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El Capitalismo no Puede Acabar Explotacion Racista

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15 Agosto 2013 40 visitas

El 28 de agosto de 1963, 300,000 manifestantes en unidad multirracial marcharon a Washington por empleos y libertad.  Cincuenta años mas tarde, conforme las inequidades racistas crecen aún más cada año, vemos los límites de la reforma bajo el capitalismo, y la urgente necesidad de una revolución comunista.  
En la década de 1960, fue una de luz para la clase trabajadora de EEUU.  A pesar de los reveses del poder obrero en la Unión Soviética y China, las revoluciones en esos países aun inspiran a la clase trabajadora.  Dos movimientos de masas, uno por los derechos civiles y otro contra la guerra en Vietnam – inspiraron a millones de trabajadores y jóvenes.    Rebeliones irrumpieron en ciudades oprimidas y brutalizadas, desde Harlem y Newark hasta Watts y Detroit.  
La marcha en Washington estaba diseñada para canalizar la ira de los trabajadores hacia demandas legales.  No todos estaban de acuerdo con el programa.  Malcolm X denuncio la marcha como un “circo” y una “farsa.”  Los líderes,  de los derechos civiles, quienes estaban a favor del Presidente John F. Kennedy, le prohibieron hablar al autor James Baldwin.  John Lewis del SNCC si hablo, pero después de que los lideres censuraran su crítica de la futura ley de derechos civiles del presidente.   Sobresale esto que dijo: “El Sr. Kennedy trata de  sacar la revolución de las calles y meterla en las cortes.”
Reformas Legales no Pueden Ayudar a Proteger Obreros
Las demandas aprobadas fueron leídas a la multitud por el pacifista Bayard Rustin.  Entre las cuales se encontraba el pasaje de legislación de derechos civiles “efectiva,” un alto inmediato a la segregación “en todo los distritos escolares” de EEUU, la “derrota” del desempleo, aumento al salario mínimo nacional, y un llamado a “hombres negros y de todas las minorías” a conseguir  “todos los derechos…otorgados a cualquier ciudadano.”
La clase dominante capitalista, sacudida por las revueltas urbanas y la amenaza al sistema de ganancias, dio nuevas órdenes, a sus políticos pagados, para la marcha.   La ley Civil Rights Act pasó en el Congreso en 1964,  Voting Rights Act en 1965, y Fair Housing Act en 1968.  El número de oficiales negros elegidos creció, de 1,469 en 1970 a más de diez mil hoy en día.      
Pero ninguna de estas leyes o políticos pueden alterar el hecho fundamental que el capitalismo de EEUU está en crisis.   La tasa de ganancias de los patrones está decayendo.   Los rivales imperialistas aumentan.  (China se ha convertido en el manufacturero más importante del mundo, y está desarrollando su armada de alta mar.) Sin un movimiento masivo para pacificar, y sin otra nación esperando ser el ejemplo comunista, los capitalistas de EEUU tienen las  manos libres para intensificar sus ataques al nivel de vida de los trabajadores.  Mientras que el salario medio se ha mantenido desde 1973, y las condiciones de pobreza están a la orden del día, los 400 multimillonarios americanos tienen un valor ahora de $1.7 billones.  Según Forbes, en el 2012 sus activos – el valor excedente que han robado de la clase trabajadora – crecieron en $ 200 mil millones.
El movimiento por los derechos civiles representaba a millones de trabajadores honestos, negros, latinos, asiáticos y blancos.  Muchos sacrificaron carreras y hasta sus vidas en esta lucha antirracista.  Pero el movimiento no tenía como realizar sus metas porque su liderato se enfocaba en la reforma legal dentro del status quo.  Bajo el capitalismo, las leyes pueden siempre cambiar o ser revertidas o ignoradas según le apetezca a las necesidades de los gobernantes.  (Esto era una realidad antes de que la ley Voting Rights Act fuera aplastada el mes pasado en una decisión transparentemente racista por la Suprema Corte de EEUU.)  Las leyes son espejos y neblina que los patrones utilizan para esconder lo que en verdad gobierna su sistema, la regla del máximo de ganancias.  
Nuevos Presidentes, el Mismo Racismo
