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Trabajadores de Chinatown luchan contra desplazamiento racista

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09 Marzo 2018 38 visitas

NEW YORK CITY, 12 de Febrero—Ocho inquilinos chinos, mayormente mujeres y adultos de la tercera edad, han hecho una huelga de hambre, y por cinco días acamparon afuera del Housing and Preservation Development (HPD) racista. Soportando las heladas temperaturas, la lluvia y el hambre demandaban que la ciudad repare la escalera de su edificio y que abandonara la orden de desalojo que dejaría a varias familias sin hogar.
Estas trabajadoras, cuyas edades oscilan entre 50 y 70 años, gracias a la organización de unos 200 trabajadores, multirraciales y multigeneracionales, lograron terminar la huelga saludables y con una reforma temporal. Militantes del Partido Laboral Progresista se unieron a esta lucha para desenmascarar la agenda racista de la ciudad.
Hagamos retroceder al casero betesh
Los huelguistas, algunos inquilinos del 83-85 Bowery, lucharon legalmente contra el casero Joseph Betesh por años. Los inquilinos no permitieron la demolición del edificio para convertirlo en cajas de cristal lujosas para los ricos.
“Betesh, quien también es dueño de la cadena de tiendas Dr. Jay, adquirió los dos edificios en el 2013, pago $62 millones por once propiedades en la Bowery. Poco después empezó a desalojar a los inquilinos” (The Village Voice, 4/1). Bretesh utilizo todos los trucos posibles para deshacerse de los inquilinos, desde desestabilización de la renta y dejar que el edificio se deteriorara, hasta ofrecer una coima de $15,000 para que los inquilinos salieran, ellos rechazaron las ofertas.
Trato de desalojarlos en el 2015, argumentando que no tenía por qué renovar sus arriendos. Lo inquilinos protestaron, y movilizaron a la asociación de inquilinos para que Betesh se preocupara de las casi 200 violaciones que el edificio tenía por años de negligencia. Fue entonces que Betesh demando a los inquilinos en la Suprema Corte.
Estos luchadores también rechazaron la oferta de arriendo de 99 años que les ofreció Betesh, porque eso significaba tener que salir de los apartamentos para que se repararan sin saber si podrían regresar.
El pasado diciembre, después de dos anos de batallar contra Betesh en el juzgado, la Division of Housing & Community Renewal (DHCR) decidio que el edificio deberá ser “renta-estabilizada” [que no puede desalojar a los inquilinos y observar el contrato de arrendamiento]. Esta victoria fue temporal.
El gobierno trabaja de la mano del casero
A mediados de enero la agencia patronal municipal Department of Buildings (DOB), confabulo con Betesh para desalojar por la fuerza a 75 trabajadores del edificio 85 Bowery. En menos de dos horas, los bomberos y la policía racista desalojaron a familias entras, bebes y ancianos incluidos llevándolos a un albergue. Para el 24 de enero, poco antes de la fecha de dos semanas para reparaciones incluida en la orden de evacuación, los inquilinos y la Coalition to Protect Chinatown and Lower East Side, organizaron una conferencia de prensa para demandar que la HDP hiciera las reparaciones.
Los PLPeistas participaron en el militante plantón. Una de las consignas del PL fue “¡Obreros Unidos Jamas Seran Vencidos!” Tenemos que discutir el DESAFIO con estos luchadores e involucrar a sus amigos en esta lucha.
En un momento dado los inquilinos rompieron la barrera y entraron a las oficinas del HPD entregando una carta al comisionado demandando las reparaciones y que procesen a Betesh. Claro que no hubo ninguna respuesta. Después de dos semanas de estar como sardinas en lata, sin saber cuándo terminaría todo, el 2 de febrero, anunciaron la huelga de hambre.
Cuando trabajadores ganan una pulgada, los patrones se toman una milla
A pesar de los esfuerzos de que sus partidarios trataron de que dejaran la huelga de hambre y los policías malditos trataron de intimidarlos durante toda la huelga, aun así, ellos no cedieron.
James O’Neil, comisionado de policía, ordeno que los huelguistas quitaran las carpas que su sindicato había dejado para ellos. Eso aparentemente violaba la ley. Las carpas eran para protegerlos del frio en estas congelantes temperaturas.
Solo en un sistema de explotación pueden los ladrones salir como si nada mientras que los trabajadores que luchas son criminalizados. Está claro que a los patrones y sus protectores les importa más la propiedad privada que las vidas de la clase trabajadora.
La huelga de hambre termino por ahora, la ciudad acordó, con la dirección, completar las reparaciones de las escaleras y permitir que los inquilinos regresen a sus hogares para el 28 de marzo. Pero, nosotros sabemos que estas estructuras capitalistas no son confiables. Los inquilinos planean reanudar su huelga si no les permiten regresar para la fecha señalada.
Una huelga de hambre depende del sentimiento de culpa del opresor. En vez de apelar al sentido de la moral de nuestro enemigo, lastimándonos. Los trabajadores debemos exhibir y amenazar el poder estatal a través de la unidad multirracial militante. Si queremos acabar con los desalojos racistas, los trabajadores necesitamos toda nuestra energía para organizar lo necesario para acabar con el capitalismo.
La rezonificación racista castiga a trabajadores
La riqueza para los capitalistas es la devastación para los trabajadores. Lo que ahora es EE.UU. se logró por medio de la guerra y el genocidio de los indígenas. Hoy los patrones de bienes raíces le roban a las familias obreras para recibir rentas de lujo, lo cual es posible gracias al gobierno capitalista y sus politiqueros.
Con la bendición del alcalde Bill de Blasio, el Consejo Municipal aprobó en el 2008 un plan para la rezonificación de 111 cuadras en el Bajo Manhattan. Este plan racista protegía a casi todos los barrios blancos en el Lower East Side y el East Village del alza en los arriendos, excluyendo a casi toda Chinatown. Permitiendo que magnates como Betesh comprar los edificios muy baratos.
La concejal de Chinatown, Margaret Chin es tan culpable del racismo como las autoridades de vivienda, el alcalde de Blasio, la policía, y el casero Betesh. La demócrata Chin también se confabulo con las constructoras, dejando vulnerables las viviendas de la clase trabajadora, incluyendo la vivienda pública. Lo cual afecta de manera terrible a los inquilinos negros, latinos, y asiáticos. Chin recibió $230,000 en donaciones de campaña del Real Estate Board of New York. [Consejo de Bienes Raíces de NY]. Chin, quien fuera una activista pro vivienda, fue la primera persona asiática en representar a Chinatown. Obviamente de dónde vienes no significa que servirás a los trabajadores.
Lucha a largo plazo
Esta lucha es un golpe al sexismo y racismo. Los años de lucha multirracial de los inquilinos es una inspiración. Los inquilinos podrían regresar, pero la lucha contra la vivienda y el racismo va para largo. Los dueños de la vivienda continuaran desplazando a las familias trabajadoras. La única forma en que acabaremos permanentemente con la privatización racista es construyendo un mundo donde la propiedad es colectiva, para toda la clase trabajadora: un mundo comunista.

