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El Comunismo es La Cura para el Cancer y el Capitalismo

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19 Enero 2015 55 visitas

El cáncer es una epidemia que le gana rápidamente como causa de muerte a la enfermedad cardiovascular en EEUU.  Una agencia de investigación de las Naciones Unidas nos dice que se espera que la incidencia de cáncer en el mundo  aumente en un 70% en los próximos veinte años.  La enfermedad crece a “paso alarmante,” según el reporte del 2014 de la Organización Mundial de la Salud.
¿Por qué ocurre esto?  La prensa capitalista nos quiere hacer creer que el cáncer – junto a la obesidad y la diabetes – es una “enfermedad genética,”  un asesino imparable.  La Asociación Medica Americana envió un correo masivo (22/8/14) con el título  “Nuevo estudio sugiere que el cáncer no puede ser erradicado.”  Citando un biólogo evolucionario que sostiene que “la capacidad de nuestras células de desarrollar cáncer es intrínseco en ellas.”  Mientras tanto, la prensa se asegura de ignorar o minimizar el papel que juegan los cancerígenos en el ambiente.  Como lo dijo Scientific Amrican (21/5/10) “Pero los científicos seguro nunca podrán desenredad el verdadero papel de los contaminantes ambientales porque exposición ambiental, genética y estilo de vida parecen entrelazarse.”
Esto es una repugnante distorsión de la realidad científica.  Es más, el aumento en la tasa del cáncer está directamente asociado al crecimiento de las toxinas en nuestro ambiente.  Esto a su vez refleja la arremetida de los patrones por ganancias a corto plazo y su completo desprecio por la salud de la clase trabajadora.  Atribuir el cáncer – y otras epidémicas contemporáneas, como la diabetes – a nuestros genes es culpar a la víctima por su código genético “deficiente.”
La verdad es que la ambición capitalista eta enfermando a los trabajadores.  
En cuanto a la obesidad, un artículo del 2008 en Nutrition Reviews un diario del International Life Science Intitute, destaco:    
Los cambios genéticos probablemente no pueden explicar la rápida expansión de la obesidad en el mundo.  Eso se debe a que el “acervo genético” – la frecuencia de los diferentes genes en una población – se mantiene relativamente estable por muchas generaciones.  Tiene que pasar mucho tiempo para que las mutaciones o polimorfismos se propaguen.  Así que, si nuestros genes son relativamente los mismos, ¿qué ha cambiado en los últimos 40 años de incremento de tasa de obesidad? Nuestro ambiente: físico, social, político y nuestro alrededor económico que influencia como comemos y que tan activos somos.  Los cambios ambientales que hacen que la gente coma más, y dificulta la actividad física de la gente, han jugado un papel importante provocando la reciente explosión de sobrepeso y obesidad.      
Los Venenos Capitalistas                    No Se Limitan
La relación entre los contaminantes ambientales y el cáncer datan de 1775, cuando Percival Pott público un estudio de limpiadores de chimeneas que desarrollaron cáncer del escroto debido al hollín y brea del carbón.  Desde la Segunda Guerra Mundial, nuestro ambiente está cada vez más contaminado con toxinas.  En su libro de 1998, Revisando las Políticas del Cáncer, el Dr. Samuel S. Epstein destaca que la producción de químicos orgánicos sintéticos, petróleo, y gas natural se dispararon en la década de 1940.  Plastificantes y pesticidas fueron introducidos entre 1945 a 1955.  
Hoy el mundo está lleno de químicos tóxicos; arsénico, asbestos, benzol, formaldehido ureico, radiación iónica, hollín, radón, tintes para el cabello.  Químicos industriales y de agricultura han estado envenenando el gua en California por lo menos unos 50 años.   Millones de toneladas de pesticidas cancerígenos han sido desparramados en cosechas en todo el mundo, contaminando los abastos de alimentos.  En 1960 y 70, la compañía Allied Signal produjo el insecticida Kepone, un primo químico del DDT que perdura por cientos de años, y lo tiro en el estuario del  Rio James, en Virginia.  En el 2003, la Isla de Guadalupe, restringió  las áreas de cultivo debido a la contaminación con Kepone; Guadalupe tiene la tasa más alta de cáncer de la próstata en el mundo.  Recientemente, en marzo del 2014, la compañía Duke Energy fue multad por verter ceniza de carbón altamente toxica en el rio Cape Fear de Carolina del Norte, un patrón que data de por lo menos cuatro décadas.  
