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Patrones preocupados que Trump sea incapaz de liderar guerra

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12 Enero 2018 32 visitas

Mientras Donald Trump demuestra ser incapaz de defender los intereses del capital financiero estadounidense en la próxima guerra global,  el ala principal patronal intensifica su esfuerzo por disciplinar al dudoso presidente – o, si es necesario, preparase para destituirlo.  
El 5 de enero se publico Fire and Fury [Fuego y Furia], de Michael Wolff,  donde se presenta a un Trump ignorante, desenfocado, un “idiota” y un “tonto”- palabras de sus propios consejeros republicanos.  El libro cita a Steven Bannon, supremacista blanco y antiguo secuaz de Trump, acusando a Donald Trump Jr. de “traicionero” por reunirse con rusos conectados a Vladimir Putin durante la campaña del 2016.   Después que Trump se jactara de que su “botón nuclear” era mas grande que el del presidente Kim Long Un de Corea del Norte, un reportero cuestiono abiertamente la “capacidad mental” de Trump (thehill.com, 3/1).
Mientras tanto, Robert Mueller, jefe del FBI, extendía su investigación del Departamento de Justicia sobre la confabulación rusa y obstrucción de justicia.  Después de acusar a cuatro asociados a Trump, Mueller dijo querer interrogar, él mismo, al presidente (New York Daily News, 10/1).  “El destino final,” según el derechista National Review, “es destituir a Trump, por denuncia o desacreditarlo públicamente, haciendo que su reelección sea políticamente imposible”(2/12/17).
La preocupación sobre la “capacidad” de Trump no tiene nada que ver con los chismes de la Casa Blanca, o intrigas sobre operativos rusos.   Conforme se agudizan las rivalidades inter imperialistas, a los gobernantes les preocupa mas que Trump no sea capaz ni esté dispuesto a preparar a EE.UU. para la inevitable Tercera Guerra Mundial.   Conforme EE.UU. se sumerge en un relativo declive en relación con la ascendiente China y la beligerante Rusia, los patrones temen que el orden liberal, que había sido la orden del día desde la Segunda Guerra Mundial, este por acabarse.   
Un importante vocero de la clase dominante estadounidense es Richard Haass, presidente el Consejo en Relaciones Exteriores, grupo de expertos de los capitalistas financieros.   En un reciente epilogo publicado al final de la edición de su cauteloso libro, A World in Disarray: American Foreign Policy and the Crisis of the Old Order, Haass recapitula la ansiedad patronal en la era de Trump:
EE.UU. ya no toma el liderato en el sustento de las alianzas, o en la construcción regional o global de las instituciones que marcan las reglas de cómo se conducen las relaciones internacionales.  Esta renunciando a lo que fue una posición de liderato en el desarrollo de las reglas y compromisos en el corazón de cualquier orden mundial…
Trump es el primer presidente estadounidense, después de la Segunda Guerra  Mundial, que considera el peso del liderato mundial  mucho mayor a los beneficios.  El resultado ha sido que EE.UU. ha cambiado de ser el principal protector del orden al principal interruptor.
Después Haass marca las muchas retiradas del liderato mundial por parte de Trump.  El presidente salió del pacto climático de Paris y la Alianza Trans-Pacifica, a la que el favorito del ala principal, instituto Brooking, llamó “no solo un acuerdo comercial, sino una importante señal del compromiso estadounidense a la región en general” (Brookings, 16/9/17).   Debilito el compromiso estadounidense a la OTAN, la cual representa a aliados que EE.UU. necesitara para la próxima guerra global.  Amenazo salirse de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y del acuerdo nuclear con Irán mientras recorta el cuerpo diplomático estadounidense.  Como lo escribió el New York Times,
El Sr. Trump ha transformado la óptica mundial sobre Estados Unidos, de una ancla confiable para los liberales, orden mundial basado en reglas, a algo mas interno e impredecible.  Ese es un cambio abismal del papel que el país ha jugado por 70 años, bajo presidentes de ambos partidos, y tiene una perdurable trascendencia en cómo otros  países trazan sus futuros.
Pero también vemos señales de que están tratando de frenar a Trump. Se retracto de su inicial ataque a la OTAN y hasta convenció a otros miembros de la OTAN a contribuir mas a la organización (Washington Post, 17/6/17).  Con todo y el fanfarroneo de Trump, aun no se ha salido del tratado con Irán.  Pensadores a largo plazo de la clase dominante han insertado sus voces con éxito dentro de la administración de Trump.  H. R. McMaster Consejero de Seguridad Nacional fue miembro del Consejo en Relaciones Exteriores.  Rex Tillerson, Secretario de Estado, fue ejecutivo de Exxon-Mobil, probablemente la compañía que mas confía en el compromiso a largo plazo del imperialismo estadounidense sobre el petróleo del Medio Oriente.  
Por ahora, es difícil saber lo que pasara en esta pelea dentro de la clase dominante estadounidense.  Trump se quedara o será dimitido y remplazado con su vicepresidente o algún otro político.  Sin embargo, el impacto sobre la clase trabajadora internacional es menos difícil de predecir.  Termine Trump su periodo o sea destituido; Ganen en grande los demócratas en el 2018 o los republicanos mantengan su mayoría; si un demócrata o Trump es elegido en el 2020 – nada de esto hará un cambio fundamental al futuro.   Nada de esto alterara la naturaleza racista, sexista e imperialista del capitalismo, ni las crecientes condiciones fascistas que los trabajadores enfrentan alrededor del mundo.  Nada podrá prevenir la carnicería de una guerra mundial, donde los patrones deseosos sacrificaran a millones para preservar su mugroso sistema de ganancias.
Para los trabajadores del mundo, ningún patrón capitalista esta “apto” para dirigir la sociedad.  Es tarea del Partido Laboral Progresista acabar con estos asesinos de masas – voltear las armas y convertir esta guerra en una guerra por el comunismo revolucionario.