Desafio: edición del 22 de septiembre 2021
Jubilada recauda fondos de solidaridad para los trabajadores en Haití
He participado políticamente en un gran sindicato durante más de 50 años como trabajador y jubilado. He liderado luchas en el trabajo y he tratado de conectar esas luchas con eventos en todo el mundo y construir solidaridad con las luchas de los trabajadores en todo a nivel internacional.
Cuando el reciente terremoto dejó 2.000 personas muertas en Haití y muchos miles más heridos y sin refugio, comida, agua potable e instalaciones de salud, presenté el tema de la solidaridad internacional en la reunión de mi asociación de jubilados en forma de una solicitud de apoyo financiero.
Pedí una donación de $ 5,000 con un plan para una asociación de “pueblos de origen” haitiano que funciona en la ciudad de Nueva York y en Haití para distribuir los fondos a la gente de la clase trabajadora en los pueblos pequeños duramente afectados por el terremoto. Un jubilado preguntó si podía hacer una enmienda. Me sorprendió gratamente su sugerencia de aumentar la donación a $ 7.500. Votamos para enviar la mayor cantidad.
Al final de la reunión, otro jubilado, que es de Haití, dijo que estaba orgulloso de que nuestra asociación hubiera tomado esta acción en apoyo de nuestros hermanos y hermanas en Haití.
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Se acerca la marcha de inmigración en Washington DC
El 21 de septiembre, una coalición de grupos de diferentes estados marchará en Washington DC para exigir que el gobierno de Biden apruebe una reforma migratoria para todos los inmigrantes indocumentados que se encuentran actualmente en los EE. UU. Estoy de acuerdo con las propuestas.
Los capitalistas nunca “estarán de acuerdo” en resolver los problemas de la clase trabajadora. Para ellos, la reforma migratoria significa garantizar una fuente de mano de obra barata para explotar en la agricultura, las fábricas, los servicios y otros sectores y especialmente para atraer a los jóvenes inmigrante, para ingresar al ejército como carne de cañón en las guerras imperialistas.
El 21 de septiembre, los miembros del PLP se unirán con nuestras hermanas y hermanos, trabajadores inmigrantes y sus familias en una marcha masiva exigiendo una reforma migratoria y amnistía para todos los inmigrantes. Distribuiremos ampliamente el DESAFÍO. Necesitamos convertir nuestras bases en millones de trabajadores organizados para la revolución comunista y la toma del poder para un mundo en el que la clase trabajadora no necesitará “reformas” ni “amnistía” porque aboliremos todas las fronteras que nos separan. Seremos una clase trabajadora internacional mientras nos deshacemos de todos los vestigios del capitalismo. Solo una clase trabajadora unida puede liderar una sociedad igualitaria en la que trabajaremos colectivamente por el bienestar de todos, una nueva sociedad comunista dirigida por el PLP.
Respuesta al DESAFÍO: Los trabajadores inmigrantes dispuestos a abrazar el nacionalismo, el patriotismo y el sacrificio son buenos para los imperialistas estadounidenses que están desesperados por la legitimidad y la unidad de todas las clases contra sus rivales China y Rusia. Necesitamos exponer los planes de los patrones liberales de utilizar la reforma migratoria como un camino hacia el fascismo y la guerra. Hacer hincapié en esto puede ayudar a armar a nuestra clase contra todos los rostros del fascismo.
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Respuesta: sin defectos genéticos por bombardeo nuclear
El número del 8 de septiembre del artículo de CHALLENGE titulado “Hiroshima y Nagasaki, bombardeados para salvar el imperialismo estadounidense” ilumina de manera excelente un hecho histórico importante sobre el uso genocida de la guerra atómica durante la Segunda Guerra Mundial, pero sus afirmaciones sobre los efectos a largo plazo de esta tecnología nuclear puede ser mal utilizada por dogmáticos antinucleares que pierden de vista el uso potencialmente positivo de la energía nuclear en una sociedad dirigida por trabajadores. Señala correctamente que el uso de bombas atómicas por parte de los patrones estadounidenses en dos ciudades japonesas en agosto de 1945 fue una medida ofensiva dirigida contra el creciente estado soviético más que un acto de defensa de los ciudadanos estadounidenses de un inminente ataque japonés.
Sin embargo, la idea de que un resultado duradero de esta guerra genocida son los defectos genéticos residuales entre algunos japoneses hasta el día de hoy es evidentemente falsa. Este hecho, aunque en un momento se creyó ampliamente, o ha sido desacreditado de manera convincente (ver el análisis de Bernard R. Jordan de 2016 en doi.org). Además de distorsionar la historia pasada, esta desinformación contribuye a la fobia a todo lo nuclear que está nublando los debates actuales sobre posibles alternativas a los combustibles fósiles. De modo que, como señala el artículo, hay mucho en juego para sacar a la luz toda la verdad, tanto política como científica, sobre los trágicos acontecimientos de agosto de 1945 y sus secuelas.
