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Capitalismo estadounidense aun en decadencia; trabajadores necesitan el comunismo

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06 Noviembre 2020 110 visitas

La elección presidencial estadounidense – aun sin decidirse al imprimir esta edición –muestra al mundo, el caos, la decadencia y el declive de la clase dominante estadounidense. Mientras los racistas Donald Trump y Joe Biden luchan por el poder representando a dos campos de la clase dominante, y mientras los “observadores” arremeten contra el centro de conteo en Detroit, lo que nos espera es horrible, a final de cuentas.El mundo ha cambiado desde el 2000, cuando los demócratas cedieron en la elección de Al Gore, y ambos partidos aun jugaban en el mismo equipo. Lo que esta en juego es mucho mas grande. El futuro del capitalismo estadounidense, la legitimidad de su “democracia”, el destino de su orden mundial liberal, todo esta en juego.
El imperio estadounidense esta de picada. Mientras la pandemia continua sin freno en EE.UU. y Europa, el rival imperialista; China, que ya es la economía mas grande del mundo, gana terreno día a día. Los patrones de energía domestica, aisladores - dirigidos por las familias Koch y Mercer, con Trump como su patológico representante – han tenido que tomarse el partido republicano y sus bases de racistas blancos y los matones nacionalistas.Después de dos fiascos electorales seguidos, los liberales globales del capital financiero – los sangrientos patrones que han gobernado desde la segunda guerra mundial – están en la cuerda floja, lo cual los hace aun mas peligrosos.
Pero, aun cuando no podemos predecir quien ganara las elecciones capitalistas, hay mucho que si sabemos:
Sabemos que el capitalismo significa alienación. A pesar de que mas gente que nunca se ha presentado a votar, alrededor de uno de tres votantes elegibles – unos 80 millones de trabajadores no se molestaron en votar (USA Today, 3/11). Millones mas fueron a las urnas por miedo a que ganara Trump. Ellos ven a Biden como lo que es; un criminal, amigo de segregacionistas y policías asesinos, arquitecto de las encarcelaciones masivas racistas, guerrerista del Medio Oriente y fiel lacayo del deportador-en-jefe Barack Obama.
Sabemos que no importa quien gane las elecciones, las necesidades del capitalismo serán el motor que propale el fascismo estadounidense y la guerra inter-imperialista.Después que los patrones arreglen su casa, y un ala aplaste a la otra, aumentaran sus ataques asesinos contra nuestra clase.
Sabemos que el sistema de ganancias, sin importar quien sea el presidente, no puede proteger la salud y vida de los trabajadores. Por décadas, los demócratas y republicanos han cerrado hospitales y han recortado los recursos para la salud publica. La historia es la misma en todo el mundo, y es por eso que cientos de miles mueren de covid-19 en América Latina, Asia, África, y Europa.
Pero, mas que nada, sabemos que, hoy mas que nunca, debemos unirnos y construir el Partido Laboral Progresista, para organizar a la clase trabajadora internacional, para que se convierta en una fuerza de lucha para destruir el capitalismo de una vez por todas.
Maligno si, menos no
Antes de las elecciones, los patrones liberales nos bombardearon con el mensaje de la política del menor de los males. Aunque Biden no es perfecto, nos decían, lo que importa ahora es sacar al racista, sexista e incompetente de Trump.Pero, en el actual periodo, cuando los patrones no pueden gobernar como antes, el trabajo del presidente estadounidense – no importa de que partido sea o su personalidad – es manejar las crecientes contradicciones de su sistema. No es que los patrones escojan el fascismo; sino que es una necesidad del capitalismo en crisis. La diferencia entre los dos campos gobernantes es estratégica.Las fuerzas detrás de Trunp, enfocadas en ganancias a corto plazo, usan su racismo de alcantarilla para mal dirigir a los trabajadores blancos, dividir a nuestra clase, y construir una defensa predominantemente blanca, una fuerza armada “Fortress America”. Quienes apoyan a Biden, los capitalistas financieros, buscan defender su abatido imperio con un movimiento multicultural, patriótico y un ejercito que prevalezca en una guerra con China.
