Las elecciones en Argentina de octubre y noviembre de 2023 resultaron en el regreso de la extrema derecha al poder, con Javier Milei a la cabeza. Para la clase trabajadora, estas elecciones sólo empeoraron las cosas, que ya eran malas, ya que Argentina ya estaba atravesando un período de crisis económica y experimentando dificultades sociales relacionadas con la inflación, que había aumentado a más del 160% en 2022. Con un llamado socialista con el gobierno al mando, el nivel de vida de los trabajadores se vio disminuido por escándalos de corrupción y problemas estructurales durante las últimas décadas. La tendencia derechista refleja lo que está sucediendo en otras partes del mundo, con discursos xenófobos, nacionalistas y antiobreros del presidente recién elegido, especialmente los antiinmigrantes, que culpan a los trabajadores migrantes por las crisis provocadas por el capitalismo.

Argentina se encuentra entre las actuales luchas interimperialistas. En la última cumbre de los BRICS en agosto de 2023, Argentina estuvo entre los países propuestos para convertirse en miembro de esta agrupación. BRICS es una organización intergubernamental que comprende a los patrones capitalistas de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Al mismo tiempo, el FMI concedió un préstamo de varios cientos de millones de dólares al país. El FMI es un organismo controlado por Estados Unidos que promueve la expansión capitalista, siempre en detrimento de la clase trabajadora de sus países miembros. Estos dos acontecimientos muestran cómo Argentina está siendo sacudida entre las influencias de los dos bandos protagonistas del momento, los imperialistas occidentales por un lado y sus imperialistas rivales por el otro. Ambas partes compiten por el control económico y político de los recursos y la riqueza del mundo.

Desde la elección de Milei, los patrones argentinos se han enfrentado a una serie de manifestaciones de protesta popular (que se están volviendo cada vez más ilegales) contra sus medidas “antidemocráticas”. Durante las primeras movilizaciones la policía comenzó a hacer uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y sindicalistas. Diez días después de asumir el cargo, Milei publicó un “DNU” (decreto de necesidad y emergencia), que pretende modificar o derogar más de 300 normas, en particular eliminar los controles de alquileres, la intervención del Estado para proteger los precios de productos esenciales y debilitar la protección de los trabajadores. , permitiendo privatizaciones. Para los trabajadores mayores, sus pensiones están siendo recortadas mediante un método de cálculo automático “económicamente viable”: una vez más robando a los pobres para llenar las arcas de los que ya son ricos. Si bien Milei habla de medidas de austeridad para la clase trabajadora, no ha renunciado a privilegios de clase para él y su burguesía.

La preparación de Milei demuestra que el regreso de la extrema derecha era un proyecto bien planificado que ya estaba en marcha. La elección de Milei fue aclamada por otros derechistas duros como Bolsonaro (expresidente de Brasil) y Trump (expresidente de Estados Unidos). Milei, al igual que sus homólogos fascistas, se autodenomina “ultraliberal”, tratando de engañar a las masas haciéndoles creer que realmente está de su lado, como a los nazis los llamaban nacionalsocialistas y Mussolini comenzó como un supuesto socialista: liberal o reformista. Fascistas de extrema derecha, todos están del lado de los patrones.

La lucha en Argentina es una lucha que promete ser larga y difícil para los trabajadores y estudiantes argentinos que tienen una larga tradición de luchar en diversas formas de lucha de clases. Lo que la situación actual nos muestra es que nuestra clase en Argentina—y en todas partes—no puede depender de que los reformadores (liberales o fascistas) destruyan el sistema capitalista y lo reemplacen con el comunismo, un sistema igualitario que la clase trabajadora controla para satisfacer sus propias necesidades. Instamos a nuestros camaradas en Argentina a unirse a nosotros en el Partido Laboral Progresista y luchar por la revolución comunista. Sólo así podremos liberar a nuestra clase.