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Haití: los desastres naturales agravan la crisis capitalista
Otro terremoto. Otra tormenta. Casi 2000 muertos confirmados hasta ahora, muchos más heridos. Al menos 60.000 viviendas quedaron destruidas. Antes de este último desastre, el 60 por ciento de los trabajadores en Haití vivían en la pobreza, el 25 por ciento en la pobreza extrema. Pero la gente común nunca ha dejado de organizarse y luchar por una vida mejor.
Haití fue el primero en formar una nación negra independiente después de derrocar la esclavitud en 1791. Por ese acto audaz de derrocar la esclavitud racista han sido castigados desde entonces. Francia exigió el reembolso de 21 millones de dólares por el `` robo ‘’ de sus esclavos, no reembolsado hasta 1947. Estados Unidos invadió en 1915 y ocupó la isla durante 19 años, promulgando trabajos forzados y asesinatos de resistentes y robando el 40% de la producción de Haití. Hasta 2000, Estados Unidos y el FMI manipularon los aranceles, la economía y los golpes de estado financiados. En 2000, los haitianos eligieron al reformador Aristede, quien, aunque no era amigo del comunismo ni de la idea de que los trabajadores dirigieran la sociedad, amenazó tanto a las élites estadounidenses y haitianas, que fue secuestrado y llevado a África.
Un terremoto masivo en 2010 mató a más de 200.000 personas, destruyó gran parte de la infraestructura y dejó a Haití vulnerable a una epidemia de cólera provocada por el personal de mantenimiento de la paz de la ONU. La mayor parte de la ayuda enviada a la isla se perdió debido a la corrupción del gobierno y las ONG. Desde entonces, Estados Unidos ha manipulado a una serie de presidentes irresponsables, el último asesinado por partidos desconocidos hace solo unas semanas.
En la región occidental donde ocurrió el último terremoto, no se ha visto presencia del gobierno. Los trabajadores locales, los estudiantes y las organizaciones comunitarias están luchando tanto como pueden.
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El movimiento de reforma policial de los patrones liberales construye el fascismo
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- 09 Septiembre 2021 364 visitas
LOS ÁNGELES, 7 de septiembre—El auge mundial multirracial y antirracista a raíz de los asesinatos policiales de George Floyd, Breonna Taylor y muchos otros fue un avance positivo para la clase trabajadora internacional. La oleada de protestas activó a innumerables antirracistas previamente pasivos y se convirtió posiblemente en el mayor movimiento mundial contra el racismo en la historia reciente. Los asesinatos provocaron rebeliones masivas contra el terror policial racista en Minneapolis y muchas otras ciudades de Estados Unidos. Estas acciones de masas dieron a los comunistas revolucionarios una enorme oportunidad para exponer cómo el racismo es endémico del sistema capitalista y que nunca podrá ser eliminado sin el derrocamiento violento de la clase dominante que se beneficia de él (ver portada).
Pero debemos tener claro quién lidera este movimiento: el ala principal de la clase dominante estadounidense. Las acciones de las masas fueron rápidamente engañadas hacia la política electoral por grupos leales a los grandes fascistas (ver glosario, página 6). Estos grandes fascistas son la facción capitalista financiera predominante de la clase dominante estadounidense. También son los imperialistas que intentan defender su imperio mundial contra la competencia de los imperialistas chinos y rusos.
Debemos atacar a la dirección capitalista, exponer los límites de la reforma y mostrar la necesidad de una revolución comunista. En el movimiento de masas contra la violencia policial, eso significa señalar el papel fundamental de la policía bajo el capitalismo: preservar la propiedad privada de la clase capitalista y proteger las ganancias que obtienen de la explotación de la fuerza de trabajo de la clase trabajadora.
El plan de los jefes liberales racistas: comprar legitimidad para la guerra
A raíz de las rebeliones, los llamados a “desfinanciar (o desmantelar) a la policía”, “reinventar la policía” e “invertir en la comunidad” emanaron de la boca de los políticos del Partido Demócrata, incluidos algunos de los principales líderes del fascismo, congresista Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) y la vicepresidenta Kamala Harris, entre otros. Estas declaraciones públicas estaban destinadas a sofocar la militancia del movimiento y engañar a los antirracistas honestos para que apoyaran al ahora presidente Joe Biden y a los demócratas en las elecciones de 2020.
Con la ayuda de los medios de comunicación capitalistas, un órgano del dominio de clase, los demócratas lograron en gran medida sacar a mucha gente de las calles y llevarlos a las urnas. CNN, MSNBC y otros medios liberales habían atacado al pequeño fascista (ver glosario, página 6) presidente Donald Trump y promovido la candidatura de Biden, y algunos enjuiciamientos muy publicitados de asesinatos particularmente espantosos por policías terroristas.
