El Primero de Mayo, en el Centro-Sur de Los Ángeles, camaradas del Partido Laboral Progresista (PLP) se reunieron para celebrar la unidad de la clase trabajadora, el internacionalismo y la lucha revolucionaria. Celebrado en un pequeño y abandonado parque de un barrio obrero predominantemente latino, el evento reflejó tanto las dificultades como la resiliencia de la clase trabajadora.
Los trabajadores nos gobernaremos a nosotros mismos
El parque, abandonado durante mucho tiempo por las autoridades municipales, ejemplifica el fracaso capitalista. Así que, antes de que comenzara la celebración, compañeros de todas las edades se pusieron manos a la obra: limpiaron la basura, limpiaron los juegos infantiles y reclamaron el espacio para la comunidad. El acto de restaurar el parque no fue solo práctico, sino político. Demostró que solo la clase trabajadora, no los patrones ni sus políticos, tiene el poder y la voluntad colectiva de construir un mundo mejor.
Con el espacio preparado, se colocaron mesas y sillas, y el olor a comida casera comenzó a impregnar el aire. Unos cincuenta trabajadores y sus familias se unieron a la celebración: multirracial, multigeneracional y rebosante de solidaridad. La energía se intensificó a medida que los participantes se alinearon en formación de marcha y salieron a las calles. El destino: una comisaría cercana, donde estaba asignado el policía asesino de Alex Flores. Al grito de “¡Justicia para Alex!” y “¡Los trabajadores unidos jamás serán vencidos!”, expusimos el terror racista infligido por la policía. La respuesta de la comunidad fue contundente. Los conductores tocaron la bocina en señal de apoyo, y los pasajeros de autobús alzaron los puños y gritaron palabras de aliento. Cantos como “¡Libertad, libertad, necesitamos libertad, libertad! ¡A todos los policías racistas asesinos, no los necesitamos, los necesitamos!” y “¡La migra, la policía, la misma porquería!”, todos liderados por nuevos miembros del Partido, resonaron profundamente entre los espectadores. Se distribuyeron al menos 200 copias de DESAFÍO a lo largo del recorrido, y algunos residentes se sintieron tan inspirados por la marcha que se llevaron docenas de copias para compartir con amigos y vecinos.
Después de la marcha, regresamos al parque, donde cantamos “Bella Ciao” y “Deportados”, una conmovedora canción sobre los trabajadores inmigrantes cuyas vidas fueron desechadas como deportados sin nombre. Los miembros más nuevos leyeron poemas revolucionarios, mientras que otros dirigieron al grupo en canciones de resistencia.
Un camarada veterano relató experiencias del Proyecto de Verano de Boston de 1975, cuando el PLP se organizó contra la segregación escolar racista. Esa historia sentó las bases para nuestro siguiente paso: un nuevo Proyecto de Verano este año, donde el PLP liderará la lucha contra las deportaciones racistas, la brutalidad policial y el propio capitalismo. En este discurso, la camarada recordó a los participantes que siempre es un gran día para unirse al Partido. Una veterana miembro de la base, cuyo ser querido fue asesinado por la policía, respondió a su llamado con un rotundo “¡Sí!”. El discurso inaugural estuvo a cargo de una camarada líder que trajo a estudiantes de su escuela. Habló de Lyudmila Pavlichenko, la legendaria francotiradora soviética de 25 años que desafió la presión para convertirse en enfermera y, en cambio, luchó contra el fascismo en primera línea, a quien se le atribuyen 309 muertes de escoria nazi. Su ejemplo fue claro: cada generación juega un papel en la lucha por el comunismo. Terminamos el día cantando “La Internacional” en español e inglés, con las voces alzadas en unidad y determinación. Nuestro mensaje fue claro: luchamos no solo por la reforma, sino por un mundo comunista libre de racismo, explotación y fronteras.
¡Nos vemos en Boston!