Hemos tenido nueve presidentes después de Kennedy: republicanos y demócratas, conservadores y liberales, hombres blancos y ahora Barack Obama.  Nueve administraciones más tarde, el “sueno” del movimiento se caen rápidamente con la pesadilla del capitalismo.  El racismo, oficialmente sancionado, está en aumento, desde los asesinatos por la policía de jóvenes negros hasta las deportaciones de casi dos millones de inmigrantes por Obama.  El racismo no se podrá acabar con la reforma, es un componente esencial del sistema de ganancias.  Los capitalistas lo necesitan para explotar trabajadores y también para no dejarlos ver sus intereses en común – o su enemigo común.  
Hoy, las condiciones materiales para la clase trabajadora en general, y para trabajadores negros en particular, se está deteriorando.  A pesar del sin número de reformas, estamos peor de lo que estábamos hace treinta o cuarenta años.   Es más difícil de encontrar empleo o libertad que en 1963.   Veamos:
Encarcelamientos Masivos. En 1963, la tasa de encarcelamientos de EEUU (por cada 100,000 adultos) era menos de 200.  Hoy, a pesar de que los crímenes violentos están a la baja, la tasa ha aumentado a más de 700 - mucho más alto que cualquier otro país desarrollado.  Con un total de 2.2 millones de gente presa, según el Pew Research Center.  Casi cinco millones más están a prueba o libertad condicional.  
Esta explosión fue alimentada por la racista “guerra a las drogas,” instigada por Richard Nixon y Ronald Reagan y desde entonces, sostenida por todos los presidentes.  Como resultado la tasa de encarcelamiento de hombres negros es seis veces mayor que la de hombres blancos.  Más de uno de cada diez jóvenes negros (entre 20 y 34 años) están presos; uno de tres tiene la expectativa de ser encarcelado durante su vida.  Casi todos fueron arrestados por ofensas pequeñas de drogas, la mayoría por simple posesión.  
Desempleo Masivo. Medio siglo después, desde 1963, el promedio de desempleo para los blancos ha sido 5.1% menos de la mitad del desempleo para negros de 11.6%. (Para poner esto en perspectiva, la tasa de desempleo general durante la recesión en este periodo ha sido en promedio de 6.7%) Las cifras del último mes muestran que la tasa de desempleo para trabajadores negros era 12.6%.   Más de cuatro de cada diez jóvenes negros están sin empleo.  
Aun aquellos que encuentran trabajo muchas veces se encuentran atrapados en la pobreza.  En 1963, el salario mínimo valía más de  $9 dólares la hora, hoy, en el 2013 el salario mínimo es $7.25.
Segregación masiva de las escuelas. Casi 60 anos después de Brown v. Board of Education, 30 años después que racistas violentos trataron, sin éxito, de parar la integración en Boston, distritos escolares de EEUU han sido re-segregados.  Mientras que Reagan y ambos Bush eran abiertamente hostiles a los planes de desegregación, ni Bill Clinton ni Obama han hecho nada substancial para parar esta marea. Para el 2013, 38% de los estudiantes negros estaban en escuelas con menos del 10% de estudiantes blancos, 16% estaban en escuelas en donde los estudiantes blancos eran menos del 1%.    
Como lo documento Gary Orfield del Proyecto de Derechos Civiles, separados y aun desiguales.  Escuelas negras y latinas segregadas tienden a tener menos recursos, menos maestros con experiencia, y menos padres políticamente conectados y ricos.  Escuelas inferiores llevan directamente una brecha en el éxito, y a brechas en ingresos y salud.  
Desigualdades masivas. Como reporto el New York Times (julio 30), Estados Unidos,  el sexto país más rico del mundo, basado en ingreso nacional por persona – tiene los más altos niveles de mortalidad infantil y materna entre las naciones desarrolladas.  Tiene la más alta pobreza de niños y pobreza en general, y está entre los más bajos en expectativa de vida.   Todos estos números son peor para la gente más pobre de los pobres, quienes son desproporcionadamente negros y latinos.
Aplasta el Racismo con Comunismo
Un buen comienzo es marchar por empleos y derechos humanos, pero no podemos quedarnos ahí.   Para acabar con la desigualdad y todos los horrores racistas del capitalismo, nosotros necesitamos aplastar el sistema construido en la ganancia y remplazarlo con uno que sirva las necesidades de los trabajadores.  Nosotros necesitamos una revolución comunista dirigida por un partido revolucionario – El Partido Laboral Progresista.  ¡Únetenos!

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