Después de más de 100 días y 29,000 bombas, las genocidas Fuerzas de “Defensa” israelí han arrasado la Franja de Gaza convirtiéndola en un cementerio de concreto.  Este ejercito apoyado por EE.UU. asesina en Gaza a más de 250 civiles todos los días, la mayor tasa que cualquier otro conflicto de este siglo (Aljzeera.11/1). Ya son más de 24,000 muertos, más de 10,000 son niñas, equivalente al 1% de la población en Gaza.  

Genocidio es la destrucción física de un grupo de gente y las comunidades de su tejido social – el aula donde sus hijos aprenden a leer, la panadería que a diario les hace el pan. Las familias en Gaza que luchan por sobrevivir cada día están rodeadas de escombros. Mas de dos tercios de los hogares, escuelas, hospitales, parques, librerías, y olivares han sido diezmados por el bombardeo sin parar de los sionistas.  Escasean los productos de alta necesidad como el agua potable, electricidad, combustible y la medicina (Wall Street Journal, 30/12/23). Desde octubre, la invasión criminal de Israel ha causado nueve aterradores apagones (New York Times, 12/1). Nueve de diez personas en Gaza, casi la mitad niños, no se alimentas por días. Las Naciones Unidas predice una hambruna para febrero (aljazeera.com, 23/12/23).

La devastación a la infraestructura causada por Israel, es un acto de limpieza étnica – sacar a todos los árabes, o la mayoría de Gaza. “Lo que necesitamos en la Franja de Gaza es fomentar la migración”, dijo el ministro de finanzas israelita, Bezalel Smotrich. “Si hay 100,000 o 200.000 árabes en Gaza en vez de 2 millones, la discusión diaria será enteramente diferente” (msn.com,5/1). El argumento más poderoso de los gobernantes israelitas para la “repoblación” es hacer que Gaza sea inhabitable. Es una estrategia cruel y racista que es permitida por las armas y cobertura política del asesino de niños, Joe Biden y los gobernantes capitalistas que lo manejan. Los patrones estadounidenses dirigido por ExxonMobil y JPMorgan Chase, son los terroristas estatales más letales del mundo.  Sus abominables ataques contra trabajadores en Palestina hacen que nuestra tarea de organizar por la revolución comunista sea aún más urgente.
Patrones estadounidenses asesinan para proteger sus ganancias

La catástrofe en Gaza es parte de una batalla más grande entre patrones estadounidenses, europeos e israelitas, por un lado, y sus rivales imperialistas en China y Rusia, quienes apoyan a poderes regionales como Irán, por el otro. El conflicto de tres meses en el Medio Oriente, rico en petróleo, se extiende progresivamente. En respuesta a los ataques huti, apoyados por Irán, a los barcos en el comercial y estratégico Mar Rojo, el ejército estadounidense y sus aliados han bombardeado a más de 30 blancos en Yemen.  El 16 de enero, Irán salto al candente fuego con un ataque de misiles a sus vecinos Paquistán e Irak, aparentemente en respuesta a los ataques terroristas dentro de sus fronteras.  Milicias, apoyadas por Irán, en repetidas ocasiones también han atacado las tropas estadounidenses en Irak y Siria.  

Los intereses estadounidenses en la región son tan cruciales para los patrones que están tomando medidas drásticas contra sus títeres liberales con un crudo mensaje: No se toleraran las críticas a Israel.  Claudine Gay fue forzada a renunciar como presidenta de la universidad de Harvard después que su débil apoyo al genocidio ofendiera sus ricos donantes sionistas. Como los “buenos alemanes” que no miraban lo que los nazis hacían en Alemania durante la década de 1930, estos seudo lideres liberales se han quedado callados frente a la continua masacre en Gaza. Comenzando con políticos del partido demócrata a lideres sindicales y religiosos, la gran mayoría se han alineado en apoyo al genocidio, aunque sea solo con su silencio. Han mostrado su verdadera lealtad al capitalismo estadounidense y, a la guerra y el fascismo que demanda el sistema de ganancias.

