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Francia: la ira de los trabajadores revela una fractura en la UE

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23 Diciembre 2018 54 visitas

El movimiento anti-gubernamental Chalecos Amarillos en Francia dirige la ira de las masas profundamente insatisfechas con la sociedad capitalista, sus políticos, y su presidente banquero Emmanuel Macron. Pero la falta de ideas revolucionarias comunistas en el liderato de estos guerreros de la clase trabajadora permitirá que esa ira sea llevada a obscuras opciones para el proletariado: la pasividad, la política electorera, o hasta un fascismo abierto.
Conforme la rebelión llega a su quinta semana, un movimiento multirracial de estudiantes de secundaria ha presentado las ideas mas avanzadas, antirracistas, claras en con ciencia de clases. La prensa en general los ha ignorado, los estudiantes luchan por la admisión abierta a la universidad. Lo que sabemos, su resistencia esta mas integrada que las protestas de Paris y otras ciudades, donde los trabajadores migrantes súper-explotados, brillan por su ausencia.
Los estudiantes de mas de 350 escuelas en la nación, obstruyeron sus escuelas y se tomaron las calles. Bloqueando carreteras uy luchando contra los brutales ataques de la policía. Los estudiantes están furiosos por los cambios a los exámenes, que dificultan su graduación y les hace mas difícil el acceso a las universidades, instigados por Macron el año pasado. También protestan contra la conscripción (France 24, 11/12). Una brutal represión, esa fue la respuesta a los estudiantes que rechazan la desigualdad y el nacionalismo inherente en el capitalismo. Las imágenes de docenas de detenidos sobre sus rodillas y manos detrás de sus cabezas fueron expuestas en las redes sociales la semana pasada. Estas fotos elevaron la ira contra el estado policiaco de Macron, donde los policías usan tácticas que recuerdan las redadas nazis a la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.
Alianza obrero-estudiantil
Los Chalecos Amarillos (Giles Jaunes) son llamados así por los chalecos amarrillos que los trabajadores usan en áreas de peligro, es una adaptación de su ira clasista. En las protestas mas grandes y militantes en Francia desde la huelga general de 1968, cientos de miles de trabajadores se tomaron las calles por mas de un mes.
Los manifestantes demandaban el fin de los programas de “eficiencia” que Macron prometió en su campaña de 2017 y brutalmente implemento después de su elección. Las rebeliones comenzaron en áreas rurales y los suburbios, donde los impuestos a la gasolina han devastado a los trabajadores que han sido desplazados por la gentrificación y el incremento al costo de vida. Según Macron “La solución para la gente que no puede comprar comida al fin de mes es comprar paneles solares y autos eléctricos” (Washington Post, 5/12).
Los patrones franceses tiemblan a la posible alianza anti-capitalista obrero estudiantil. Recuerdan la huelga general de mayo de 1968 que obligo al presidente Charles de Gaulle a huir del país. Comenzó con los estudiantes tomándose las universidades y eventualmente se generalizo con la toma de las fabricas por los trabajadores. Mas de dos terceras partes de la clase trabajadora francesa participo activamente en esta, casi revolución. ¿Se repetirá la historia? “Desgraciadamente, para la administración de Macron, hay señales tentativas que los disturbios también podría llegar a las universidades, en donde los estudiantes están molestos con los planes del aumento de matriculas para estudiantes no europeos supuestamente para que las universidades francesas sean ‘mas competitivas’” (France 24, 11/12).
¡Queremos todo el pan!
Después de la tercera semana de protestas, Macron trato de pacificar a los chalecos amarillos cancelando su odiado aumento a la gasolina. Agrego unos recortes a los impuestos de los pensionados y un aumento de sueldo mínimo de $114 mensual. Aunque las protestas han continuado, son mas pequeñas cada vez. Los patrones esperan comprar a los trabajadores con unas cuantas migajas – mucho menos que todo el pan que la mayoría de los manifestantes militantes demandaban.
La historia nos demuestra que, si los trabajadores no llegan a las ultimas consecuencias, es decir la toma del poder, los patrones seguirán recuperando las concesiones reformistas dadas. Al final de la huelga general de 1968, la clase dominante francesa aumento los salarios a los trabajadores industriales en un 35% y a los demás un 10%. Cincuenta años mas tarde, casi todos los trabajadores luchan para poder sobrevivir.
Sin una óptica antirracista e internacional clara, los trabajadores continuaran divididos y vulnerables a la ideología pestilente capitalista. Racistas descarados como Marine Le Pen y su partido de fascistas National Rally, intentan llevar al movimiento de los chalecos amarillos hacia las ideas anti-inmigrantes. La extrema derecha “ha enviado a sus propios activistas a infiltrar – las protestas promocionando su política de que la migración es un problema central y que al aceptar recientemente un acuerdo no vinculante con las Naciones Unidas en Moroco, el señor Macron vendió el país (New York Times, 16/12)