Tras los movimientos de masas del verano pasado, los jefes liberales pidieron “desfinanciar” a la policía como una forma de moderar la ira de la clase trabajadora. Ahora, hay una competencia feroz entre dos partidos simbólicos, republicanos y demócratas, sobre quién es más a favor de la policía. Esta batalla ha incluido ataques a senadores republicanos y congresistas por oponerse al Plan de Rescate Estadounidense (ARP) de Biden, que restauró los fondos que se habían cortado durante la pandemia a cientos de departamentos de policía en todo Estados Unidos, y un apoyo descarado a las enmiendas republicanas a favor de la policía para El plan de presupuesto federal de $ 3.5 billones de Biden.
Cuando el senador abiertamente racista Tommy Tuberville de Alabama propuso una enmienda a la resolución presupuestaria que requiere el “desfinanciamiento” de cualquier entidad del gobierno local que tenga la audacia de votar para transferir dinero de los presupuestos de la policía a los servicios sociales, el senador demócrata de Nueva Jersey Cory Booker se levantó el piso del Senado para abrazar a Tuberville.
Un “alcance al otro lado del pasillo” que comunique con audacia, las vidas de la clase trabajadora negra y latina nunca importará al liderazgo de la clase dominante. Booker agradeció a Tuberville por su “regalo”, que dijo que permitiría a los demócratas “poner fin a esta acusación difamatoria de que” cualquiera en el Senado “querría desfinanciar a la policía”. El Senado luego votó 99-0 para adoptar la enmienda de Tuberville (Forbes, 8/11).
Cuando el senador de extrema derecha de Missouri Josh Hawley propuso una enmienda presupuestaria para financiar la contratación de 100.000 policías más por ciudades y condados, los demócratas votaron abrumadoramente (95-3) para adoptar esa también (Intelligencer en nymag.com, 13 de agosto). ). No queriendo que haya ninguna confusión sobre la historia de los demócratas de abyecta defensa a favor de la policía, el senador de Illinois Dick Durbin señaló durante el debate que el plan de financiación de Hawley era simplemente una extensión de un programa establecido a través de la legislación de 1994 encabezada por el entonces senador Biden y firmado en ley por el ex presidente Bill Clinton (Forbes, 8/11).
La historia racista y pro policial de Biden “duro con el crimen”
La unanimidad republicano-demócrata en estos votos se remonta a la historia de amor de Biden con dos poderosos senadores segregacionistas, el demócrata James O. Eastland y el republicano Strom Thurmond. La sórdida historia de apoyo de Biden al terror policial racista y al encarcelamiento masivo se remonta a décadas (NY Times, 5/6/19).
A partir de 1984, Biden, en concierto con sus dos amigos abiertamente racistas, diseñó tres importantes proyectos de ley sobre delitos federales que llevaron a grandes aumentos en una población carcelaria federal desproporcionadamente negra y latina y alentó a los estados a endurecer el estado policial en sus propias jurisdicciones. Estas leyes incluían la infame disparidad de “100 a uno” en la cantidad de polvo en comparación con el crack, suficiente para desencadenar sentencias mínimas obligatorias, lo que llevó a sentencias de cárcel federal mucho más largas para los acusados predominantemente negros. Otros proyectos de ley legalizaron el “decomiso de activos civiles”, permitiendo la incautación de dinero en efectivo, automóviles, etc. por parte de policías y fiscales antes de una condena penal, y aumentaron las penas federales por posesión de drogas (Vox, 20/6/19).
El repugnante racismo de los jefes liberales a nivel nacional se ha reflejado en los órganos legislativos estatales y locales: Por ejemplo, en California, los demócratas tienen una supermayoría de escaños tanto en el Senado estatal como en la Asamblea, lo que les permite aprobar leyes sin ningún apoyo republicano y han ocupado el cargo de gobernador durante una década. Para comprar a los cientos de miles en California que salieron a las calles después del asesinato de George Floyd, algunos demócratas “progresistas” presentaron proyectos de ley de “reforma policial”.
Incluso si hubieran fallecido, en el mejor de los casos habrían desempeñado un papel menor en el control del terror policial. Ejemplos de cambios que los proyectos de ley habrían autorizado incluyen recortar el uso de gases lacrimógenos y balas de goma, permitir más acceso a los registros policiales y la “descertificación” de policías brutales despedidos de un departamento que intentan ser contratados como policías en otro lugar. Pero, “bajo la presión del intenso cabildeo de” los sindicatos de la policía, los legisladores demócratas “públicamente simpatizantes de la causa pero discretamente circunspectos” bloquearon la votación de cualquiera de los proyectos de ley (LA Times, 2/9/20).