El nacionalismo de Hamas es veneno para los trabajadores en Palestina
Los trabajadores y sus familias en Gaza, heroicamente resisten la muerte y destrucción.  Los trabajadores médicos no duermen para atender a los enfermos y heridos. Las familias comparten cualquier refugio. Familiares y amigos se hacen cargo de los niños huérfanos. Los adultos, mientras evaden las bombas lanzadas por aviones israelíes, no comen para mantener con vida a sus niños.

El sufrimiento no ha pasado desapercibido para la clase trabajadora internacional. Millones de trabajadores y estudiantes alrededor del mundo, demandan un cese al fuego.Trabajadores de asistencia imploran que las NU quiten las barricadas israelitas al apoyo humanitario (AP,16/1). El 13 de enero, durante demostraciones masivas en todo el mundo los trabajadores marchaban portando banderas palestinas por una “Palestina libre”. Mientras tanto, figuras políticas importantes de Hamas, los lideres de este movimiento de liberación nacional, mientras maniobran por más poder, no se les ve en ninguna parte de Gaza. Están muy ocupados haciendo pactos de armamento en Beirut o con sus patrones en Irán.

Los trabajadores debemos rechazar los seudo lideres de Hamas, así como rechazamos los liberales estadounidenses que demandan nuestro silencio frente a los crímenes de Israel. El liderato de Hamas exhorta la creación de un estado islámico-capitalista. Para todos los trabajadores que deploramos las atrocidades de capitalismo, la visión de Hamas es solamente más de la misma pesadilla.

La historia de Irán es una fábula cautelar para el futuro de Gaza y Cisjordania.  Por décadas, después de la segunda guerra mundial, EE.UU. apoyo el régimen brutal del Shah Mohammad Reza Pahlavi.  Comenzando en los 1960s, los comunistas en el Partido Tudeh, y otros movimientos de izquierda lideraron la resistencia al Shah y sus vínculos con el imperialismo estadounidense.  Al mismo tiempo, islamistas, liderados por Ayatolá Ruhollah Jomeini lucharon por un estado islamista-capitalista.  En 1979, la izquierda unió sus fuerzas con los islamistas para derrocar al Shah. Pero, inmediatamente después de tomar control del nuevo gobierno en Irán, Jomeini denunció a los comunistas y pronto suprimió el partido Tudeh y encarcelo a más de 10,000 militantes (https://merip.org/, marzo-abril, 1982). En 1988, la clase dominante iraní ejecuto a decenas de miles de izquierdistas (France24, 8/10/21). Aunque las fuerzas izquierdistas en Irán fueron instrumentales en derrotar el imperialismo estadounidense, su terrible error de apoyar islamistas “progresistas” dejo a los trabajadores en la miseria del capitalismo hasta hoy.

La única solución es la revolución comunista
Las revoluciones comunistas que pusieron en el poder a las clases trabajadoras en la Unión Soviética y China, hoy deben seguir inspirando a los trabajadores del mundo. También tenemos que aprender de ellas y sobreponernos a los errores de estas revoluciones, incluyendo la acogida del nacionalismo [ver Camino a la revolución III en plp.org]

Los trabajadores en Sudáfrica, Vietnam, Congo, Haití, Nicaragua, Mozambique, y muchas más, han luchado valientemente para sacar las fuerzas coloniales imperialistas.  Pero, siempre vemos que las guerras de liberación nacional remplazan a un grupo de capitalistas por otro. Al final de cuentas benefician solamente al nuevo grupo de patrones. Mientras tanto, los trabajadores seguimos sufriendo.  El movimiento por el comunismo – por una sociedad dirigida por y para la clase trabajadora internacional – se atrasa.

