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Lecciones de lucha contra cierre racista de hospital

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31 Diciembre 2020 67 visitas

CHICAGO, 22 de Diciembre—El 15 de Diciembre, una junta estatal de supervisión votó en contra de la propuesta racista de cerrar el hospital Mercy, situado al sur de la ciudad. Este hospital de servicio obligatorio o de último recurso – el más antiguo de la ciudad – les presta servicios a los trabajadores negros y Latinos, en su mayoría con limitado o sin ningún seguro médico.
La decisión de la junta refleja el esfuerzo de cientos de trabajadores, pacientes y miembros de la comunidad que estuvieron organizando durante meses en oposición al cierre. Hemos participado en protestas y caravanas, hemos bloqueado calles, hemos compartido peticiones, y dado innumerables discursos y testimonios para prevenir este ataque racista contra los trabajadores en medio de la mortal pandemia del coronavirus. Los miembros del internacional y comunista Partido Laboral Progresista (PLP), hemos participado activamente en esta lucha.
Pero como ya sabemos los trabajadores, esta lucha no ha terminado, ni mucho menos. Los billonarios racistas dueños de Mercy, Trinity Health, siguen planificando el cierre, después que se anunció la decisión de la junta.
Ahora es el momento de expandir la base de esta lucha, e incluir aun a más trabajadores. Es esencial que dejemos de rogarles a los políticos liberales para que garanticen un futuro más sano para nuestra clase, porque ellos mismos ya nos han demostrado que no cumplen y nos atacan, una y otra vez. Ya es hora de rechazar este sistema capitalista que no nos sirve a los trabajadores, en ninguna parte del mundo, y de comenzar a organizarnos por un futuro comunista con el PLP.  
Lección #1: No confiar en ningún político capitalista
Una estrategia central durante la campaña para mantener abierto el hospital ha sido tratar de influenciar y presionar a algunos de los líderes políticos de la ciudad y del estado. Con este fin se ha apelado regularmente a la Alcaldesa de Chicago, Lori Lighfoot, al Director de Salud del Condado, Toni Preckwinkle, y al Gobernador de Illinois, J.B. Pritzker. Tal como sus contrapartes de derecha, estos patrones pro capitalistas no son, para nada, amigos de la clase trabajadora y, de hecho, toman decisiones que nos perjudican todo el tiempo.
La Alcaldesa de Chicago, Lori Lighfoot, ha permanecido notablemente callada durante la lucha, alegando que las decisiones relacionadas con el cierre del hospital son “temas del estado”. Sin duda, está muy ocupada, tratando de acallar criticas después que se dio a conocer un video del racista departamento de policías de Chicago esposando a la trabajadora negra Anjanette Young desnuda en su casa, durante una redada mal hecha (ABC7, 21/12).
De esta manera, ella sigue los pasos de su predecesor Rahm Emanuel, que igualmente, encubrió detalles de un video de las cámaras de la policía de Chicago que mostraba el asesinato racista del adolescente negro LaQuan McDonald hasta después de haber asegurado su re-elección en el 2015. Una de sus primeras acciones tan pronto tomó el cargo fue cerrar la mitad de las clínicas de salud mental del municipio, que les prestaban servicios mayormente a los trabajadores negros y Latinos (Chicago Tribune, 6/6/2019).
El Gobernador del Estado, J.B. Pritzker, ha sido crítico del cierre, pero los trabajadores no debemos confiar en sus credenciales “progresivas”. Su familia es una de las diez más ricas de EEUU, con un valor estimado de más de $30 billones (Forbes, 16/12). Esta gran fortuna se amasó explotando la labor de incontables trabajadores.
Por último, la Presidente de la Junta del Condado Cook, Toni Preckwinkle, tiene la reputación de ser la reina de los recortes, y actualmente está en proceso de eliminar los servicios de emergencia del Provident, otro hospital de último recurso al sur de la ciudad (South Side Weekly, 7/11). Esto concuerda con su decisión, hace casi diez años, de cerrar el hospital Oak Forest, a pesar de las protestas de los trabajadores (WBEZ, 16/8/2011).
Al final de cuentas, todos los políticos se rinden ante las necesidades de este sistema de lucro racista. Por eso no debemos esperar nada diferente cuando les confiamos el futuro del hospital Mercy.   
Lección #2: El sistema de salud capitalista nunca va a responder a nuestras necesidades
Como trabajadores de la salud, hemos sido testigos directos de algunos de los peores efectos racistas de esta pandemia que les ha costado la vida a más de 1.5 millones de trabajadores en todo el mundo, incluyendo a 300, 000 en los EEUU. Pero, a pesar de las continuas olas de casos, con locales abarrotados de pacientes, los patrones de los servicios de salud no desisten en sus planes, y ya han cerrando 20 hospitales, en todo el país, este año (Becker’s, 9/12).
El servicio de la salud bajo el capitalismo es un producto de consumo, un servicio que usan para su lucro. Los resultados que garanticen que como trabajadores tengamos una vida sana valen mucho menos que el deseo de llenarse los bolsillos de los patrones. Con esto en mente, tiene sentido que Trinity Health quiera cerrar el hospital Mercy, a pesar de haber acumulado un capital billonario. Al capitalismo sólo le interesa lucrarse al máximo y conquistar mercados.
Unido a una infraestructura de salud pública municipal ya muy desgastada, estos cierres de hospitales van a ser mortales para los trabajadores negros y Latinos, cuya expectativa de vida es un promedio alarmante de treinta años menos que las de los que viven en vecindarios más acaudalados (AP News, 6/6/2019).
Para que la clase trabajadora internacional alcance su verdadero potencial de salud, tenemos que librarnos de este destructivo sistema racista. Sólo una sociedad comunista, basada en la colectividad y en las necesidades de los trabajadores – no en el lucro – puede garantizar una verdadera igualdad de la salud.  
Lección final: Únase al PLP, luchemos por el comunismo
Los que nos hemos comprometido a luchar para mantener el hospital Mercy abierto tenemos mucho de qué estar orgullosos. Por el momento hemos forzado a que los patrones le pongan freno al cierre, un resultado que sin dudas le va a salvar la vida a muchos trabajadores.
Pero como toda lucha por reformas, los patrones tienen las de ganar. Ellos tienen el poder del estado y con eso nos pueden quitar lo que tanto nos ha costado ganar.
La única manera en que los patrones no van a poder darle vuelta al resultado rápidamente es si los trabajadores forjamos un movimiento masivo que por la fuerza tome el poder del estado y establezca una sociedad comunista que nos beneficie. Se ha hecho antes, y con la organización de un PLP revolucionario y masivo, lo podemos hacer otra vez. El PLP invita a todos los trabajadores para que se unan a nuestra lucha para construir un mundo mejor.