Israel, el terrorista de estado invade Líbano. Los gobernantes capitalistas de Irán lanzan cientos de misiles a Israel. EE.UU., el terrorista más grande, manda más barcos de guerra y miles de tropas más al Medio Oriente. Días antes que se marque el primer año de genocidio sionista en Gaza, una guerra regional es mas probable. Los conflictos inter-imperialistas parecen estar a punto de estallar.
Conforme la crisis internacional del capitalismo se precipita fuera de control de los patrones, su competencia de vida o muerte divide a la clase dominante. Provocando el crecimiento del fascismo en EE.UU. y Europa, donde los patrones han perdido el control obtenido por abiertamente fascistas en China y Rusia. Rusia machacando Ucrania y China reclamando el Mar del Sur de China, políticos capitalistas y la prensa suenan las alarmas sobre la conflagración global. Una publicación sudafricana en línea publicó un artículo con este encabezado: “Los 12 Países Más Seguros Para Vivir Si Irrumpe la Tercera Guerra Mundial” (South African 24/9).
Pero, no existe lugar seguro para la clase trabajadora bajo el capitalismo. Nunca estaremos seguros mientras los patrones sean libres para lucrar a costa de la vida de los trabajadores. Solo la revolución comunista puede acabar con el régimen de terror de los gobernantes. Solo un movimiento masivo comunista, dirigido por el Partido Laboral Progresista Internacional, puede construir un mundo sin genocidio. El desafío es grande y urgente. ¡Únetenos!
Arremetida Sionista en Líbano
Los monstruosos gobernantes de Israel, insatisfecho con el asesinato de 41,000 trabajadores y niños en Gaza, con misiles y bombas y, probablemente decenas de miles más por hambruna, enfermedades y la destrucción de hospitales (Lancet,8/7), han decidido atacar Líbano. Queriendo liquidar a Hezbolá, la milicia islamita parida por la ocupación israelita en los 1980s. El régimen sionista de Benjamín Netanyahu, hizo explotar bíperes y lanzo “una de las más intensas redadas aéreas en la guerra contemporánea” (new York Times, 24/9). Después asesinaron al líder Hassan Nasrallah con un bombardeo aéreo en Beirut, dejando seis edificios de apartamentos destruidos, asesinando e hiriendo a cientos. (apnews.com, 28/9). Mientras Netanyahu y su coalición de colaboradores nazis celebraban “días de grandeza”, más de mil mujeres, hombres y niños en Líbano han sido asesinados con la bendición de Biden y con bombas de 2,000 libras hechas en EE.UU. (cbsnews.com, 30/9). Asustados, cientos de miles han huido de sus hogares. Bajo el capitalismo, los patrones tienen la capacidad de horrores ilimitados.
Mientras
Israel, metódicamente, amplía su baño de sangre, los seudo líderes de Hezbolá y el resto de los “Ejes de Resistencia” de Irán también envían a sus trabajadores a una muerte temprana. Financiado por Irán, y lambiscon representante, Hezbolá, el imperialista regional aliado a Rusia y China, por décadas ha librado una guerra sin tregua contra el patrocinado por EE.UU. Israel. Es un peón en el juego inter-imperialista para controlar el gas y petróleo de la región. Las ideas nacionalistas apestosas de Hezbolá son parte del entramado en la masacre que los capitalistas construyen para nuestra clase.
Ahora, más que nunca, necesitamos canalizar nuestro dolor y furia por la destrucción capitalista y construir el único movimiento que pueda voltear las armas y acabar con los patrones: ¡el comunismo! Después de reemplazar el gobierno capitalista con la dictadura de la clase trabajadora, las únicas tumbas masivas que cavaremos serán para enterrar a los patrones parásitos que destruyen todo lo que tocan.
Un matrimonio infeliz: EE.UU. e Israel
La creciente masacre israelita ha puesto en una encrucijada a patrones leales. Para EE.UU., Israel es un elemento clave para proyectar su poder militar en el Medio Oriente. Pero, también es un estado apartheid indeseable, el racismo sionista y su talento para asesinar en masa ha reforzado la percepción global de complicidad estadounidense. El 26 de septiembre, el genocida Joe Biden y su posible sucesora, Kamala Harris, aplaudiendo su derecho a “defenderse” enviaron a los sionistas, otros $8.7 mil millones de ayuda estadounidense, “para apoyar sus esfuerzos militares” (The Hill, 26/9).
