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Recompensas rusas exponen debilidad de fascistas liberales

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23 Julio 2020 96 visitas

Las acusaciones sobre que Rusia pago al Talibán para asesinar tropas estadounidenses en Afganistán, a lo que el gobierno aún no responde, es otra muestra de la decadencia del imperialismo estadounidense. La clase dominante estadounidense está en crisis; con una pandemia sin control, una completa depresión económica y la lucha masiva contra la policía racista. Sus instituciones se caen. Su liderato, demócrata y republicano, es incompetente y está divido.
Para la clase trabajadora internacional y el movimiento revolucionario comunista que debemos dirigir, el caos es tanto una oportunidad como un peligro. Por primera vez en muchos años, las masas de trabajadores buscan alternativas a este sistema de ganancias corrupto. Pero debemos también tener conciencia que se intensifica el terror estatal y la guerra inter-imperialista global está muy cerca.
Fascistas grandes y pequeños
Después de 18 años de combate estadounidense en Asia Central y el Medio Oriente, el abiertamente racista presidente Donald Trump presiono la retirada de tropas de focos de presión como Afganistán y Siria. Trump representa a los pequeños fascistas, quienes lucran específicamente de la energía y otros recursos domésticos. El ala de Trump esta, fundamentalmente, opuesta a los capitalistas imperialistas financieros; los liberales, grandes fascistas, quienes dependen del dominio sobre petróleo barato del Medio Oriente. Ambos lados están cansados de la “guerra eterna” en Afganistán – un conflicto, que, según el vocero principal de los patrones liberales, el New York Times, “tiene que terminar” (7/7).
Pero, no debemos confundirnos con este empuje hacia la “paz” de los grandes fascistas, a ellos no les importa derramar la sangre de los trabajadores. Los gobernantes liberales quieren conservar su ejército y su colateral político para la futura guerra entre súper poderes. Para ellos, el hecho que Trump no frenara la ascendencia de Rusia en la región es una debilidad estratégica. Conforme el capital financiero lucha para recuperar el control en las próximas elecciones, estas divisiones dentro de la clase dominante se podrían agudizar y hacerse más violentas.
Como trabajadores, no debemos hacernos ilusiones de que los ataques, contra Trump, de los grandes fascistas, serán buenos para nuestra clase. Estos capitalistas liberales representan el peligro más prominente para nuestra clase. Se apropian de las rebeliones masivas y las dirigen hacia las elecciones y por unas cuantas reformas insignificantes mientras construyen un movimiento dirigido por ellos mismos hacia un total fascismo y la tercera guerra mundial.
Para que los trabajadores podamos escapar de esta pesadilla, nuestra meta debe ser clara: la revolución comunista y la construcción de una sociedad igualitaria, dirigida por los trabajadores. El Partido Laboral Progresista Internacional (PLP) lucha para organizar las masas del mundo, desde Kabul a Moscú a Minneapolis, convertirnos en una fuerza armada de millones que pueda aplastar este sistema capitalista racista y sexista, para siempre.
Liberales atacan a Trump en su envestida hacia la guerra
Los grandes fascistas, principalmente representados por sus títeres en el partido demócrata y otros vendidos, no tardaron en reportar sobre las recompensas para desacreditar y disciplinar al presidente pícaro. Ellos saben que Trump, como buen payaso, autocomplaciente y degenerado que es, no puede manejar los intereses a largo plazo del imperio estadounidense.
Muchos líderes militares estadounidenses pasados, se han adherido al ataque. John R. Allen, quien dirigió las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán durante la presidencia de Barack Obama, demostrando ser un buen títere de los grandes fascistas, golpeo a Trump y su gente con el reciente pacto de “paz” entre los súper sexistas criminales del Talibán y el golpeado y corrupto gobierno afgano:
De una administración que ha…abandonado a los kurdos en Siria y menoscabado a los palestinos, es difícil imaginar una estrategia de ataque estadounidense en Afganistán cuando el Talibán inevitablemente viola este acuerdo… (Brookings, 5/3).
