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La Revolución Francesa demostró que los trabajadores pueden cambiar el mundo

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29 Junio 2018 47 visitas

El 14 de julio de 1789, los trabajadores pobres tomaron la Bastilla, una prisión medieval en París y símbolo del poder feudal y aristocrático. ¡La gran revolución francesa comenzó! La clase capitalista (burguesía) reemplazaría a la monarquía (rey y nobles). Pero algunos revolucionarios avanzados abogaban por una sociedad igualitaria y comunista. ¡Este fue el nacimiento del movimiento comunista moderno de la clase obrera!
En 1789, Francia era una sociedad agrícola gobernada por nobles terratenientes y una poderosa iglesia católica, con el Rey en la cima. La burguesía urbana quería una monarquía constitucional que les diera más poder político. Necesitaban a los trabajadores urbanos, llamados “sans-culottes,” para luchar contra la monarquía. Pero durante unos años los sans-culottes lucharon por sus propios intereses.
El derrocamiento repentino y violento de la monarquía francesa y la aristocracia terrateniente demostraron que el status quo no era “otorgado por Dios,” no era inevitable, no era producto de la “naturaleza humana.” Demostró que la estructura política podría cambiar para el mejor. No solo era posible una sociedad con más igualdad y menos explotación, sino que la Revolución Francesa también dio nacimiento a futuros movimientos comunistas revolucionarios.
La Revolución Francesa fue inspirada por la Ilustración, un movimiento burgués que atacó las monarquías y el feudalismo. La Ilustración popularizó la charla sobre los derechos humanos: antirracismo, gobierno político del pueblo, derechos de la mujer e igualdad para todos. Argumentaba que el poder de los reyes y los aristócratas era ilegítimo.
En 1789, el rey francés había convocado una reunión nacional (estados-generales) de nobles, clérigos y burguesía para votarle nuevos impuestos. Cuando la burguesía se negó, el rey intentó cerrarlos. Pero los sans-culottes se rebelaron y asaltaron la Bastilla. La revolución comenzó. Aquí hay algunas lecciones, especialmente del período más radical y democrático de 1789 a 1795.
• Los sans-culottes de las ciudades -trabajadores, jornaleros, aprendices, mujeres trabajadoras- siempre empujaron la Revolución hacia adelante, hacia más igualdad, más derechos y poder para los trabajadores.
• Los sans-culottes no tenían partido político. El partido de los revolucionarios pequeño burgueses y los idealistas sinceros que trabajaban más cercano con ellos se llamaba los jacobinos. Pero la clase trabajadora necesita su propio partido. El trabajo del Partido Laboral Progresista es cumplir con esa tarea histórica.
• Fueron las acciones masivas de los sans-culottes, a veces respaldadas por los radicales jacobinos, quienes empujaron a la Revolución a adoptar las reformas más democráticas.
La burguesía, los intelectuales y los sans-culottes se unieron para deshacerse del rey y de la aristocracia, y para apoderarse de la tierra de la Iglesia. Después de eso, sus intereses ya no coincidieron. La burguesía radical necesitaba los sans-culottes solo mientras los ejércitos extranjeros amenazaron con destruir la Revolución.
Aprovechar las tierras de los aristócratas y la Iglesia dio a los campesinos su propia tierra. Luego querían precios más altos para la comida. Pero los sans-culottes urbanos necesitaban precios bajos. De modo que los intereses económicos de los campesinos estaban más alineados con los comerciantes y terratenientes burgueses que con los de los sans-culottes.
Una vez que los ejércitos extranjeros fueron rechazados, los representantes burgueses -algunos de los cuales habían sido ejecutados como contrarrevolucionarios- se volvieron contra los jacobinos y los sans-culottes y establecieron un estado más represivo. Después de 1795, la burguesía propietaria estaba en control firme. Organizaron una dictadura burguesa, y luego un imperio autoritario bajo Napoleón Bonaparte.
Gracchus Babeuf, un trabajador pobre y autodidacta, encabezó el último y más radical movimiento de la Revolución. Su “Conspiración para la Igualdad” fue aplastada y ejecutada Babeuf. Pero uno de sus seguidores, Buonarroti, sobrevivió para influir en los militantes obreros y estudiantes de la década de 1840, incluidos Karl Marx y Friedrich Engels. Y la clase trabajadora de Europa aprendió de la experiencia de los sans-culottes de Francia. La Comuna de París de 1871 y la Revolución rusa de 1917 fueron las primeras revoluciones de la clase obrera industrial, el proletariado. Crecieron de las lecciones de la gran Revolución Francesa.