En 2020, en medio de manifestaciones masivas contra los asesinatos policiales en Los Ángeles y una gran cantidad de alboroto sobre “reinventar la policía” por parte de algunos concejales demócratas en el Concejo Municipal de Los Ángeles, el Concejo votó para transferir algunos fondos del LAPD a servicios sociales y mentales. “iniciativas” de salud. Todo eso cambió por completo este año, ya que el Concejo ratificó el aumento del tres por ciento propuesto por el alcalde Eric Garcetti en los fondos del LAPD, votando 15-0 para dar parte de los fondos del plan de rescate contra la pandemia de Los Ángeles a la policía. (LA Times, 21/5) El voto unánime incluyó a la concejal Nithya Raman, una autoproclamada “socialista democrática” (léase: fascista).
La clase capitalista nunca permitirá que sus defensores de primera línea sean eliminados o abolidos.
Una revolución comunista abolirá el robo de la esclavitud asalariada, un crimen por el cual los capitalistas serán declarados culpables.
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Debacle en Afganistán: un paso hacia la guerra mundial
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- 27 Agosto 2021 378 visitas
En el colapso de los grandes terroristas del imperialismo EE.UU. - una derrota humillante que deja a Afganistán a los pequeños terroristas de los talibanes – el mundo está presenciando en tiempo real el declive de un imperio alguna vez dominante. Gracias a la inteligencia defectuosa, décadas de estrategias fallidas y un error tras otro por parte de su último presidente incompetente, los patrones estadounidenses no pueden garantizar un paso seguro para la evacuación de sus propios ciudadanos, y mucho menos los traductores, intérpretes y las mujeres líderes cuyas vidas ahora están en peligro. Reportes e imágenes desgarradoras están fluyendo del aeropuerto en Kabul: de hombres que caen de aviones despegando; al menos siete personas - incluida una niña de dos años - mueren pisoteadas por una multitud aterrorizada; desesperados padres que entregan a sus bebés sobre las cercas de alambre a los soldados de EEUU dentro del perímetro. El desprecio del sistema de ganancias por la vida humana estuvo en plena exhibición.
A medida que los trabajadores intentan escapar del caos producido por los dirigentes capitalistas y sus corruptos títeres locales, se presenta un avance terrible del horror de lo que espera la clase obrera internacional: fascismo abierto y guerra mundial. Pero esas imágenes también nos dan la clave de la solución, los trabajadores no debemos dejar nuestro destino en manos de los grandes o pequeños capitalistas, debemos organizarnos como clase para enfrentar éste peligroso periodo. Tenemos que redoblar nuestro compromiso a organizar la revolución comunista y construir una nueva sociedad comunista dirigido por y para los trabajadores del mundo.
La abrupta retirada de las tropas después de la guerra más larga en la historia de EE.UU. refleja el colapso del orden mundial liberal y una crisis mundial del capitalismo. A la vez que la clase dirigente divida EE.UU. gira tardíamente su preparación militar hacia una futura guerra con su principal rival interimperialista China y posiblemente también con Rusia, ha despilfarrado terreno critico e influencia en Asia Central. Ha perdido la confianza de antiguos aliados en Europa, que ahora están trazando su propio rumbo. Pero no se equivoque: un imperio herido no es menos peligroso. Mientras los patrones del mundo se preparan para sacrificar las vidas de los trabajadores en la próxima redistribución de los recursos y mercados globales, la clase trabajadora tiene una sola salida, el comunismo.
Debilidad y colapso
El 16 de agosto, el presidente Joe Biden dio abiertamente la clave de la retirada de EEUU de Afganistán: “nuestros verdaderos competidores chinos y rusos amarían que Estados Unidos siguiera invirtiendo miles de millones de dólares en recursos y atención para estabilizar a Afganistán de manera indefinida” (La Jornada 17/08/21). Debilitados por la ruptura con los patrones aislacionistas quienes han secuestrado el partido republicano, los liberales de la clase dirigente EE.UU. deben concentrar sus fuerzas en las zonas estratégicas de disputa como el Mar del Sur de China y Taiwán.
Tanto los republicanos como los demócratas son responsables del fracaso en Afganistán. No fue una sorpresa que el Bombardero en Jefe Barack Obama apoyara el arreglo que inició Donald Trump con los talibanes y que finalmente implementó Biden. Basándose en la inteligencia provisto de OTAN, los imperialistas bajo Trump se plantearon junto con el Talibán un acuerdo de paz que incluía un proceso de 18 meses para formar un gobierno de transición que incluiría el hoy tránsfuga expresidente Ashraf Ghani. Pero cuando las fuerzas afganas colapsaron sin luchar, el plan nunca tuvo ninguna posibilidad. Al acercarse la anunciada salida de EEUU, unidades del Ejército Nacional Afgano se desintegraron y miles de soldados mal pagados o desertaron o se fueron integrando a los talibanes. En tres días el Talibán capturó cinco ciudades importantes y no paró hasta tomar la capital de Kabul. Equipados con armas, tanques, y helicópteros modernos, el ejecito afgano nunca pudo superar la desmotivación de su ejército. (La Jornada 19/8/2021).