Aun antes que Irán atacará, el pedido de Biden de parar las hostilidades, llegaron a oídos sordos. El bombardeo aéreo que asesinó a Nasrallah sorprendió a EE.UU. que estaba trabajando en un cese a fuero de 21 días entre Israel y Hezbolá (NBC,28/9). El desafiante terrorista Netanyahu ha puesto en claro que no parará por nada para mantenerse en el poder y evitar ser encarcelado por cargos de corrupción. Necesita aplacar a los racistas más rancios hiper nacionalistas y extremistas religiosos en su coalición de gobierno, un cese al fuego no está en la agenda (New York Times, 3/6). Es triste decirlo pero, esta última patraña de bombardeos y asesinatos de bebes ha hecho más popular a Netanyahu y su partido anexionista Likud (Times of Israel, 29/9). En Israel y EE.UU. demasiado trabajadores han sido infectados por el veneno del nacionalismo y la solución falsa de un “Estado Judío”.
Con Israel fuera de control, China explota el desorden estadounidense, girando hacia el Medio Oriente y firmando acuerdos para proveer tecnología de misiles a Irán (mirror.co.uk 1/10). China y Rusia están usando el programa de inversión en infraestructura BRIC para desafiar el dominio del dólar estadounidense (Nasdaq.com, 8/7). Aun si Kamala Harris y los demócratas estuvieran dispuestos a pagar el precio político, no podrían costear el presionar demasiado a Netanyahu, mucho menos romper su cheque en blanco para la destrucción masiva. Cualquier movimiento estadounidense que controle al régimen supremacistas judío abriría la puerta regional a sus rivales imperialistas.
EE.UU. avanza hacia el fascismo
Los gobernantes estadounidenses se enfrentan a la creciente resistencia dentro de sus propias fronteras. Más de cien ciudades, incluyendo Atlanta, Detroit, y St. Louis, han propuesto resoluciones locales para demandar un cese al fuego (NPR, 18/4/24). Estudiantes universitarios de la nación han convertido las ideologías imperialistas en protestas anti-imperialistas. Los sindicatos también se han unido al llamado, agregando su peso a las crecientes fuerzas de oposición (Guardian, 23/7).
Para evitar la lucha generalizada, la clase dominante estadounidense no tiene otra opción que abandonar las viejas reglas de democracia liberal y voltear hacia el fascismo. Un preocupante acontecimiento es la creciente presión de equiparar el anti-sionismo con el racismo anti-judío. En la universidad Muhlenberg en Pennsylvania, un profesor permanente judío fue despedido por acusar a los sionistas de genocidio (insidehighered.com, 2/10). En la universidad Cornell, un estudiante enfrenta la deportación por unirse a las protestas en la universidad (Newsweek, 28/9). Conforme los gobernantes estadounidenses tratan de defender su posición en su batalla sin fin por la supremacía mundial, visibilizan la ilusión de expresión “libre” bajo el capitalismo.
Al mismo tiempo, los patrones usan el voto para pacificar a los trabajadores y adquirir apoyo para su maquinaria de muerte imperialista. Con la elección presidencial estadounidense a la vuelta de la esquina, demócratas y republicanos trabajan sobre tiempo para convencer a los trabajadores que el capitalismo funciona – y que el genocidio es un precio aceptable para frenar a “nuestros” enemigos. Pero, la realidad es que la policía principal Harris y el nazi Donald Trump sirven a un grupo de imperialistas u otro. Escoger a cualquiera significa más muerte para la clase trabajadora. Escoger a Israel o Hezbolá o Hamás es la misma propuesta perdedora.
Convertir las acciones antiimperialistas en la revolución comunista
El comunismo borrará todas las fronteras y terminará con la competencia letal por más ganancias. La revolución comunista acabará con el nacionalismo, sexismo, racismo, y la guerra imperialista. Las protestas universitarias y las resoluciones anti-genocidas son importantes, pero no acabarán con un sistema que se basa en el dinero empapado con la sangre de la clase trabajadora. Los patrones nunca dejarán que los saquemos del negocio votando. El PLP hace un llamado a todos los estudiantes, trabajadores, y soldados a convertir estas luchas reformistas en una lucha por el comunismo. Cada nuevo camarada nos acerca a la verdadera paz. Cada nuevo camarada martilla otro clavo en el ataúd del capitalismo. ¡Únetenos! ¡tenemos un mundo que ganar!