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CRITICA: MIRANDO HACIA ATRÁS, UNA VENTANA AL MUNDO DESPUES DEL CAPITALISMO

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25 Septiembre 2022 173 visitas

No solamente hay decenas de millones de personas en todo el mundo que odian el capitalismo y quieren verlo reemplazado con el comunismo, sino lo han sentido por muchas generaciones. Hace 125 años atrás que Edward Bellamy escribió la novela Mirando Hacia Atrás, 2000-1887, un poderoso e inteligente crítica del capitalismo, un sistema que Bellamy consideraba cruel y despilfarrador. Pero Mirando Hacia Atrás también contiene una vívida descripción de unos aspectos de una sociedad igualitaria que pueda reemplazar el capitalismo.

El libro comienza con el carácter principal, Julian West, que padece del insomnio, se va a dormir bajo la hipnosis en 1887 en Boston en una cámara fortificada. Un incendio destruye su casa pero no la cámara, y Julian despierta en el año 2000 y descubre que la vida como él lo recordaba, ha cambiado dramáticamente.

La lucha individual del capitalismo para los medios de por vida (comida, ropa, vivienda) bajo el capitalismo ha sido reemplazado con un sistema cooperativo que pone a disposición de todos – hombres, mujeres, niños – con una parte igual del excedente de la sociedad, en forma de una tarjeta de crédito. No hay dinero. Bellamy preveo una sociedad nueva donde la propiedad privada de los medios de producción y distribución ha sido reemplazada por la propiedad pública.

Se requiere que cada persona capaz de trabajar lo haga, pero solamente de la edad de 21 – 45. Después de la jubilación de 45 años, la gente está libre para definir por sí mismo pasatiempos, educación adicional o viajar. Los jóvenes tienen una buena educación y son animados y ayudados en encontrar los trabajos en que están más interesados y capaces de cumplir. Los trabajos más duros tienen horas cortas en “el ejército industrial” de la sociedad.

Cada vecindario en Boston – y cada ciudad y pueblo – tiene comedores, bibliotecas, facilidades de recreación, teatros y centros de distribución de ropa de gran calidad donde la gente puede seleccionar lo que quieren usando catálogos y pagando con sus tarjetas de crédito. No hay pobreza y el crimen se ha reducido considerablemente. La nueva sociedad tiene más riqueza porque ha eliminado el desperdicio, falta de planear, la competencia (incluyendo la publicidad innecesario) y el costo de un extensivo aparato estatal (incluyendo la policía y un ejército que fue usado para proteger la propiedad de los ricos, para suprimir las rebeliones de la clase obrera y en tratando con el crimen causado por la pobreza.)

La nueva sociedad de Bellamy es más que el socialismo. El dinero ha sido eliminado y desde que todos, trabajando y no trabajando – esposos, esposas y niños – reciben una tarjeta de crédito con la misma cantidad, la gente recibiendo según el principio comunista de “a cada uno según sus necesidades” en vez del principio socialista de “a cada uno según su trabajo.”

Mirando Hacia Atrás fue una novela superventas en el último centenario diez y nueve, tercero en popularidad después de La cabaña del Tío Tom por Harriet Beecher Stowe y Ben Hur por Lew Wallace. Clubs Bellamy surgieron alrededor del país para discutir de cómo organizar para obtener ese cambio describió en el libro. Y Bellamy escribió una continuación, Igualdad, para describir una nueva sociedad estilo comunista en más grande detalle.

Mirando Hacia Atrás es muy persuasivo en su insistencia de que el nuevo sistema al estilo comunista es superior al viejo despiadado mundo capitalista. Aún la novela tiene sus imperfecciones.
Bellamy tuvo aversión a la lucha de clases. Pues, en la novel la nueva sociedad ocurre en los principios del centenario 20 cuando suficiente gente estaba horrorizados por el caos, la pobreza, la violencia y miseria del capitalismo y colectivamente decidieron en reemplazarlo. Una revolución no fue necesario, solamente la realización generalizada de que las corporaciones grandes necesitaban de ser nacionalizadas, el dinero eliminado y que cada persona fuera provisto con una parte igual de la abundancia de la sociedad. Bellamy era un creyente en el gradual ismo y el socialismo evolucionario, algo que la clase gobernante nunca aceptará - ya sea 1887 o hoy en día.

Las fábricas en Nueva Inglaterra, donde la novela está ubicada, fueron pobladas en gran parte por trabajadores inmigrantes, pero los inmigrantes y gente negra eran virtualmente invisibles en el libro, y no hay ninguna mención del racismo.

No hay ninguna indicación de que la nueva sociedad cambió la naturaleza del trabajo. El “ejército industrial” parece funcionar en la misma manera igual al capitalismo, excepto los salarios son los mismos – un doctor y trabajador de fábrica recibe el mismo pago, aunque el último seria menos satisfecho con su trabajo. La nueva sociedad evidentemente ha abolido la división entre el labor mental y manual, un aspecto crucial de las sociedades clasistas.

La novela sí demuestra como la nueva sociedad mejora las condiciones de la mujer, muchos dependiente de sus maridos por dinero. Pero lo hace en una manera estilo victoriano, con mujeres (como Edith, una de los caracteres principales) representadas como delicadas y femeninas, en lo cual es un poco diferente de su prototipo en el centenario 19.

La sociedad igualitaria de Bellamy, aunque impresionante en muchas maneras, está presentado como terminado, con ninguna sugerencia de que la lucha sería necesario para mantener su naturaleza igualitaria y para prevenir el crecimiento de una nueva clase gobernante. En la novela, en la cima de la nueva sociedad, existe un gobierno paternal central que planea competentemente y controla la producción y distribución. No hay partido revolucionario y no más de la lucha política, porque la sociedad ya está representada como perfecta. Pero cada nueva sociedad es sujeto a tensiones entre esos líderes que quieren más privilegios y beneficios para ellos y sus amigos, y esos que quieren mantener las características igualitarias.

A pesar de estas reservas, Mirando Hacia Atrás es una bellamente escrito, y fuerte petición para un mundo nuevo, un mundo comunista. La novela desempeñó un papel clave en la radicalización de unos más importantes líderes laborales del día como el líder del Partido Socialista, Eugene Debs. Todavía puede desempeñar ese papel en nuestra época.