Los grandes fascistas están desesperados por recuperar la presidencia para “enderezar el barco” del imperialismo estadounidense y prepararse para la guerra contra Rusia, China, o ambas. Aun cuando no tienen la disciplina interna necesaria para hacerlo, buscan restaurar algo de legitimidad a las instituciones legales y económicas capitalistas. Es por eso que los liberales vociferan contra las desigualdades racistas y sexistas en riqueza, salud, vivienda, empleo y encarcelamiento. Se dan cuenta que necesitan tomar una posición más agresiva para que sus rivales imperialistas no los aplasten.
En pocos días la treta de las recompensas se hizo pública, prominentes liberales como Nancy Pelosi, vocera de la cámara y Chuck Schumer líder de la minoría del senado demandaban información de los oficiales de inteligencia nacional a la vez que pedían nuevas sanciones contra Rusia (NYT, 1/7). Joe Biden, el imbécil segregacionista que los demócratas planean correr contra Trump, decía que, si es elegido, el presidente de Rusia Vladimir Putin “será confrontado e impondremos graves consecuencias sobre Rusia” (MSN, 28/6).
El presidente del Consejo en Relaciones Exteriores, Richard Haass, principal grupo de expertos de los grandes fascistas también proclamo en twitter: “Rusia lleva a cabo guerras encubiertas contra tropas estadounidenses en Afganistán y nuestra democracia en casa. Una respuesta proporcionada aumentaría los costos de su presencia militar en Ucrania y Siria, y, utilizando sanciones e informática, para desafiar a Putin en su casa” (27/6).
Con el orden mundial liberal y la supremacía estadounidense colapsando frente a nuestros ojos, los grandes fascistas se ven forzados a aumentar las embestidas – no por fortaleza, sino por debilidad.
El juego secreto imperialista de Rusia
Un ataque encubierto de inteligencia contra las fuerzas militares estadounidenses y británicas en Afganistán encajan bien con el criterio de guerra “hibrida” de Putin. El ejército ruso no está en condiciones para confrontar las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, los patrones de su capitalismo de estado han mejorado sus habilidades desestabilizadoras y sus ataques cibernéticos, se han entrometido en elecciones foráneas, y han armado ejércitos colaboracionistas (RAND Corporation Report, 22/3/17).
Conforme afloran los detalles sobre las recompensas, también aflora evidencia que Rusia ha estado coqueteando con el Talibán y el gobierno central afgano, para tramar una salida más rápida de las tropas estadounidenses (CNN, 1/7). La disminuida presencia estadounidense en la región, dejará un vacío que servirá para los designios imperialistas de los patrones rusos. A finales de 1980, los imperialistas rusos fueron expulsados de Afganistán por los muyahidines, (Antecesores al Talibán, Al Qaeda, y el EI), apoyados por EE.UU. Los imperialistas rusos están ansiosos por que su vecino y toda Asia Central regresa a su órbita para una mejor seguridad regional, contratos militares lucrativos y acceso a la fortuna en recursos naturales (The Interpreter, 7/5).
¡Luchemos por el comunismo!
Cuando finalmente exploten las contradicciones de la rivalidad inter-imperialista, todos los patrones capitalistas de todas las naciones estarán ansiosos por enviar a los trabajadores a la guerra, a morir por sus ganancias. Como comunistas, nuestro objetivo revolucionario es ganar millones de trabajadores y estudiantes alrededor del mundo a unirse al Partido Laboral Progresista. Tenemos que aplastar el negocio genocida capitalista y luchar por el poder de la clase trabajadora internacional. Debemos entrelazar nuestras luchas contra el terror policial racista, el devastador desempleo, y la guerra imperialista, con una lucha unificada revolucionaria para acabar con todo este sistema podrido. El Partido Laboral Progresista representa las masas de la clase trabajadora, la única fuerza que puede acabar con el sistema de ganancias y toda la miseria en la faz de la tierra. ¡Únetenos!