El aparente asesinato de Jamal Khashoggi, periodista critico del patrón capitalista mas poderoso de Arabia Saudita, muestra el descendente poder del imperialismo estadounidense y su dependencia en una clase dominante saudí corrupta y brutal. El caso Khashoggi también revela las ambiciones de poder de Turquía, opuestas a la competencia saudí, en el Medio Oriente – y la creciente influencia rusa en la región. El resultado de esta situación es la inevitable guerra inter imperialista.
Hoy, en todo el mundo, el capitalismo se encuentra en creciente crisis económica y política. De Asia a Europa a Norte y Sur América los patrones necesitan cada vez mas el fascismo para disciplinar a su propia clase e intimidar a los trabajadores. Solo la revolución comunista podrá acabar con el fascismo de una vez por todas y acabar con la base material de la guerra imperialista; la competencia por el máximo de ganancias.
El 2 de octubre, Khashoggi fue visto en video entrando al consulado saudí en Estambul, buscando los documentos que necesitaba para casarse. Khashoggi no era un disidente cualquiera, tenia relación con miembros de la familia real saudí, y la Hermandad Musulmana. Se había aliado con un sector de la clase dominante saudí que, en el 2017, se convirtieron en blanco de purga por parte del coronado Príncipe Mohammed bin Salman (MBS). Khashoggi vivía en el exilio después de su rompimiento con MBS, atacaba al régimen saudí en la columna que escribía para el Washington Post. Acuso a MBS de crear un “clima de miedo e intimidación” (Washington Post, 18/9/17).
El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan contra ataca, acusando a MBS de planear el asesinato. Desde la desaparición del periodista y su reportado descuartizamiento, la policía e inteligencia turca han filtrado una serie de detalles espantosos a la prensa turca. Los reportes mediáticos han implicado a importantes medios del ejercito e inteligencia saudí como asesinos de Khashoggi. Erdoğan, empeñado en utilizar el incidente para minar a MBS, demanda que Turquía, no Arabia Saudita, investigue y enjuicie a los acusados (NYT, 23/10).
Aunque el régimen fascista de Erdoğan en Turquía es conocido como “el líder mundial en encarcelamiento de periodistas” (2018 World Report, Human Rights Watch), finge indignación por el asesinato de Khashoggi para minar a Arabia Saudita. Aun cuando ambos poderes regionales tienen lazos económicos significativos, ambos tomaron lados opuestos durante la Primavera Árabe. Turquía apoyo los levantamientos políticos islámicos en toda la región mientras que Arabia Saudita trataba de aplastarlos (WP, 8/3). MBS ha dicho que Turquía es un lado del “triangulo del mal”, junto a Irán e ISIS.
Rusia Corteja a Turquía Para Anular la OTAN
Mientras tanto, Rusia ha tratado de acercarse a los gobernantes turcos desde 2015 (Wall Street Journal video, 25/6). La estrategia del presidente Vladimir Putin es separar a Turquía, el ancla oriental de la alianza OTAN, de la coalición liderada por EE.UU. Turquía comanda un punto critico que conecta el Mar Negro al Mediterráneo. También provee a Rusia con una ruta alterna para sus embarques a Europa, evadiendo una hostil Ucrania.
En diciembre del 2017, Turquía acepto comprar el sistema de defensa aéreo S-400 de Rusia; cuatro meses mas tarde, compró una planta nuclear rusa (Bloomberg, 11/7). Rusia construirá la sección terrestre de su gaseoducto Turkstream en suelo turco, asegurando su acceso a mercados europeos. En compensación Turquía recibe un reembolso de mil millones de dólares de recargos sobre el gas (Reuters, 26/5).
En contraste, en el verano, EE.UU. anuncio el incremento en aranceles a las importaciones turcas, una semana después Turquía responde con lo mismo. EE.UU. intensifica el conflicto comercial sancionando a oficiales de alto rango turcos. Pero ninguno de los países parece estar listo a cortar relaciones aun. El 21 de octubre Erdoğan publico una declaración reafirmando su “determinación para normalizar y desarrollar la cooperación Turco-EE.UU. en todas las áreas”. Los capitalistas no tienen honor y las alianzas tradicionales seguramente continuaran cambiando conforme se acerca la guerra.
