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Recuentos de testigos de la Unión Soviética de obreros de autos de EE.UU.

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29 Diciembre 2017 32 visitas

Esto es parte de una extensa serie de artículos sobre la Revolución Bolchevique, sus triunfos y sus derrotas, del movimiento comunista mundial del siglo XX. Sus comentarios y críticas son bien recibidos.
Una de las razones que los obreros por todo el mundo necesitan unirse y construir el Partido Laboral Progresista comunista internacional en sus trabajos, escuelas, y en sus cuarteles militares es porque no hay un país capitalista en el mundo que está protegido de las crisis periódicas de capitalismo. Mientras cerramos el año 2017, diez años después la última gran crisis política-económica, las economías capitalistas están en un bosque oscuro de incertidumbre y peligro para la clase obrera internacional.
El Capitalismo significa crisis
Mientras DESAFÍO demuestra, el poder imperialista principal del mundo, los Estados Unidos, está pasando un proyecto de ley complejo sobre la reforma de impuestos que, por un lado, va a robar a la clase obrera y da un impulso a corto plazo a la economía estadounidense, y por el otro, va a tener consecuencias impredecibles a largo plazo. Los cambios del proyecto de ley de impuestos van a impactar las economías locales y regionales de diferentes maneras muy lejos de lo que los economistas y el gobierno federal pueden predecir.
Tan desesperados como los tiempos han sido para la clase obrera desde la última crisis, las crisis más profundas todavía están por venir. Indicadores como las ventas de vivienda, la actividad de construcción, y el movimiento de carga contradicen los titulares falsamente optimistas en la prensa capitalista. La economía está turbada por la contradicción fundamental del capitalismo: la propiedad privada capitalista de los pocos sobre se producen las cosas, y la mayoría de obreros desposeídos que son obligados por hambre a producir para ellos. Para los patrones, la crisis significa lo que los capitalistas engullen sus competidores y continua la vida. Como dijo el banquero británico de siglo 18 Baron Rothschild sobre la relación necesaria entre la crisis y el capitalismo: “Es la hora a comprar cuando hay sangre en las calles.”
La historia es una ciencia
Ninguna cantidad de brujería legislativa de los demócratas liberales o los republicanos pueden cambiar las crisis periódicas del capitalismo. Y las soluciones de los patrones a las crisis son igualmente inevitables. Durante esta época de imperialismo, las resuelven con el racismo y fascismo afiliado para explotar y dividir los obreros más duro, y las guerras imperialistas más grandes a conquistar más recursos, obreros, y mercados.
Como comunistas aprendemos del pasado y estudiamos la historia como una ciencia. Una de las crisis más grandes del último siglo fue “La Gran Depresión” que comenzó en 1929. Esta crisis empujó la economía capitalista mundial de cabeza en el desempleo asombroso y la dislocación social.
Pero esa vez, los jefes y sus políticos liberales tenían miedo. Había un lugar en el mundo que completamente escapó a la Gran Depresión – La Unión Soviética. Había tal escasez de mano de obra que la Unión Soviética invitó obreros del todo el mundo para ayudar a construir el socialismo.
Abajo reproducimos una descripción de la vida diaria de trabajadores en la Unión Soviética como fue relatado por un trabajador automotriz. Es un documento que data del 20 de enero de 1934, cuando los hermanos Reuther trabajaban en Gorky en una nueva fabrica soviética de autos. Walter Reuther había sido despedido en 1932 cuando la Gran Depresión en Estados Unidos empeora. La carta esta firmada “Vic y Wal” por Victor y Walter Reuther.
Después Walter Reuther se convierte en un vil anticomunista. Cuando se convierte en presidente del Congress of Industrial Organizacions (CIO) en 1949, expulso a todos los comunistas electos a posiciones en el sindicato United Automobile Workers Union. También expulsó a 11 sindicatos dirigidos por comunistas de la CIO. Como recompensa los patrones se “olvidaron” de su carta a continuación.