El circo de las elecciones presidenciales ha mostrado la feroz lucha entre estas facciones. Los eventos de las recientes semanas nos muestran una clase dominante estadounidense en ruinas: Trump, al negarse a aceptar la sagrada “transición de poder” de los patones; la hipocresía rancia de los republicanos al posicionar a la anti- aborto Amy Coney Barret a la Suprema Corte; la falsa moralización, de ambos lados, sobre la corrupción. Da como resultado la perdida de legitimidad; “[E]l propio concepto de la confianza publica es un grupo de hechos establecidos necesarios para la operación de una sociedad democrática que ha erosionado durante la presidencia [de Trump], con posibles ramificaciones a largo plazo” (New York Times, 1/11).
Los liberales capitalistas financieros saben que esta falta de confianza por parte de los trabajadores destruye su posibilidad de derrotar a sus rivales imperialistas. Ellos ven esta eleccion como una oportunidad de restaurar su poder y salvar su sistema. Utilizan al racista Joe Biden y la policía mayor Kamala Harris para tratar de convencer a los trabajadores que las reformas capitalistas pueden eliminar el terror policial racista, la ruina económica, la guerra imperialista, y la catástrofe climática.
La clase trabajadora esta en pie de lucha
La historia nos muestra que un cambio positivo para los trabajadores es generado por la lucha de clases y los movimientos de masas militantes, no votando. La esclavitud y Jim Crow, el sexismo y las leyes anti- aborto, las ilimitadas semanas laborales y la legalización del trabajo infantil – todas fueron derrotadas a través de la lucha de clases. Los trabajadores no votaron sobre los avances del movimiento de derechos civiles. No votaron para aniquilar a los Nazis – o para derrotar la maquina de guerra estadounidense en Vietnam. En cada uno de estos casos, las masas de valientes trabajadores abrieron el camino hacia la victoria; luchando, muchas veces bajo liderato comunista. Desafortunadamente, ninguna de estas batallas históricas golpeó en el corazón del capitalismo. Es por eso que casi todas estas victorias han sido revertidas. El PLP pide a todos los trabajadores que luchen – en el trabajo, en las calles, en las escuelas. Pero, también es necesario transformar las luchas por reformas en un ataque a todo el sistema capitalista.
Para remplazar el capitalismo, construiremos una sociedad comunista, diseñada para llenar las necesidades de los trabajadores, no de los patrones ni su sistema de ganancias. Los trabajadores somos quienes creamos todo lo de valor. Somos quienes manejamos las maquinas, volamos los aviones, cuidamos de los enfermos, enseñamos a nuestros jóvenes. Nosotros podemos dirigir la sociedad, las ganancias y el dinero serán abolidos. Todos tendremos viviendas decentes, alimento, y ropa. En una sociedad dirigida por trabajadores, el racismo y sexismo – herramientas esenciales de los capitalistas para dividirnos y explotarnos – serán prohibidos. Nuestras comunidades serán integradas y libres de fronteras. Cada individuo podrá desarrollarse en todo su potencial, pero la colectividad será primaria. Los trabajadores tendrán tiempo de desarrollar nuevas habilidades, en vez de trabajar sin descanso para los patrones y sus ganancias. La creatividad florecerá. La ciencia será utilizada para crear un ambiente saludable y el avance de toda la sociedad.
Los anteriores seis meses han probado que la clase trabajadora no ha perdido su espíritu de lucha. Seguimos luchando por George Floyd, Breonna Taylor, Ahmaud Arbery, Walter Wallace Jr., Marcellis Stinnette, y muchos otros mas. Seguimos luchando contra todas las desigualdades racistas enraizadas en este sistema capitalista asesino. Decidas votar o no, tienes una decisión mas importante frente a ti: Luchar en tu trabajo, en tu escuela, en tu barrio. Y, la decisión mas importante de todas, unirte al PLP, para ayudar a crear un mundo donde los Trump, Biden, y sus amos jamás vuelvan a tener el poder.