Los masivos asesinatos en Gaza son un ataque a todos los trabajadores del mundo.  Para defender a nuestra clase, no podemos ser silenciados o hacer concesiones al nacionalismo.  Cuando decimos que la única solución es la revolución comunista, sabemos que tenemos una larga lucha frente a nosotros.  También sabemos que nada más que la revolución comunista acabara con la guerra imperialista, el racismo, sexismo y explotación.

Las victorias históricas en la Unión Soviética y China son la evidencia que los trabajadores - nosotros, nuestros compañeros de trabajo, nuestras familias y amigos -podemos cambiar el mundo. El Partido laboral Progresista hace un llamado a la unidad con nuestras hermanas y hermanos de clase para denunciar el genocidio en Gaza, para rechazar el mal liderato capitalista, y para luchar por una revolución comunista.  ¡Únetenos!

LOS ÁNGELES, 7 de enero—“Joe Biden, no puedes esconderte, te acusamos de genocidio”; “Si no lo conseguimos (un alto el fuego inmediato), ciérrenlo”. Estos y otros cánticos resonaron en el aire mientras 150 manifestantes y simpatizantes palestinos, en su mayoría jóvenes, se manifestaron frente al consulado de Israel en Los Ángeles y condenaron el genocidio del régimen sionista en Gaza. Luego, los manifestantes salieron a las calles y cortaron parcialmente el tráfico en Wilshire Boulevard.

Miembros del Partido Laboral Progresista se unieron a la manifestación y a la marcha y portaban carteles que decían “Árabe, judío, negro, moreno, blanco; Trabajadores del mundo, únanse.” El liderazgo nacionalista de la acción se centró en las demandas de un alto el fuego y de una “Palestina libre”. Nuestras camaradas distribuyeron 50 volantes con la editorial del actual periódico DESAFIO que exponen el peligro de guerras más amplias en este mundo volátil y llama a la unidad internacional de la clase trabajadora contra las guerras imperialistas con fines de lucro y contra todas las formas de nacionalismo.

Nuestro grupo aquí está luchando por involucrarse más en el incipiente pero creciente movimiento contra la guerra que se ha arraigado en Estados Unidos y en todo el mundo.

Una próxima reunión discutirá cómo podemos profundizar nuestro compromiso con el Partido y llevar nuestra política comunista a las masas de personas que han salido a las calles en los últimos tres meses.

En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro tras la escalada del conflicto en la Franja de Gaza el pasado octubre, ha asumido una postura distinta a la mayoría de los gobiernos al negarse a condenar los ataques de Hamás, cuestionado paralelamente la incursión del ejército de Israel, mencionando además el rol de los mercenarios sionistas en la conformación del paramilitarismo en Colombia y la subsecuente ola de violencia que lleva décadas en el campo y la ciudad.

Petro ha dejado claro que propugna por un acuerdo de paz que reconozca a los dos estados. También ha dicho que rechaza que “las extremas derechas de los dos países lleven a sus sociedades a un conflicto donde todos serán derrotados” y que el gobierno colombiano respalda a la Autoridad Nacional Palestina, que está en contra de Hamás.

Este posicionamiento le ha costado a Petro la crítica de parte del sionismo y de los sectores más conservadores de la burguesía colombiana, aliada tradicional de Israel. Ante esto Gilinski, banquero de origen judío y oligarca explotador de la clase obrera en Colombia, se ha declarado consternado por las declaraciones del presidente quien comparó recientemente la intervención militar de Israel con el Holocausto, siendo la disyuntiva de respaldar a los patrones de Israel o Palestina un tema álgido que ha zanjado una brecha al interior de la burguesía nacional.

