LOS ANGELES—La construcción de bases y la lucha a largo plazo han sentado las bases para grandes cosas por venir en una escuela secundaria en California.
Desde el primer día que comencé a enseñar en la escuela, puse mi política a la vanguardia y establecí relaciones con profesores y estudiantes que se centran en discutir abiertamente la situación mundial.
Durante el almuerzo, los maestros conversan sobre todo, desde las condiciones para los estudiantes en la escuela hasta el imperialismo en todo el mundo. Los maestros y estudiantes han librado luchas contra el escaneo y el tamaño de las clases, así como han asistido a grandes mítines en torno a cuestiones de inmigración, asesinato policial y los derechos de las mujeres. Existe una comprensión entre maestros y estudiantes de que debemos ser activos en el mundo que nos rodea para poder cambiarlo.
La administración de esta escuela no comprende esta base que se ha establecido. Entonces, comenzaron nuestro año escolar explicando cómo los maestros recibirían una hora de pago por llegar tarde al trabajo y que nos castigarían si salíamos del campus en cualquier momento del día, incluso durante el almuerzo, ellos asumieron que simplemente daríamos la vuelta y diríamos que está bien.
En la reunión inicial donde se presentó este ataque, una maestra habló apasionadamente sobre cómo ella trabajaba en una escuela antes de que se aplicara esta política y cómo afectaba tanto al personal como a los estudiantes. Eso fue suficiente para hacer rodar la pelota. El personal realizó reuniones de planificación para discutir cómo luchar contra este ataque.
Parte del plan involucró contactar al sindicato para obtener apoyo. Descubrimos rápidamente que el presidente del sindicato ya le había dado el visto bueno al gobierno sin siquiera discutirlo con nuestro personal. En el transcurso de solo una semana de trabajo, nuestro personal ahora ha aprendido la importante lección del papel desempeñado por los líderes sindicales.
A pesar de que el máximo liderazgo del sindicato nos vendió, nuestros representantes sindicales exigieron una reunión con la administración para discutir este ataque. La administración enmarcó esto al personal como una reunión de colaboración y tuvo el objetivo de lograr que el personal establezca los términos del ataque para engañarnos y aceptarlo de mejor manera. Nos reunimos de antemano como personal y decidimos que no haríamos concesiones a la administración, que exigiríamos que no se hicieran cumplir estas políticas y que no estaríamos involucrados en el establecimiento de parámetros sobre cómo pueden abusar de nosotros.
La reunión fue como era de esperar. La administración ocupó 15 minutos de una “reunión de colaboración” de 45 minutos para hablar de lo mal que están y que el personal está causando tanto daño y destruyendo nuestro ambiente “familiar” en la escuela. Dos de los tres administradores incluso lloraron.
Sus lágrimas no nos engañaron ni nos impidieron. Como dije, ya se habían establecido las bases para una lucha audaz. El personal se mantuvo unido y fuerte. ¡Dijimos NO! El resultado final de esto aún no se ha visto, pero en este momento parece que hemos ganado la batalla.
En el futuro, tendremos que hacer un mejor trabajo al conectar ataques como estos a los estudiantes y sus familias. Sabemos que cualquier ataque a las condiciones laborales de los docentes es realmente un ataque a las condiciones de aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, esto tiene que hacerse más claro para todo el personal, de modo que nuestra estrategia de organización incorpore esa comprensión.
Sin embargo, en general, una pequeña pelea ha sido de gran ayuda al acercarnos más como personal y hacer que todos se muevan ligeramente hacia la izquierda. Espero una larga historia de lucha y lucha con todos!