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Una ciudad segregada

Comenzando la Primera Guerra Mundial, los trabajadores negros fueron forzados a migrar a las ciudades debido a la falta de mano de obra y la producción de guerra.
La vivienda fue dividida por color, y después de la Segunda Guerra Mundial la “huida de blancos” hacia los suburbios crearon las condiciones de segregación en las ciudades devastando las condiciones de vida.
NYC fue, en gran parte, moldeada por el racista Robert Moses. El, junto a los multimillonarios y políticos construyo una ciudad segregada. Algunas de las transgresiones de “Moses”; hectáreas de edificios estériles de vivienda pública, parques y lugares de recreación para los ricos y acomodados, carreteras separando los barrios obreros y desposeídos de un cuarto de millón de personas.” (NYT, 5/6/2007).
 Como comisionado de parques, Moses dejo solo uno de 255 parques al alcance de la clase trabajadora. La única piscina en East Harlem se mantenía a baja temperatura a propósito. Diseño los puentes muy bajos, para que no pudieran pasar los autobuses que llevaban a los jóvenes negros y latinos a la playa Jones. Para construir las carreteras rapidez 250,000 familias fueron desplazadas.
Hoy, cincuenta años después que la ley federal Fair Housing Act convirtiera la discriminación y practicas racistas en la vivienda ilegales en la Ciudad de Nueva York, los barrios aún siguen altamente segregados.
Lo que los patrones llaman el crisol [melting pot], en realidad es una profunda segregación en la vivienda. En algunos casos el aislamiento entre las razas es de hasta el 90%. Las familias negras y blancas son las más aisladas unas de las otras (NYT, 15/4/15). “Las familias latinas están aisladas en Corona e Inwood, las asiáticas estas más aisladas en Chinatown.”
Mientras antirracistas como los de Park Slope luchan contra la segregación en las escuelas, lo cual es el resultado de la segregación en la vivienda, nosotros tenemos que luchar contra el racismo en nuestros barrios.
Los patrones nos ofrecen dos “opciones” toxicas: una vivienda profundamente segregada como el caso de Chinatown, o la gentrificación, provocando el desplazamiento racista de las familias trabajadoras y la misma segregación.
Escojamos la integración, únete a la lucha por el comunismo.