La movilización de decenas de miles de personas en la campaña de Zohran Mamdani para la alcaldía de Nueva York representa una oportunidad para fortalecer la lucha por el comunismo. En un período de auge del fascismo global y una inminente guerra mundial, también presenta grandes riesgos para la clase trabajadora. Muchos simpatizantes de Mamdani son trabajadores honestos hartos de la monstruosa desigualdad del capitalismo, con su brutal racismo y sexismo. El Partido Laborista Progresista los necesita —y a millones más como ellos— para construir una sociedad igualitaria. El problema es que están canalizando sus frustraciones anticapitalistas hacia el callejón sin salida del voto. La política electoral es un engaño manejado por los gobernantes capitalistas para proteger sus billones de ganancias y frenar la rebelión abierta.
Nuestro reto es convencer a estos trabajadores a optar por la revolución en vez del reformismo, a la liberación de la clase trabajadora en vez de las garras de los patrones. Este proceso es complejo. Requiere paciencia y urgencia. Pero nuestro mensaje es claro: ¡No voten, rebélense!
Las promesas de campaña de Mamdani de guarderías gratuitas, viajes en autobús gratuitos, alimentos más baratos y viviendas más económicas son reformas propias del New Deal, con un atractivo evidente en una ciudad donde uno de cada cuatro niños vive en la pobreza. Pero ya hemos visto esta película antes, y nunca termina bien para la clase trabajadora. Bajo el sistema de lucro, incluso en los mejores momentos, las ganancias de los trabajadores son insuficientes y efímeras. En la actualidad, con el imperialismo estadounidense en franco declive, una clase dominante estadounidense desesperada se verá obligada a un enfrentamiento militar con la China imperialista y otros rivales. Tarde o temprano, se verán obligados a disciplinar a patrones y trabajadores por igual. Ningún político, ya sea republicano, demócrata o socialista demócrata, podrá resistir esta oleada nacionalista y racista. Se dejarán llevar por la corriente fascista o serán arrojados por la borda.
El capitalismo no se puede arreglar para satisfacer las necesidades de la clase trabajadora. La historia demuestra que no se puede derrocar mediante el voto. Como demostraron las revoluciones rusa y china antes de ser revertidas, el capitalismo solo puede ser destruido mediante la lucha armada de las masas obreras lideradas por ideas comunistas. La dictadura patronal debe ser reemplazada por la dictadura del proletariado. El gran peligro del fenómeno Mamdani, al igual que el furor de Obama antes, es que debilita la conciencia de clase de los trabajadores. Los desarma frente la lucha a muerte que nos espera.
En realidad, el anticapitalismo solo puede realizarse con la lucha por el comunismo revolucionario bajo la bandera del Partido Laborista Progresista. ¡Únete a nosotros! ¡Tenemos un mundo que ganar!