Entre pequeños fascistas como Le Pen, grandes fascistas como Macron y los falsos izquierdistas como Jean-Luc Melenchonm, los trabajadores no tienen de donde escoger – a menos que rompan con la “democracia” liberal y sean ganados al movimiento por el comunismo.
Esta debilidad en el movimiento de chalecos amarillos les da a los patrones campo para maniobrar y proceder con lo que ellos ven como prioridad: prepararse para la inevitable guerra mundial. Unir a trabajadores nativos y extranjeros, blancos, árabes y negros en toda Francia sacudiría hasta la medula a los gobernantes capitalistas mas allá de los espacios de poder parisinos. El poder de la clase trabajadora llegara cuando nos demos cuenta que podemos organizar un mundo en donde todos tengamos lo que necesitamos, no para las ganancias de unos cuantos.
Se tambalea el orden mundial liberal
Los liberales fascistas de la Unión Europea están en crisis. “Mientras la clase política británica esta en la mira por meter la pata con Brexit, y con justa razón. La UE esta en un predicamento similar por su colosal fracaso de civilizar la eurozona – con el surgimiento de la derecha xenofóbica como su atroz resultado” (The Guardian,13/12).
Los patrones europeos están esperanzados de que Macron pueda marcar el camino, forzando “reformas estructurales económicas” para mantener a la UE relevante durante su competencia inter-imperialista con EE.UU., China y Rusia. “Si [Macron] puede aflojar reglamentos de despido y contratación, cancelar un endeudado sistema de desempleo y mantener la meta de reducción de déficit, habrá, eficientemente robado a Alemania una gran excusa para no avanzar con los planes de reforma de la eurozona (Politico, 18/7/17). Como lo dijo el ministro de finanzas de Macron recientemente: “El atractivo de Francia para los inversionistas esta en riesgo. Es por eso que es importante mantenerse en el camino de la reforma” (BBC.com 11/12).
Pero las protestas de los chalecos amarillos han debilitado a Macron frente a los patrones europeos y del mundo. Las repercusiones serán severas. “Macron era la ultima esperanza de los patrones europeos. Como candidato a presidente, explícitamente reconoció que ‘si no avanzamos, estamos decidiendo desmantelar la eurozona’, el penúltimo peldaño para desmantelar la UE misma” (The Guardian,m 13/12)
Luchemos por el comunismo
Sin un liderato internacionalista, con consciencia de clases – es decir, sin un liderato comunista – los trabajadores en movimiento están a merced del mejor postor. Sin embargo, la clase trabajadora sigue siendo el comodín que fuerza los patrones a recalcular sus planes para la guerra y el fascismo. Un movimiento espontaneo desorganizado que rompa las leyes patronales no es suficiente. Nuestro próximo paso es crear confianza como clase para derroca a los parásitos de la clase dominante – para convertir las reformas de los chalecos amarillos a chalecos rojos de una revolución comunista.
Bajo el comunismo, organizaremos una sociedad que llene las necesidades de los trabajadores, que termine con la explotación para siempre. Se abolirán las fronteras y la guerra imperialista. En cada levantamiento militante, veremos chispas de fortaleza que necesitaremos para lograr nuestra meta. Mientras que la meta por el comunismo sigue distante, las fuerzas que lo lograrán jamás serán extinguidas. Como escribió Carlos Marx en el Manifiesto Comunista, “Dejemos que las clases dominantes del mundo tiemblen ante la revolución comunista. El. Proletariado no tiene nada que perder, solo sus cadenas. Tenemos un mundo por ganar”.

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Francia no es el único país en donde los trabajadores se movilizan rompiendo las leyes patronales. En los últimos meses los trabajadores escapando del caos capitalista en Centroamérica entraron a México sin importarles las fronteras patronales. En Haití, decenas de miles de trabajadores y jóvenes, airados por la corrupción y ratería de PetroCaribe, resistieron a los gobernantes haitianos que trataban de aplastarlos. En noviembre, organizaron las mas grandes manifestaciones desde 2004, paralizando la isla con lo que se convirtió en una huelga general del día a día.
Mientras tanto en China, miles de “incidentes masivos” brotan cada año, amenazando con descarrilar el programa de los capitalistas en el Partido “Comunista” Chino de grandes ganancias y expansión imperialista (Economist, octubre 2018).
El movimiento de la caravana sufre del pacifismo religioso y la errada aspiración de “llegar a Estados Unidos”. En Haití, las ilusiones sobre la posibilidad de un capitalismo no corrupto limitan el camino de los trabajadores y juventud. La izquierda china aun es pequeña y muy reprimida. Pero cada en cada caso, la valentía de los trabajadores frente al terror policial ha llamado la atención de los patrones de cada país y temen la ira de la clase trabajadora.