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Marcha por la unidad de las familias Aplastemos las fronteras

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13 Julio 2018 33 visitas

Mi niño “seguía llorando cuando llegamos a la casa y se aferraba a mi pierna y no me soltaba… Cuando le saque la ropa estaba todo sucio y lleno de piojos. Parecía que no lo habían bañado en los 85 días que lo tuvieron. [Mi hijo] no es el mismo desde que regreso. No se separa de mí. Llora cuando no me ve… llora porque tiene miedo de estar solo”.
—Olivia Caceras (PBS News Hour 7/5).
NEW YORK CITY, 30 de Junio— La cólera por las historias como la de Olivia nos colmaron la paciencia y una multitud de 10,000 personas cruzamos el puente de Brooklyn. Aunque las escuelas segregadas de los patrones, donde se practica el racismo y se pregona la pasividad, están cerradas en verano, un entusiasta e integrado grupo de jóvenes, algunos de ellos miembros del Partido Laboral Progresista, formaron parte del contingente comunista de la marcha Por la Unidad Familiar. El PLP promovió las ideas comunistas de que no hay fronteras y el rechazo de los Demorepublicanos en la marcha contra la separación familiar en la frontera.
Abolir ICE
Hacía mucho calor. La multitud era multirracial, y se vieron muchas menos banderas de EEUU que en las anteriores marchas pro derechos de los inmigrantes.
El carácter inter-generacional, multirracial y dinámico de nuestras consignas atrajo hacia nuestro megáfono a cientos de personas de las 10,000 que marcharon ese día. Nuestra propuesta era diferente y llamaba a comprometerse:
“¡Abajo las deportaciones, los trabajadores no tenemos naciones!”
“¡Aplastemos – el sistema racista! ¡Aplastemos – las separaciones familiares!
“¡La única solución, es la revolución!”
Algunas de nuestras consignas atacaban al ex–presidente Barack Obama y al Partido Demócrata por su naturaleza engañosa. Conocimos a uno de los participantes, cuyo joven hijo coreaba la consigna, “Cuando yo digo abolir, ustedes dicen ¡ICE! “¡Abolir – ICE!” “¡Abolir, ICE!”, “¡Abolir, ICE!” Este señor lideró un “micrófono popular” y lo hizo muy bien logrando que la gente repitiera la frase, “la política de deportaciones representa un consenso bipartidario”.
La gente que estaba cerca de nuestro megáfono, pero que no eran miembros del partido, se plegaron a nuestra consigna por la revolución comunista. En otras ocasiones, recibíamos abucheadas. Un miembro del PLP les respondió, “Han habido más oportunidades de votar que de hacer la revolución comunista. ¡Votar es un fracaso!” Las dos veces que los comunistas tomaron el poder (en Rusia y China), eliminaron la pobreza, las enfermedades, y los problemas del cuidado infantil individual y el analfabetismo, para mencionar sólo unos ejemplos.
Así y todo, conocimos gente que quería ayudarnos a probar de manera más convincente que los liberales son el mayor peligro. Esto es algo nuevo, o un nuevo potencial de apertura a favor de esa posición que ahora existe en el movimiento de masas.
En el puente nos encontramos con una banda y les enseñamos la canción Bella Ciao (una canción anti-fascista de la Segunda Guerra Mundial). En seguida, uno de nuestros inimitables vocalistas del PLP nos ayudó a cantarla a coro, capturando nuestra decisión de persistir en la lucha. Los que nos rodeaban se animaron a unir su voz con la nuestra. Así cantamos con una sola voz, “Siento que nos quieren detener pero no van a poder”.
¡También rechazamos a los Demócratas!
El mensaje más importante que proponía la marcha era votar por los demócratas. Unos voluntarios jóvenes se estuvieron paseando con unas tablillas, buscando firmas para inscribirlos como votantes. El PLP y simpatizantes rechazamos el plan del Partido Demócrata para cooptar la cólera de la clase trabajadora. Por la misma razón, no nos entusiasma que un “socialista demócrata”, Alexandria Ocasio-Cortez haya ganado una posición en el Congreso representando al Bronx/Queen.
Sin embargo no debemos desperdiciar este momento. La cólera y el desprecio profundo que sienten los trabajadores y los jóvenes por el régimen de Donald Trump los puede llevar a un rechazo más profundo del sistema, del capitalismo. La gente informada sabe que Trump heredó la maquinaria de un estado fascista expandido por Obama.
Una lección política esencial que enseñan las escuelas es la pasividad. Este año fue un poco diferente, dado que los patrones liberales quieren reconstruir el impulso que le dio Obama a un imperialismo estadounidense más inclusivo, un fascismo estadounidense más multicultural al que se opone Trump.
El fantasma del comunismo
Las cosas están cambiando, y este fue un año escolar con una efervescencia política auspiciada por los patrones, desde la campaña #MeToo hasta las protestas contra la violencia armada en las escuelas, e inclusive un cínico esfuerzo por integrar una minúscula fracción de estudiantes en una escuela ‘exclusiva’. Pero siempre va a ser difícil que los patrones puedan controlar el movimiento de trabajadores y estudiantes encolerizados por el racismo y el machismo propio del capitalismo.
Nuestro partido está creciendo. El fantasma del comunismo de Carlos Marx sigue acosando a los capitalistas. Diez jóvenes y un maestro se unieron al PLP este año y ya estamos haciendo planes para formar tres nuevos clubes juveniles el próximo año escolar. La tarea pendiente todavía es acercarnos más a la lucha de clases y a estos nuevos miembros y sus familias. Un mundo comunista es siempre la mejor opción para todas nuestras familias.