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Muerte a la democracia: Haitiana, Estadounidense, y China

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09 Agosto 2021 85 visitas

El asesinato de Jovenel Moise, el 7 de julio, puso fin a su periodo como presidente de Haití y acelero una batalla por poder -- y riqueza, entre los patrones capitalistas haitianos. Mientras tanto, EE.UU. y sus aliados deciden quien quedara a cargo mientras compiten con sus rivales imperialistas chinos para controlar el futuro de la región caribeña, históricamente parte del “traspatio” estadounidense.
Haití es un claro ejemplo de que la “democracia” es un fraude bajo el sistema de ganancias. Los siglos de mal gobierno y mal liderato del país nos muestran que todo tipo de gobierno capitalista – dictaduras militares, políticos electos “democráticamente”, golpes de estado, -- son en realidad dictaduras de la clase capitalista dominante. Hoy, todos los gobiernos en el mundo se construyen para que los patrones puedan lograr el máximo de ganancias. Las vidas de los trabajadores no les importan; cada nación en la tierra es embrutecida y explotada por ellos. Solo existe una alternativa que cambiara esta condición para nuestra clase; una revolución comunista para aplastar el capitalismo y crear una nueva sociedad dirigida por y para la clase trabajadora internacional.
Primer gran golpe contra la esclavitud
En 1791, los esclavos negros en Haití nos mostraron el camino, una masiva insurrección acabo con la esclavitud, asustando a la burguesía en todo el mundo. Desde entonces, y al ver sus intereses amenazados, los patrones locales y los imperialistas estadounidenses, han atacado a los trabajadores haitianos. ¡Y, también desde entonces, los trabajadores han estado luchando!
La realidad de hoy en Haití, es que los trabajadores luchan para comer y respirar bajo la bota de los capitalistas. Mientras que los políticos haitianos viven bien en sus mansiones en el suburbio de Petionville, mas del 80% de la clase trabajadora empobrecida vive con menos de dos dólares estadounidenses al día (En Estos Tiempos, 12/01/20).
Una decadente clase dominante estadounidense y un podrido orden mundial han jugado un papel importante en estas atrocidades. Especialmente los sangrientos Clinton y la administración Obama-Biden. En 1994, después de décadas de apoyo estadounidense a la pandilla criminal Duvalier, Bill Clinton ordeno una invasión a Haití para salvar la presidencia del lacayo estadounidense Jean-Bertrand Aristide. Después, cuando un terremoto azoto a Haití en 2010, la administración Obama-Biden y la ministra de Estado Hillary Clinton con la fundación Clinton explotaron las muertes de mas de 200,000 personas para canalizar cientos de millones de dólares a las corporaciones estadounidenses y el ejercito, mientras que la clase trabajadora moría de hambre (En Estos Tiempos, 12/01/20). Hoy, la situación para la clase trabajadora esta peor que en 1994 (Time, 24/09/19).
La democracia es una dictadura capitalista
La competencia para la sucesión de Moise es una pelea entre diferentes grupos de patrones buscando la oportunidad de explotar a la clase trabajadora para su propio beneficio. La democracia ofrece la falsa promesa de que los trabajadores tendrán control sobre la sociedad, pero, bajo el capitalismo eso no sucederá. La democracia ha sido un desastre continuo para la clase trabajadora alrededor del mundo. El impacto directo de la explotación imperialista por dos originales y modernas democracias, Francia y EE.UU., han causado las horribles condiciones materiales para los trabajadores en Haití. Las elecciones, juzgados, y toda la estructura política en Haití esta controlada por un pequeño grupo de adinerados empresarios quienes usan pandilleros armados para competir por el dominio (Just Security, 9/7).
Los trabajadores en Haití, también tienen un largo y orgulloso historial de lucha con conciencia de clase. En 1956, los trabajadores hicieron una huelga general que forzó la remoción del General Paul Eugène Magloire, apoyado por EE.UU. Entonces, los asesinos Duvalier – padre e hijo - fueron instalados por EE.UU. Hasta que el hijo fue depuesto por una rebelión masiva en 1986. Hubo dos huelgas generales mas en 1997 y en 2004.
Las clases gobernantes de Haití y EE.UU. se han unido para atacar cualquier revuelta y aplastar los movimientos comunistas en Haití. Pero no han ganado, ¡porque la lucha continua! El Partido Laboral Progresista sigue creciendo en Haití, atrayendo a trabajadores que rechazan los puntos muertos del reformismo y el nacionalismo y ven la revolución como la única solución.
Imperialistas pelean en el Caribe
Aunque, por lo menos en los últimos 100 años, la clase dominante estadounidense ha dirigido Haití, recientemente, los patrones chinos han tenido avances en la región: “China ha invertido miles de millones de dólares en el Caribe mientras firma acuerdos en impuestos y comerciales, tratando de sacar esta región de la esfera de influencia occidental y llevarla a Beijing” (Daily Mail, 23/09/20).
En 2018, la clase dominante china convenció a los patrones capitalistas de la Republica Dominicana a enfrentar los gobernantes estadounidenses rechazando el reconocimiento de Taiwán a favor de relaciones con los gobernantes chinos. EE.UU. se mantuvo al lado de Moise aún cuando el país esta destruido porque su pandilla gobernante ha avanzado los intereses estadounidenses (New York, 19/7). Poco después que asesinaran a Moise, su administración actuó como buen representante estadounidense, atacando a Venezuela en las Naciones Unidas (El País, 8/7).
Aunque no esta claro quien esta detrás del asesinato, lo que si esta claro es, que el actual caos muestra la lucha desesperada de los patrones estadounidenses por mantener control del país y la región.
El comunismo es el único camino para avanzar
En los últimos años, la lucha militante de la clase trabajadora haitiana ha sido, en general, desviada por los patrones hacia apoyo a los diferentes grupos capitalistas de oposición. Pero, la realidad es que el capitalismo, sea instalado por elecciones o una junta, ha sido devastador para los trabajadores. La clase trabajadora en Haití ha sido una inspiración por 230 años. Su militancia y el no dejar de luchar, han sido un ejemplo para toda nuestra clase.
Además, la lección que nos dejan traidores liberales como Aristide es que debemos ir mas allá de los limites del capitalismo y luchar por el poder obrero con una revolución comunista. Remplazar un capitalista con otro nos lleva a un callejón sin salida. NO necesitamos ningún patrón. ¡Lo único que perderemos, son nuestras cadenas!