Después de 20 anos y las ultimas cuatro administraciones EE.UU, esta guerra inútil se cobró directamente las vidas de más de 241.000 personas, incluidos más de 70.000 civiles en Afganistán y el vecino Pakistán (proyecto Costs of War, Brown University). Junto con la igualmente desastrosa guerra de Irak, terminará costando a los Estados Unidos más de $2 billones de dólares, más otros $ 6.5 billones en pagos de deuda (abcnews.go.com, 8/14). Estas obligaciones recaen duramente en la clase trabajadora.
Los rivales de EE.UU llenan el vacío
La perdida de Afganistán por EE. UU. crea un vacío que los imperialistas rivales están ansiosos por llenar. Ambos los patrones chinos y rusos han manifestado que buscarían acuerdos con los talibanes y sus embajadas funcionan normalmente en medio de la crisis lo cual legitima a los líderes talibanes a nivel internacional. Asia Central es precisamente donde pasa la Ruta de Seda de los patrones chinos. Un objetivo principal de la inversión china en Afganistán, según la revista Forbes, es la extracción de 1,4 millones de toneladas de “elementos de tierras raras”, que son cruciales para la tecnología de energía renovable: “Estados Unidos necesita tierras raras y China controla el 90% de la capacidad de procesamiento” (17/8).
Rusia, que sufrió su propia y devastadora retirada de Afganistán en 1989, puede beneficiarse sobre todo. “Para Moscú”, observó el New York Times, “la caótica retirada estadounidense ... fue una victoria propagandística a escala global ... la presencia de seguridad de Rusia [en Asia Central] es predominante” (8/19).
Como la clase dominante estadounidense se vuelve más vulnerable y aislada, su nuevo plan simplificado para Afganistán es mantener una red de espionaje para desestabilizar la frontera con China. Si bien retirarse de Afganistan es un retroceso para los patrones de EE.UU en términos de su influencia en el mundo y en estatura, también representa un paso adelante en su plan estratégico para la guerra imperialista y el fascismo que se necesita para forzar a la clase obrera a luchar por ellos. Este es el peligro que los trabajadores deben reconocer y organizar en una lucha para aplastar el capitalismo.
De un explotador a otro
En relatar la historia de la invasión de Afganistán, los patrones EEUU se encargaron de difundir en los medios de comunicación patrones que la invasión tenía el objetivo de hacer justicia ante los atentados del 11/9 y de contener el avance de los grupos terroristas como Al Qaeda. Olvidan mencionar el gasoducto TAPI respaldado por Estados Unidos que fue diseñado para transportar gas natural a través de Afganistán a India y Pakistán sin pasar por los enemigos de Estados Unidos, Rusia o Irán.
A pesar de su promesa de llevar la democracia a Afganistán, los patrones EEUU y sus aliados instalaron un narco-gobierno corrupto que reditúo anualmente $60,000 millones de dólares produciendo opio –heroína y garantizando litio y cobre a occidente (El País, 19/11/2009). La producción de opio durante la invasión se multiplicó por más de 40 veces, en un intento de convertir a ese país en un narcolaboratorio (actualidad.rt.com, 19/8).
La ilusión reformista de la invasión imperialista para acabar con el terrorismo y mejorar la vida para la gente de Afganistán resultó en un engaño, después de 20 años de ocupación se acrecentó la pobreza a casi el 50% de la población (rebelion.org, 17/8), y generó 5.5 millones de refugiados (La Jornada, 19/8). Hay miles de personas tratando de salir de Afganistán, sobre todo los que trabajaron para las fuerzas opositoras al talibán que temen represalias. Así los invasores y su gobierno títere se ganaron el repudio de la clase trabajadora afgana y de todo el mundo.
El drama de los medios capitalistas por la supuesta pérdida de “derechos humanos” que traerá el ascenso Talibán, oculta la hipocresía sin límites de la clase gobernante de EEUU. El sexismo y el racismo son dos de los pilares ideológicos que sostienen al sistema capitalista; diariamente millones de trabajadoras son superexplotadas, violentadas, violadas y asesinadas alrededor del mundo.
Pero los talibanes también son enemigos de los trabajadores por ello oprimen y explotan a los trabajadores, mayormente a las mujeres. En esencia son un cartel rival de opio que negociara con los imperialistas por una tajada de los recursos del Medio Oriente. Los talibanes mantienen el control fascista cubierto bajo un manto religioso y asegura una clase trabajadora disciplinada preparada para la explotación por los patrones chinos y rusos (La Jornada 23/08).