En los días recientes, esta disputa ideológica entre Petro y los defensores del estado de Israel en Colombia se ha profundizado, ante las declaraciones del presidente en donde condena los ataques del ejército de Israel a trabajadores de medios, que han dejado hasta el momento alrededor de 109 periodistas muertos y con el saludo del gobierno de Colombia a la demanda presentada por Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, por la violación de disposiciones de la Convención de 1948 Contra el genocidio, por parte de ese país

Sin embargo, estas posturas liberales que ha adoptado el gobierno colombiano con respecto a uno de los conflictos más sangrientos de los últimos tiempos, en el cual se han asesinado más de 24.000 personas, en su gran mayoría obreros, no se ha traducido en medidas realmente efectivas de apoyo a la resistencia palestina, reduciéndose su papel al envío de ayuda humanitaria, al llamado a consultas a la embajadora de Colombia en Israel, al respaldo a la denuncia de Argelia a Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional y a la demanda presentada por Sudáfrica.

Así pues, resulta evidente que el apoyo de Petro se orienta hacia el gobierno palestino y no hacia la resistencia abanderada por los obreros de la franja de Gaza. De igual manera, cabe señalar que el gobierno colombiano mantiene todas las relaciones comerciales y especialmente las militares con Israel, país con el que cual se han adelantado negocios en el terreno militar en el último año, dejando el “enojo” del presidente reducido al discurso.

Petro defiende y comparte la política imperialista de los dos estados, y al servicio de esta estrategia pone su política de una conferencia de Paz para Palestina. Por su negativa a condenar a Hamás y a respaldar el genocidio ejecutado por Israel, le exigen que rompa relaciones con Israel y asuma un apoyo efectivo a Palestina; empero, ha demostrado la inconsecuencia y los límites de su política al sostener su oposición al estado de Israel solo tangencialmente, defendiendo el reconocimiento del estado palestino, dirigido por burgueses asesinos que usan el nacionalismo como una forma de control de las masas.

Aunque las protestas en oposición al sionismo que se han dado en Colombia desde hace tres meses no alcanzan la masividad de otros países como: EE. UU., Inglaterra, Francia, Nueva Zelanda y Turquía, entre otros, se ha constituido un Comité de Solidaridad con la causa palestina compuesto por activistas árabes, organizaciones políticas independientes y defensoras de derechos humanos, colectivos estudiantiles y sindicales, entre otros, los cuales han hecho un llamado a la movilización masiva en las calles , apoyando a la resistencia del pueblo palestino y dando a conocer la situación real en la franja de Gaza, la cual ha sido ocultada por los medios de comunicación internacionales y nacionales al servicio de la burguesía sionista.

Si bien muchas de estas acciones caen en el revisionismo, pues se limitan a la defensa de la constitución del estado palestino en pro de una palestina libre, pueden ser un paso inicial hacia la movilización internacional solidaria de los trabajadores en contra de las guerras patronales. No obstante, debemos tener claro que a la revolución no se llega con marchas, pues solo el comunismo logrará erradicar la violencia de estado contra la clase obrera, siendo necesario impulsar la educación comunista para lograr canalizar el potencial de las masas que se movilizan.

Desde el PLP hemos participado en reuniones, protestas y mítines adelantados por estas organizaciones, compartiendo la línea de nuestro partido y dando a conocer al Desafío. Análogamente hemos exaltado la necesidad de la solidaridad internacional, superando las ideas nacionalistas y apostando a la unión de la clase obrera, pues la condición de opresión de los trabajadores del mundo no se solucionará construyendo nuevos estados burgueses ya que solo el comunismo y su bandera roja destruirán nuestras cadenas y las fauces de la guerra.

De acuerdo con esto, nos hemos encargado de hacer una crítica acérrima al gobierno de Petro y a su blanda posición sobre este conflicto, mostrando que su simpatía recae sobre la clase alta palestina, nacionalista y opresora y no en los trabajadores víctimas de las políticas guerreristas.
Sin duda alguna, la expansión del conflicto ha llevado a que los patrones a nivel mundial escojan un bando que beneficie a sus intereses, siendo importante concientizar a los obreros sobre los peligros del nacionalismo, el fascismo liberal y la defensa de causas y guerras burguesas.

¡Por la liberación de los trabajadores y jóvenes palestinos, internacionalismo proletario!