudo humano (carne de cañón) que protegiera a Israel de una invasión por un ejército “extranjero”.
Al principio de los 50, la clase dominante de Israel uso la ola de inmigrantes judíos de Irak, Yemen y del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez) para poblar esos asentamientos. Además, los judíos ricos—locales y extranjeros, con la ayuda y financiamiento del gobierno de Israel—construyeron fábricas en esos asentamientos, usando a la población local como mano de obra barata, amasando así un enorme lucro. Estos magnates ansiosos de lucro fueron presentados al público como “filántropos que proveen trabajos a la gente en los asentamientos”. A medida que el capitalismo mundial avanzaba y alcanzaba niveles de globalización, bajaban las ganancias y los “filántropos” cerraron las fábricas, dejando atrás un inmenso desempleo. Estos entonces mudaron sus fábricas al lejano oriente – India, China y Taiwán donde la mano de obra es la más barata.
No hay duda que los moradores de estos “asentamientos de desarrollo” no tienen la culpa por la grave situación que atraviesan actualmente (desempleo masivo y diarios ataques de misiles). Ellos, como los habitantes de Gaza, son las víctimas directas y pagan el precio por la agresión y expansión sionista.
Desde la creación de Israel, todos los gobiernos sionistas, de “izquierda” y derecha, siguen la política de la conquista de tierras palestinas y la expulsión de los palestinos (la población indígena). Este principio lo estableció el primer Primer Ministro, David Ben Gurion, que usó la expresión “el momento preciso” – mantenerse al margen, fortalecer las fuerzas armadas Israelíes, esperar el momento preciso, usar una provocación para golpear a los palestinos, expandirse y al mismo tiempo conseguir que los poderes imperialistas del mundo apoyen los actos de agresión.
Este método de expansión lo usaron por primera vez en la operación de Suez de 1956 en la que Israel colaboró con los colonialistas británicos y franceses para conquistar todo el Sinaí mientras que los colonialistas ocupaban el estratégico Canal de Suez. Para mala suerte de los sionistas no consideraron los intereses del entonces naciente imperialismo estadounidense. Apostaron por los colonialistas británicos y franceses en declive. Por lo tanto la clase dominante sionista se vio obligada a entregar lo que ganaron en esta inútil campaña debido a la presión estadounidense.
Los sionistas tuvieron que esperar 11 años antes de usar otra vez el método del “momento preciso”. En 1967, Egipto, liderada por el nacionalista Gamal Abdul Nasser, organizó ejercicios militares y transportó tropas al Sinaí. Israel usó esta oportunidad para atacar en tres frentes, aniquilando los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania en seis días. En el proceso conquistó toda la Palestina Histórica, incluyendo Gaza de Egipto, Cisjordania de Jordania (Judea y Sumaria en terminología sionista) y los Altos de Golán de Siria.
En 1982, la clase dominante israelí repitió el método del “momento preciso”, usando el atentado de asesinato del embajador israelí en Londres para invadir el Líbano, llegando a ocupar Beirut. Israel, liderado por el derechista Primer Ministro Begin y el fascista Ministro de Defensa Ariel Sharon, trataron de instalar un gobierno colaborador “amigable” en el Líbano con el pro imperialista Bashir Jumail a la cabeza. Pero otra vez apostaron al caballo equivocado. El asesinato de Jumail dos días después de asumir el cargo, más la masacre israelí de palestinos en Sabra y Shatila, llevó a que Israel abandonara el Líbano debido a las presiones de los poderes imperialistas.
La actual operación “Borde Protector” es el acto de agresión más reciente en el que se está usando la política del “momento preciso”. La clase dominante israelí no se “tragaba” al gobierno de unidad palestino que incluía a Hamás. Para consternación de Jerusalén, la Unión Europea reconoció y endorsó este gobierno. El imperialismo estadounidense, estancado en el embrollo de Irak y Afganistán, lo recibió con un “vago silencio”.
Desde el primer día, el secuestro de los tres jóvenes colonos les dio a los sionistas la oportunidad de actuar contra Hamás. El gobierno de Israel declaró que Hamás era el culpable de los secuestros, antes de tener evidencia de quien eran los secuestradores o el paradero de las víctimas.