La clase trabajadora por todo el mundo tiene que reconstruir el movimiento comunista para derrotar al capitalismo. Solo el comunismo guiará a la clase trabajadora en la construcción de una nueva sociedad sin capitalistas, sin imperialistas y sin explotación. Esta es la meta del PLP. ¡Únete a nosotros!
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Enterrar a los patrones, solidaridad con los trabajadores en Haití
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- 27 Agosto 2021 372 visitas
HAITÍ, 23 de agosto—El 14 de agosto a las 8:30 de la mañana, el sol lucha por salir mientras los problemas de los trabajadores se acumulan: Coronavirus, cinco millones de hambrientos, sin instituciones funcionales, sin gobierno.
A las 8:31 am, la tierra comenzó a temblar como lo hizo hace poco más de una década. Los departamentos del Sur, Nippes y Grand-Anse son los más afectados. El número de muertos, heridos y especialmente desplazados es cada vez mayor.
Apenas tres horas después del terremoto, los compañeros del Partido Laboral Progresista (PLP) estaban distribuyendo bocadillos y agua potable a más de 300 niños y jóvenes. No es mucho, pero es la primera ayuda que se da. A medida que organizamos nuestra clase para ayudarnos unos a otros, también estamos llevando las ideas comunistas del PLP a los compañeros de trabajo. Los culpables son el capitalismo y los patrones de las fallas del sistema. Le pedimos a la gente que construya un movimiento comunista que derroque al capitalismo y ponga a la clase trabajadora en el poder.
Hasta ayer, la Agencia de Protección Civil de Haití ha informado que 2.207 personas murieron en el terremoto, 12.268 resultaron heridas y 53.000 fueron destruidas (Associated Press, 8/22). Estas cifras oficiales son un recuento muy bajo porque muchas áreas, especialmente las comunidades rurales, aún no han sido visitadas o ni siquiera contactadas por el gobierno o las organizaciones de ayuda no gubernamentales. Esas áreas, como en la que se está organizando el PLP, están solas, se las arreglan con muy poco, a medida que aumentan las muertes y las lesiones y la gente no tiene dónde refugiarse en medio de la lluvia implacable.
Cuán diferentes son las crisis humanitarias y las catástrofes para los patrones capitalistas y los políticos burgueses: las ven como oportunidades para consolidar su poder. Les importa un comino la vida de los trabajadores. El lucro y la dominación capitalista es su único objetivo.
Han pasado más de 11 años desde la devastación del terremoto de 2010, sin embargo, los hospitales aún no cuentan con estructura, materiales o personal para atender las necesidades de la población. Una década después y todavía no hay un plan para atender a las víctimas del desastre. La pobreza está creciendo a un ritmo constante para las masas de trabajadores y estudiantes. Y sabemos por experiencia que los líderes falsos se aprovecharán de la situación para llenarse los bolsillos, escondiéndose detrás del estado de emergencia de un mes recién declarado.
Por ahora, el número de muertos, heridos y daños está aumentando, junto con el miedo y la incertidumbre. Las bandas, desatadas en los últimos años por la burguesía para crear una atmósfera de terror entre los trabajadores, están bloqueando las carreteras aún transitables, exigiendo rescates, para que los socorristas puedan viajar. Covid-19 corre desenfrenado; las vacunas son raras y el material de prueba insuficiente significa que solo se prueban aquellos con casos graves. Terremotos, huracanes, enfermedades y pandillas, todo ello provocado y agravado por el sistema capitalista racista.
En cada situación, los comunistas luchan para demostrar su humanidad y amor por la clase trabajadora. Sabemos que el capitalismo debe ser derrotado y será derrotado y que prevalecerá un mundo comunista, donde los trabajadores luchen juntos por sus intereses de clase comunes. Aumentaremos en número y lucharemos hasta el último suspiro para poner fin a los horrores que el racismo y el imperialismo han traído a los trabajadores del mundo.
El PLP es nuestro partido comunista internacional, ¡únete a nosotros!
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Actividades del PLP relacionadas con el terremoto en Haití:
• Proporcionó agua potable y bocadillos a 300 niños y jóvenes dentro de las tres horas posteriores al terremoto.
• Suministro de agua potable a las familias, de forma continua.
• Escribió el DESAFÍO pocas horas después del desastre.
• Ayudó en el rescate de personas enterradas entre los escombros y heridas durante el terremoto.
• Participó en la cocina colectiva como los que tenían recursos alimentaron a los que no los tenían.
• Recaudaron dinero y organizaron la construcción de refugios temporales con materiales donados, para proteger a las personas que habían perdido sus casas y durante el huracán que siguió.
• Compañeros de la capital compraron víveres con esos fondos y los llevaron a una ciudad de provincias, incluidos alimentos y el desayuno a 120 niños durante una semana.