Querido Mel y Glad: Su carta de diciembre 5 llego la semana pasada de Alemania y fue leída con mucho interés por Wal y yo. Parecen siglos desde que supimos de ustedes, imagínense con que alegría recibimos noticias desde Detroit.
Lo que escribes sobre las huelgas y en general los problemas laborales en Detroit nos hace desear el momento de regresar con ustedes al frente de la lucha: sin embargo, la inspiración diaria que recibimos trabajando con nuestros camaradas rusos en nuestra fabrica, nos dice que estamos ayudando a construir una sociedad que terminara para siempre con la explotación del hombre por el hombre. Saber que lo que estamos construyendo es para el beneficio y gozo de toda la clase trabajadora, no solo la rusa, sino todo el mundo. Esto es nuestra recompensa temporal por nuestra ausencia de la lucha en Estados Unidos.
Mel, sabes que Wal y yo siempre apoyamos a la Unión Soviética. Sabes que siempre estuvimos listos para defenderla contra las mentiras de los reaccionarios. Pero, te digo, ahora que estamos aquí, no solo simpatizamos con el país, estamos listos a luchar por el y sus ideales. Y, ¿Por qué no? Aquí los trabajadores, a través de su militante liderato, la dictadura del proletariado, no se han vendido. Aquí ellos, contra todo, contra la hambruna, lucha interna, y guerra civil, contra el sabotaje, la invasión capitalista, el aislamiento – nuestros camaradas aquí han mantenido su poder. Ellos han transformado las “masas oscuras” de Rusia en trabajadores energéticos y progresistas. Ellos han transformado la Unión Soviética uno de los mas grandes países industrializados del mundo. Han forjado la base económica para una sociedad sin clases.
Aquí no hay patrones que atemoricen a los trabajadores. Nadie los enloquece con aceleramientos. Aquí los trabajadores controlan. Ni el supervisor de la fabrica tiene mas derecho en estas reuniones que cualquier otro trabajador. He sido testigo muchas veces, cuando el supervisor habla mucho, los trabajadores decidieron que ya había tomado mucho tiempo y le dieron el piso a un trabajador que hablo de sus problemas y ofreció sugerencias. ¡Imagina esto en la Ford de Briggs! A esto es a lo que de afuera llaman la “despiadada dictadura en Rusia”. Te digo, Mel, en todos los países en que hemos estado hasta ahora, nunca encontramos tal democracia proletaria genuina.
En nuestra fabrica, la mas grande y moderna de Europa – y hemos visto todas – no hay fotos de los Ford, o Roosevelt. Ningún parasito como esos, pero si tenemos banderas rojas con consignas como “Obreros del Mundo Uníos” por todos lados. Banderas rojas ondean sobre las maquinas, perforadoras, tornos, etc. Mujeres y hombres trabajando juntos. Al medio dia todos comemos en un restaurante de la fabrica donde se sirve comida casera. Una banda de trabajadores toca en un cuarto adjunto. El resto de la hora de almuerzo nos reunimos en el cuarto de recreación , donde jugamos, leemos, o simplemente hablamos y fumamos. Un gran espíritu de camaradería como nunca habíamos visto en nuestras vidas. Si vieras nuestro superviso caminando por la fabrica saludando a los trabajadores “Hola camarada”, no se distingue de cualquier otro trabajador.
Lo interesante, Mel, es que hace 3 años, este lugar era una pradera, un campo, un paramo, y los miles de trabajadores aquí, quienes construyen complicadas piezas y herramientas, eran antes campesinos que nunca antes habían vista una industria, mucho menos trabajado en una. Aun con el duro invierno ruso de 45° bajo cero, trabajan con sus manos descubiertas, cavando bases y construyendo estructuras.
A unos 20 minutos caminando, esta toda una ciudad socialista que creció en los últimos 3 años. Mas de 50,000 trabajadores de la fabrica viven en nuevos y modernos edificios de apartamentos. Tienen grandes hospitales, escuelas, librerías, teatros, y clubes, todo para el uso de quienes trabajan. Hace tres noches nos invitaron al club “Sosgor” (Ciudad Socialista) a un evento que organizaron los trabajadores de la fabrica de pintura. Imagínate, todos los trabajadores con quienes compartimos se juntan para una noche de banquete, y teatro, un concierto, discursos, y un gran baile. Imagínate Mel, ¡Henry Ford, haciendo una gran fiesta para sus esclavos! Esta fiesta no fue un regalo de caridad de alguien de allá arriba, ¡porque nosotros somos dueños de la fabrica! Nos habíamos reunido y decidimos hacer la fiesta, y se pago con el exceso de ganancias de nuestro departamento.
En toda mi vida, Mel, nunca habia visto algo tan inspirador. Cuando hemos visto lo que es posible cuando los trabajadores tienen el poder, ya no podemos luchar solo por un ideal, luchamos por algo real, algo tangible. Mel somos testigos y participes de grandes cosas en la Unión de Republicas Soviéticas Socialistas. Hemos visto la nación mas atrasada del mundo convertirse rápidamente en la mas moderna y científica, con nuevos conceptos dentro de nuevos ideales sociales que se están creando. ¿Quien no estaría inspirado por estos eventos?
Continuemos la lucha por una América Soviética

Vic. y Wal