Gobernantes Estadounidenses Divididos En Cuanto a Estrategia en el Medio Este
Los gobernantes estadounidenses parecen profundamente divididos en su respuesta al debacle Khashoggi. Lindsey Graham, senador republicano pidió sanciones contra Arabia Saudita y se refirió a MBS como “toxico”. Varios capitalistas importantes, entre ellos Jamie Dimon ejecutivo de JPMorgan Chase, se retiraron de la conferencia anual organizada por los saudís, forzando a Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro a hacer lo mismo (CNN, 18/10).
Pero, animado por su yerno y porrista de MBS, Jared Kushner, el presidente de EE.UU. Donald Trump trata desesperadamente de salvaguardar la reputación de los gobernantes saudís (NYT 19/10). Aun cuando siguen saliendo detalles que condenan la participación saudí en el caso Khashoggi, Trump continua defendiendo a MBS y un inmenso acuerdo de armamento con Arabia Saudita. Lo que si esta perfectamente claro es que los patrones estadounidenses pondrán sus intereses capitalistas sobre cualquier compromiso a los “derechos humanos”.
Las respuestas contradictorias al caso Khashoggi reflejan un desacuerdo mas extenso sobre la estrategia estadounidense en el Medio Oriente. Los gobernantes están divididos sobre como mejor controlar la región: darle la libertad aliados tradicionales, Arabia Saudita e Israel, de masacrar a quien se les antoje, o proteger sus apuestas jugando en ambos lados, como lo hicieron durante la guerra Irán-Irak en 1980 (bajo Ronald Reagan) o haciendo un acuerdo nuclear con Irán (Bajo Barack Obama). La administración de Trump gira hacia otra dirección.
Con un poder estadounidense en declive después de perder dos guerras y recientemente haber sido superado por Rusia e Irán en Siria, el ala principal de la clase dominante no puede permitirse un frente dividido – otro estimulo para un creciente fascismo en EE.UU.
Aun con todos los dramáticos comentarios de la prensa capitalista sobre “la libertad de prensa” y la indignación sobre el asesinato extra-judicial, el caso Khashoggi es realmente sobre la lucha entre EE.UU. y Rusia por el control sobre la región que cuenta con las reservas mas baratas de energía. Los trabajadores no deben dejarse engatusar apoyando a uno u otro lado imperialista en esta lucha. Nuestros intereses de clase es desenmascarar las intrigas de los gobernantes. Nuestro trabajo es dirigir la lucha para quitar el poder estatal de sus sangrientas manos por medio de una revolución por un mundo comunista igualitario.
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Arabia Saudita es Clave para el Control de EE.UU. en el Medio Oriente
A largo plazo, a pesar de las tensiones actuales, EE.UU. no tiene otra opción mas que mantener su relación con Arabia Saudita. Los patrones estadounidenses plantaron su bandera en Arabia Saudita en 1938, cuando Standard Oil de California ( hoy Chevron) descubrió el petróleo ahí (CFR Website 12/5/17). En 1979, Zbigniew Brzezinski, antiguo consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, proclamo la “Doctrina Carter”: Cualquier intento de fuerzas foráneas de tomar control de la región del Golfo Pérsico…será rechazado de cualquier forma, incluyendo la fuerza militar”. Aun cuando el consejo de redacción del New York Times hipócritamente critico a Trump por tratar de apuntalar a MBS, admitió que el reino es “un importante aliado en esta volátil parte del mundo, un gran comprador de armamento estadounidense y una fuente de poder en la política petrolera global”(NYT, 19/10).
EE.UU. necesita de Arabia Saudita como parte de su estrategia para aislar a su enemigo en común: Irán. El 4 de noviembre, EE.UU. implementara un segundo conjunto de sanciones para penalizar a cualquier país que haga negocio con Irán (Congressional Research Service, 26/9). Con el declive de petróleo iraní en el mercado, EE.UU. dependerá de que los gobernantes saudís aumenten la producción petróleo y mantengan los precios bajos; que le sirvan como andamio para las acciones militares estadounidenses; y para darles legitimidad en la región
Arabia Saudita tiene el presupuesto militar mas alto en el Medio Oriente – mas de $76 mil millones en 2017 (Center for Strategic and International Studies (13/3). Con apoyo de EE.UU. cimento su liderato regional creando una coalición de países africanos y del Medio Oriente para intervenir militarmente en Yemen contra los rebeldes apoyados por Irán. Esta cimentación, además de socavar a Irán y masacrar a miles de civiles, ayudo a que Arabia Saudita asegure su frontera sur (Aljazeera, 26/3/15). Lo que sigue: un plan saudí de desarrollar puertos petroleros en el sureste de Yemen (Aljazeera 20/8).