• Uso de la radio comunitaria para criticar al capitalismo por las condiciones deplorables que hicieron que el terremoto fuera aún más desastroso de lo que hubiera sido en un país capitalista más desarrollado y promover la idea de que un sistema que ni siquiera puede responder a las necesidades más básicas de los trabajadores y estudiantes no merece existir. Tiene que ser completamente derrocado y reemplazado por el comunismo.
• Discutimos con nuestra base que la única forma que esto va a cambiar, es haciendo crecer el PLP ahora y construyendo nuestras fuerzas revolucionarias para dar liderazgo a las luchas de la clase trabajadora por venir.
• Nos comunicamos ampliamente con nuestra base en todo el mundo sobre los esfuerzos de ayuda realizados por el PLP.
• Solicitud de cartas de solidaridad para trabajadores, estudiantes en Haití, de organizaciones de masas, lugares de trabajo, escuelas y campus donde el PLP tiene trabajo político.
El verano marca el aniversario de muchas rebeliones multirraciales contra el terror policial, desde Michael Brown Jr. en Ferguson (2014) hasta George Floyd (2020) y muchas más. Estas rebeliones sirven de inspiración para los trabajadores de todo el mundo, pero también plantea la pregunta: ¿por qué los kkkops asesinan impunemente?
El racismo anti-negro es la base del trato racista y la división de todos los trabajadores. Si bien la violencia racista golpea con más fuerza a los trabajadores negros, daña a toda nuestra clase. El terror sancionado por el estado ha apuntalado al capitalismo desde los días de la trata de esclavos. La superexplotación de los trabajadores no blancos genera grandes beneficios a los patrones y les permite reducir los salarios y el nivel de vida de todos.
El capitalismo no tiene futuro para la clase trabajadora, y especialmente para la juventud negra, a excepción de la guerra imperialista, el desempleo, la pobreza, el sexismo y los asesinatos racistas. Los capitalistas usan el concepto anticientífico de “diferencias raciales” para dividirnos y debilitar nuestro potencial para contraatacar. Solo el comunismo ofrece una solución al infierno del sistema de ganancias. Solo una sociedad comunista puede satisfacer las necesidades de nuestra clase eliminando a los patrones que nos explotan y obtienen ganancias de nuestro trabajo. Esa sociedad obrera dirigida por comunistas es por lo que está luchando el Partido Laboral Progresista (PLP).
Reglas estatales de poder
La policía se sale con la suya con el asesinato racista porque está respaldada por el sistema de injusticia racista. Policías, tribunales, fiscales y jurados, todo el aparato estatal, están todos controlados por los jefes. Considerar:
• En casi todos los casos, los asesinatos cometidos por policías son completamente legales. En Houston, los grandes jurados no han acusado a un oficial de policía desde 2004; en Dallas, durante un período de cinco años, los grandes jurados observaron 81 tiroteos de policías y sólo hubo una acusación (Daily Kos, 24/11/14).
• Mientras tanto, los datos federales muestran que los adolescentes negros tienen seis veces más probabilidades que los adolescentes blancos de ser asesinados a tiros por la policía ((Equal Justice Initiative, 2/12/20).
• Después de tantas rebeliones durante décadas, ¿cómo es posible que menos del dos por ciento de los kkkops sean procesados? (Vox, 4/2). La respuesta es el poder estatal y quién lo tiene.
Bajo el capitalismo, el “estado” —incluyendo todos los niveles de gobierno, el llamado sistema de justicia, la policía, el ejército, las escuelas y los medios de comunicación— es un instrumento de opresión y violencia de la clase dominante contra la clase trabajadora. Como señaló Frederick Engels en 1884, el estado “es un producto de la sociedad en una determinada etapa de desarrollo; es la admisión de que esta sociedad se ha enredado en antagonismos irreconciliables que no puede disipar ”(El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado).
El capitalismo es una sociedad basada en la explotación, la acumulación de ganancias y la propiedad privada. El estado moderno se desarrolló para proteger los intereses de los capitalistas. Contrariamente a los engañadores liberales como Joe Biden, el “proceso democrático” no puede resolver los antagonismos dentro de la sociedad capitalista. El estado no es un jugador neutral. Si bien parece regular los conflictos desde arriba de la refriega, su función es garantizar que las cosas sigan como de costumbre, independientemente de la cantidad de vidas de trabajadores que se destruyan.
Durante las protestas, todos los políticos predican la no violencia y la moderación, mientras preparan a la policía antidisturbios para que disparen botes de gas lacrimógeno, granadas aturdidoras y municiones con bolsitas de frijoles contra los manifestantes.
Bajo el capitalismo, “no violencia” significa que la clase trabajadora acepta la violencia del estado y no se le permite tomar represalias.