Así crearon una atmosfera que justificaba el ataque a los activistas de Hamás en la Franja Oeste, totalmente desconectada de los secuestros mismos. Los gobernantes israelíes arrestaron también a 53 ex prisioneros de Hamás que había liberado por los acuerdos de Shalit (por el cual Israel liberó prisioneros palestinos en intercambio por la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, prisionero de Hamás en el 2011). Al hacerlo, viola este acuerdo.
En consecuencia, los palestinos de la Franja Oeste organizaron protestas masivas que conllevaron a un secuestro de venganza cuando unos colonos judíos jóvenes quemaron a un joven palestino de 15 años. En solidaridad, organizaciones palestinas en Gaza, que no estaban asociadas a Hamás, comenzaron a lanzar misiles contra los “asentamientos de desarrollo” de Israel, tales como Shderot. Hamás se oponía a estas acciones y trató de detenerlas. Cuando fracasaron, se vieron obligados a lanzar misiles para mantener su condición de organización de liderazgo de la lucha palestina contra la ocupación y el bloqueo israelí.
Para el sanguinario gobierno sionista en Jerusalén, este es “el momento preciso” para otra masacre del pueblo palestino. La fuerza aérea israelí llevó a cabo cerca de 2,000 misiones sobre los 360 kilómetros cuadrados de Gaza, asesinando a más de 1,000 palestinos (en una cuenta en ascenso), incluyendo cientos de niños, arrasando cerca de 1,000 viviendas y forzando la evacuación de sus hogares a más de 100,000 personas, en Beit Lahia al noreste de la Franja de Gaza. Mientras tanto, los israelíes sufrieron una sola baja entre los civiles.
El actual liderazgo sionista racista está preocupado por el balance demográfico en la Palestina Histórica. Bibi Netanyahu y compañía no quieren ver un estado palestino basado en la “solución de los dos estados” y descalabran todo esfuerzo en esta dirección a través del llamado “Proceso de Paz”. Pero tampoco quieren un estado (un estado judío) en el que 50% de la población es árabe (la actual situación demográfica en Palestina Histórica). Por lo tanto hacen lo más que pueden para “diluir” la población palestina.
Los sionistas saben que no pueden usar la expulsión directa (“transferencia”) como lo hicieron en 1948, un paso que podría llevar al aislamiento de Israel internacionalmente. Así que lo hacen de otra manera: bombardeos masivos, acosos y bloqueos de la densamente poblada franja de Gaza (1.8 millones de personas en 360 Kilómetros cuadrados, 5,000 personas por kilómetro cuadrado), tratando de forzar a que los palestinos “deserten” y después alegar que “se fueron por su propia voluntad”, que fue el argumento que usaron cuando deportaron a 750,000 en 1947-48. El mensaje de Israel a los palestinos es: “Si se quedan les haremos la vida imposible y si es necesario los mataremos”.
Como todo régimen con características fascistas, los patrones israelíes no tienen una estrategia a largo plazo. Hasta 1987, Israel se enfrentaba a los ejércitos convencionales de los corruptos regímenes capitalistas de Egipto, Siria, Jordania y el Líbano. Desde entonces (la primera Intifada), Israel se enfrenta a las fuerzas de resistencia popular palestina y no las puede derrotar. En 1967 el ejército israelí barrió los ejércitos de Egipto, Jordania y Siria en seis días. Pero en la operación “Borde Protector” a pesar de masivos golpes a Gaza, los palestinos todavía logran disparar cerca de 60 misiles de fabricación casera en dirección a Israel diariamente.
Sin liderazgo revolucionario comunista, los trabajadores hebreos y árabes son las principales víctimas de la agresión asesina de los patrones sionistas y los actos aventureros del liderazgo corrupto de Hamás. Los trabajadores árabes y hebreos deben forjar un partido comunista revolucionario internacionalista – el Partido Laboral Progresista – que les dará el liderazgo en la lucha para aplastar el gobierno sionista capitalista y los reaccionarios regímenes árabes en la región, destruir el capitalismo y establecer una sociedad comunista que creará un futuro brillante para todos los trabajadores de la región, en el que no habrá explotación ni guerras imperialistas.