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En pleito entre fascistas, los patrones liberales siguen siendo el peligro más grande

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22 Enero 2021 135 visitas

La insurrección en el Capitolio estadounidense no fue un evento único. Fue una explosión de las divisiones entre la clase dominante estadounidense – esas divisiones han llegado al punto que mas batallas sangrientas nos esperan en los próximos años. Mientras que el imperialismo estadounidense continua su declive, y sus rivales imperialistas chinos se preparan para convertirse los jefes máximos del mundo, los patrones estadounidenses caen por su propio peso. El ala subordinada pero creciente de “Primero América” representada por Donald Trump, desafía a quienes han gobernado el mundo desde la segunda guerra mundial; el ala capitalista liberal financiera.
Esta división no se puede sanar con la charada que los patrones usan para perpetuar su dictadura capitalista; una “elección democrática”. No sanara cuando Trump deje la presidencia en desgracia, ni inaugurando al liberal adorado Joe Biden dentro del campo minado llamado Washington, D.C. Un ala; probablemente el capital financiero liberal que aun mantiene su ventaja, tendrá que acabar con la otra.
Para la clase trabajadora es importante recordar que, en estos tiempos de miedo, volátiles, donde nos acecha una pandemia asesina, nosotras no tenemos vela en este entierro. Ambas alas de la clase dominante representan el fascismo(ver glosario p.6). Ambas son miseria y muerte para la clase trabajadora. Los pequeños fascistas de Trump son un nido de racistas y nacionalistas blancos financiados por los multimillonarios derechistas, quienes obtienen la mayoría de sus ganancias dentro de EE.UU. Los grandes fascistas liberales crean su montaña de ganancias de las guerras genocidas, la explotación despiadada internacional, y de las brutales desigualdades racistas.
Presionado, el capital financiero liberal esta creando su propia marca de fascismo, con una careta multirracial, unas cuantas migajas para la clase trabajadora y una retorica de falsa compasión. Después de disciplinar a su propia clase, ellos demandaran el “sacrificio” para su sistema y prepararan a los trabajadores para morir en su próxima guerra mundial. No nos equivoquemos, los grandes fascistas no son menos malos. Conforme crece su desesperación, no se detendrán con nada.
Vivimos en un periodo con dos caminos. Uno es la guerra imperialista y el fascismo. La otra es la revolución comunista. La tarea del Partido Laboral Progresista es construir un movimiento revolucionario comunista para aplastar el capitalismo de una vez por todas.
Los pequeños fascistas avanzan
Contrario al mito de ser un movimiento alienado de trabajadores blancos, el movimiento de los pequeños fascistas es orquestado y financiado por súper ricos como las familias Koch, Mercer y DeVos. Un nuevo grupo de multimillonarios; Club for Growth, que están en contra de los impuestos y regulaciones, “ha surgido como uno de los grandes partidarios de los legisladores republicanos que buscaban anular los resultados de las elecciones estadounidenses” (The Guardian, 16/1). El día del ataque, con apoyo financiero asegurado, 147 republicanos del Congreso estadounidense desafiaron la elección de Biden. Cerca de doscientos votaron en contra de enjuiciar a Trump por incitar la insurrección.
La toma del 6 de enero mostro la infiltración de los pequeños fascistas dentro del ejercito estadounidense y las fuerzas policiales alrededor del país. Jefes policiales locales están denunciando a su propia gente con el FBI (Washington Post, 16/1). Temerosos de los elementos terroristas dentro de sus filas, el ejercito se vio forzado a verificar, nuevamente, los antecedentes de las tropas de la Guardia Nacional que fue enviada a D.C. para salvaguardar la inauguración (defenseone.com, 16/1).
Los grandes fascistas son el principal peligro
Mientras los leales al ala de los pequeños fascistas trataban de interrumpir las elecciones presidenciales, raptar y asesinar a los lideres opositores, por primera vez, la clase dominante estadounidense no podrá imponer una transición de poder pacifica. Los grandes fascistas capitalistas financieros, humillados y desenmascarados, tratan de recuperar el control. Docenas de compañías, entre ellas Marriott Internacional, Dow, Airbnb, y Morgan Stanley, declararon el fin de las donaciones a cualquier miembro del Congreso que se oponga a la certificación de Biden (New York Times, 11/1).
La historia nos muestra que, en periodos de crisis, los capitalistas necesitan construir el fascismo para sobrevivir. Los liberales pro-guerra tienen la ventaja para ganar esta batalla dentro de la clase dominante estadounidense, ellos son el mayor peligro. La respuesta de los grandes fascistas al 11/9, mas allá de la guerra en Irak y Afganistán, fue; pasar la ley Patriot Act. La cual creaba un aparato de vigilancia masivo y militarizaba al estado policial que sigue aterrorizando, en mayor medida a trabajadores negros, latinos y musulmanes (Inthesetimes, 17/6/20). Ahora veamos al racista Joe Biden, la “policía mayor” Kamala Harris y su plan para una ley sobre el terrorismo domestico, un arma que los patrones usaran, a final de cuentas, contra los lideres de la clase trabajadora y antirracistas.
Para mantener su poder, la estrategia de los grandes fascistas es construir un movimiento fascista multirracial. Richard Haass, presidente del Consejo en Relaciones Exteriores, principal consejero de los grandes fascistas, escribió recientemente: “para que las diferencias no acaben con el país, los estadounidenses deberán conocerse y trabajar con quienes son de otra clase, color, religión, y antecedentes” (foreignaffairs.com, 11/1). ¿La solución de Haass? Un nuevo sistema de servicio nacional voluntario – el primer paso hacia el servicio militar obligatorio para la próxima guerra con China.
Se acelera precipitación hacia la guerra
A largo plazo, la intensificación de la guerra civil estadounidense solo puede beneficiar a la clase dominante china, la cual parece estar mas estable y fuerte, en comparación. Conforme los patrones regionales son forzados a tomar partido, muchos – especialmente África, cuya economía es la que crece mas rápido en el mundo – parece estarse inclinando hacia China.
“Senales de esto son evidentes en…el tratado de inversión de la Unión Europea con China [y] el bloque del Acuerdo Económico Global en Asia” (foreignaffairs.com, 12/1). Mientras que los capitalistas financieros estadounidenses ven su imperio implosionar, tienen un gran incentivo para la guerra antes de que sea demasiado tarde.
El futuro puede ser moldeado por nuestra clase
Mientras los gobernantes afilan sus cuchillos, queda una gran pregunta: ¿Cómo responderán los trabajadores a este movimiento hacia la guerra y el fascismo? El peligro mas grande para nuestra clase es, que un gran sector de los trabajadores son aterrorizados hacia los brazos de los grandes fascistas. Ellos buscan protección de los mismos racistas que crearon la ley de encarcelación masiva de 1994 (escrito por el mismo Biden), la ley de vigilancia Patriot Act, y un sin numero de golpes y guerras que masacraron a millones de trabajadores alrededor del mundo.
Hacemos un llamado a los trabajadores para que rechacen a los patrones liberales y su falsa democracia con la misma fuerza con la que rechazan a los abiertamente fascistas como Trump. ¡La solución para acabar con la amenaza fascista es el comunismo! Como clase y como partido comunista, nosotros debemos construir un movimiento revolucionario comunista para destruir el capitalismo de una vez por todas. ¡Únete al Partido Laboral Progresista!