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Bellamy, un antirrevolucionario atrasado

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06 Octubre 2022 132 visitas

Al evaluar el trabajo de autores no comunistas, los comunistas debemos hacer una pregunta critica: ¿Haciendo un balance, este trabajo adelanta los intereses de la clase trabajadora internacional? Al celebrar la popular novela del siglo 19 Looking Backward, 2000-1887, del autor Edward Bellamy, como una “apelación poderosa por …un mundo comunista” (5/10/22), el DESAFIO fallo seriamente.

En la superficie, Looking Backward parecería alinearse con la visión del comunismo del Partido Laboral Progresista: una sociedad egalitaria sin dinero, ganancias, guerra, pobreza, policía o abogados, donde todo el capital es controlado por el estado. Pero, conforme el artículo del DESAFIO admite, el libro tiene sus “imperfecciones”. En este imaginario año 2000 no hay trabajadores negros, latinos o inmigrantes. No existe lucha antirracista o anti-sexista – ni lucha de clases de ninguna índole. Una supuesta sociedad perfecta ha evolucionado sin “absoluta violencia”. En esencia, Looking Backward es anti dialéctica y anti-revolucionaria. Escrita 17 años después que los comuneros lucharon y murieron en las barracas de Paris, esta fomenta una peligrosa ilusión; que podemos hacer huevos revueltos sin romper los huevos.

Sería entendible si Bellamy fuera simplemente un ingenuo idealista. Pero, prestando atención a Looking Backward podemos leer a un anticomunista amargado, quien acepta sin cuestionar el racismo y sexismo casual de sus días. El principal obstáculo a la gran revolución, nos dice, fue “el partido bandera roja”, el cual era “pagado por los grandes monopolios” para “hablar de quemar, despedir, y volar a la gente” y “desviar de cualquier reforma real”. Solo cuando los partidos laborales fueron remplazados por “el partido nacional”, “el partido más patriótico de todos los partidos”, compuesto “por todas las clases por igual, de ricos y pobres”, pudo, EE.UU. avanzar “como una familia, una unión vital, una vida común…”

En otros lugares alrededor del mundo, las naciones de Europa se han unido a la evolución, y un consejo común regula la política “hacia las razas más retrasadas, las cuales están siendo educadas gradualmente hacia las instituciones civilizadas”. Mientras tanto, todas las mujeres son excluidas de “todo el trabajo pesado”; el “ejercito industrial” que dirige el espectáculo es dirigido exclusivamente por hombres. Aun el aparentemente positivo avance – la liberación de las mujeres de la dependencia financiera por matrimonio, para que “se unan solo por amor” – esta envenenado por la eugenesia racista de Bellamy: “Lo que significa es que por primera vez en la historia de la humanidad el principio de selección sexual con su tendencia de preservar y transmitir mejores tipos de raza y dejar que los tipos inferiores caigan, tiene una operación sin obstáculos.

¿Quién fue Edward Bellamy? Creció en una familia de predicadores bautistas evangélicos y patriotas (Su primo y socio cercano, Francis Bellamy, escribió el himno de EE.UU. Pledge of Allegiance, al cual los niños en las escuelas estadounidenses honraban con el “saludo Bellamy” un brazo alzado simulando el saludo fascista – hasta 1942.) Aunque generalmente es considerado un “socialista cristiano” Edward Bellamy se autodescribía como un “nacionalista” – por eso los cientos de clubes nacionalistas, inspirados por su libro, presionaron para que la industria sea nacionalizada. Cuando fundo una revista, la llamo La Nueva Nación.


Como escribió Bellamy en una carta anticomunista y antisemita al critico literario William Dean Howells:

…la palabra socialista fue una que nunca pude tolerar. Primero porque es, en sí misma, una palabra foránea, e igual de foránea en todas sus sugerencias.

Ella…sugiere que la bandera roja, y con todas sus formas de novedades sexuales, y un tono abusivo sobre dios y la religión, lo cual, en este país, nosotros por lo menos, lo tratamos con respeto…Ningún partido como tal puede o debe triunfar sobre lo que es completa y entusiastamente estadounidense y patriótico en espíritu e insinuación.

Aunque aprendimos de Rusia y China que el socialismo nos lleva nuevamente al capitalismo, eso no es lo más importante aquí (El error de la teoría de la revolución en dos etapas no era obvio en 1887). El problema con Edward Bellamy es que le quita su contenido de clase al socialismo y lo ata al socialismo nacional, la ideología fascista implementada por Mussolini y después Hitler. Como escribió Sylvia Bowman en su libro Edward Bellamy en el Extranjero:

Durante el periodo en que el Partido Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes de Hitler subía al poder, algunos alemanes – usualmente inclinados hacia lo social, pero eran burgueses anti-marxistas – al principio pensaron que el Partido Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes sería una versión del movimiento nacional estadounidense, como lo delineo Ballamy, ya que su programa tenía ciertas similitudes superficiales. Estos planes similares incluían el Servicio Laboral del Reich, la obligatoria fuerza laboral, a la cual todos tenían que unirse después de terminar su educación; la comunidad nacional, la formación de una sociedad sin clases la cual, combinada con el frente de trabajo, los intelectuales e inversionistas; y la atracción por una sociedad colectiva unida, patriótica para resolver los problemas sociales existentes.

Edward Bellamy tenía algunas ideas anti capitalistas positivas. Influencio a un gran rango de pensadores avanzados, desde Tolstoi a Martin Luther King. Pero, Looking Backward, está muy lejos de ser un alegato por “un mundo comunista”. Promueve el racismo, sexismo, pacifismo, y la unidad de todas las clases, en vez de la lucha de clases militante y la conciencia de la clase trabajadora. En este periodo de creciente fascismo liberal y la inminente guerra mundial, los trabajadores debemos mirar hacia adelante, no hacia atrás – para luchar por un futuro comunista.