Aunque el CDC lista 135 substancias como “posibles cancerígenos ocupacionales,” o agentes causantes de cancer, muy pocos de los 80,000 químicos que se usan ahora han sido examinados sobre su salubridad.  Según el Scientific American (julio 2014), la ley “Toxic Substances Control Act, fue actualizada en 1976, permitiendo que la industria use nuevos químicos sin primero demostrar su seguridad.  Lo cual impone la ‘carga de prueba’ sobre la Agencia de Protección Ambiental (EPA siglas en inglés).  Sin embargo, de los más de 50,000 químicos usados comercialmente, la EPA ha probado solo 300.”
En el 2010, el President’s Cancer Panel reporto que “la verdadera responsabilidad de los canceres inducidos ambientalmente ha sido extremadamente subestimada.”  Las mujeres que dan a luz con altos niveles de PCB’s (bifenilos policlorados)  o DDT en su sangre muestran más riesgos de desarrollar cáncer de mama (Nature, 29/5/14).   Es más, se ha mostrado que los contaminantes ambientales afectan permanentemente la función genética.  Estudios epigenéticos han revelado que químicos dañinos pueden permanentemente alterar cuales genes son activados, o “desactivados,” sin cambiar el código del ADN de los genes.  El DDT puede causar efectos negativos en las crías de los animales: “Hoy, nadie duda que los efectos epigenéticos juegan un papel crucial en el desarrollo, envejecimiento y el cáncer” (Scientific American, agosto 2014).
El Negocio Continua
Los capitalistas y su aparato de estado tienen un largo historial de esconder la conexión ambiente-cáncer, a pesar de la avasalladora evidencia científica.  Un ejemplo evidente: “Después de décadas de negación, el gobierno está admitiendo que desde el amanecer de la era atómica, los trabajadores que hacen armas nucleares han sido expuestos a radiación y químicos que han producido cáncer y una muerte temprana” (New York Times, 29/1/2000).
La indiferencia patronal hacia nuestra salud también fue desenmascarada por una colisión entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, siglas en ingles), la cual promueve el poder nuclear en el mundo.  Como resultado, la OMS ha resistido categóricamente los estudios sobre los efectos a la salud por exposición al uranio 238 después de la Guerra del Desierto, Bosnia, y Kosovo” (Helen Caldicott, The New Nuclear Danger, 2002).
Los intentos esporádicos de los capitalistas de disminuir la contaminación han tenido poco impacto.   La Agencia de Protección Ambiental esta crónicamente desfalcada; la ley Clean Air Act es  perpetuamente ignorada, siguiendo las necesidades y deseos de la industria.  Como lo dijo Occupational and Environmental Health (2011), editado por Levy y Wegman, “…el deseo de comodidad, seguridad, y esparcimiento de los trabajadores,  es constantemente contra balanceada por la necesidad de LUCRO de sus patrones.”  Esta es una regla de hierro del capitalismo, aún más en un periodo de creciente competencia inter-imperialista.    
Lawrence Summers, como jefe economista del Banco Mundial a principios de 1990, resumió la  genocida continuación de negocios en un famoso memo: “Creo que la lógica económica detrás del desecho de tóxicos en el país con mano de obra barata es impecable y debemos enfrentarlo.”
Receta para el Cáncer: La Revolución Comunista
La respuesta del sistema medico a la epidemia de cáncer se limita básicamente a promocionar  exámenes médicos y cambios al estilo de vida.   Aunque mamografías y colonoscopias pueden detectar principios de cáncer, o cambios pre-cancerígenos,  no hacen nada para prevenir el desarrollo de cáncer en la población en general.  Y aunque el sistema de salud nos urge que dejemos de fumar y comer una dieta saludable, generalmente ignora la saturación de nuestros alimentos con miel de maíz, el hecho es que comida chatarra es lo que la mayoría puede comprar, y la juventud tiene acceso fácil a cigarros adictivos.   En el 2009, las actividades de salud pública del gobierno recibieron solo 3% de los más de $2 billones gastados por EEUU en la salud.  
Los niños son los canarios en las minas de carbón, especialmente vulnerables a la devastación del cáncer ambiental.  Para el 2003, según el New York Times, la incidencia de cáncer en niños ha aumentado 20% en los últimos 20 años.  Para infantes de menos de un año, ¡el aumento fue de 36%!  Las películas recientes (como The Fault in Our Stars), los shows de televisión y libros sobre niños con cáncer son una arma de la clase dominante para lograr que aceptemos sus atrocidades como algo normal.  
El capitalismo es “un sistema que envenena su propio nido, de ambas maneras, las condiciones socio-humanas y el ambiente natural del cual depende” (Monthly Review, Diciembre 2011).  ¡Esa es la naturaleza de la bestia!
En Capitalism a Ghost Story, Arundhati Roy escribe, “No luchamos para juguetear con reformar un sistema que necesita ser remplazado.” La epidemia de cáncer será derrotada solo cuando su sociedad de lucro sea remplazada por una dirigida por y para los trabajadores, ¡el comunismo!