De patrullas de esclavos a policías asesinos
Los asesinatos legalizados y el encarcelamiento masivo son herramientas capitalistas ancestrales para controlar a la clase trabajadora. La primera fuerza policial moderna en lo que hoy es Estados Unidos, que comenzó en Carolina del Sur en 1704, fue la patrulla de esclavos. Estas fuerzas perseguían y castigaban a los esclavos fugitivos y “desafiantes”; eran una forma de terror organizado para disuadir revueltas que pudieran amenazar los beneficios de las plantaciones.
El Ku Klux Klan original se formó en 1865, justo después del final de la Guerra Civil. Como señaló Eric Foner en Reconstruction, America’s Unfinished Revolution, 1863-1877, “En efecto, el Klan era una fuerza militar que estaba al servicio de los intereses del Partido Demócrata, la clase de los plantadores y todos aquellos que deseaban la restauración de la supremacía blanca”.
A mediados del siglo XX, según la historiadora Diane McWhorter, el Klan formó alianzas con las administraciones de los gobernadores en estados como Alabama y Mississippi. En todo el sur y el medio oeste, miembros del Klan y policías locales (a menudo las mismas personas) conspiraron para atacar y asesinar a activistas de derechos civiles.
Por tanto, no es de extrañar que cada año los medios de comunicación “descubran” vínculos entre los grupos de derecha y la policía. “El Proyecto Plain View, una base de datos de comentarios públicos de Facebook realizados por casi 2,900 policías actuales y anteriores en ocho ciudades, sugirió que casi 1 de cada 5 de los oficiales actuales identificados en el estudio hicieron publicaciones o comentarios públicos que parecen ‘respaldar la violencia , racismo e intolerancia ... ‘”(Just Security, 1/6/20).
Hasta el día de hoy, el terror racista sancionado por el estado contra los trabajadores y jóvenes negros es un arma indispensable para la clase capitalista.
• En 1991 en Los Ángeles, una banda de cinco policías golpeó a Rodney King mientras otros policías observaban.
• En 1997, en la ciudad de Nueva York, un policía agredió a Abner Louima empujándole un palo de escoba roto por el recto.
• En 2005 en Nueva Orleans, a raíz del huracán Katrina, un policía asesinó a Henry Glover antes de que sus compañeros de policía quemaran el cuerpo de Glover.
• En 2012 y 2013 en Brooklyn, la policía mató a Ramarley Graham, Shantel Davis y Kimani Gray, de 16 años, sin una sola acusación.
• En 2020, la policía asesinó a 1.021 personas, incluidos George Perry Floyd Jr. y Breonna Taylor.
Según las últimas cifras de Prison Policy, los trabajadores y jóvenes negros representan el 40 por ciento de los aproximadamente 2,3 millones de personas en las prisiones y cárceles de EE. UU., O aproximadamente tres veces su porcentaje de la población general.
El problema con la injusticia capitalista no se trata de “unos pocos policías malos” o unos pocos fiscales obviamente racistas. El aparato estatal es racista hasta la médula, porque el racismo es el alma del capitalismo. Los patrones mantienen dividida a la clase trabajadora perpetuando la ideología racista. La superexplotación económica de los trabajadores inmigrantes los enfrenta a los trabajadores negros y latinos, lo que a su vez reduce los salarios de todos, incluidos los trabajadores blancos.
A medida que la competencia global cada vez más aguda entre los imperialistas rivales y los EE. UU. Reduce las tasas de ganancia de los patrones, los ataques racistas contra los trabajadores aumentan. Una crisis económica significa desempleo masivo, recortes presupuestarios en educación y atención médica, aumentos en las matrículas y más policías asesinos. Los capitalistas necesitan recortes para canalizar sus recursos hacia las guerras más grandes que se avecinan. En su camino hacia el combate global, están convirtiendo las escuelas en cárceles con cámaras de vigilancia y detectores de metales. Su policía está ocupando barrios de clase trabajadora negra y latina. Están espiando y deteniendo a jóvenes musulmanes, árabes, del Medio Oriente y del sur de Asia.
¿Por qué hacen estas cosas? Para intimidar a los trabajadores y desalentar las contraataques. Los patrones temen que los trabajadores estén hartos y no soportarán su opresión por mucho más tiempo.
La revolución no es negociable
No negociamos para salir de la esclavitud y no negociaremos para salir del capitalismo. Desde las patrullas de esclavos hasta los policías hipermilitarizados de hoy, el estado patronal es el enemigo jurado de la clase trabajadora. Los rebeldes durante la lucha contra el terrorismo policial rechazaron la pasividad y las distracciones electorales sin salida. El estado capitalista no se puede reformar, se debe abolir con la revolución comunista. Para eso necesitamos una violencia revolucionaria organizada. Bajo el liderazgo comunista del Partido Laborista Progresista, el movimiento contra el terror policial puede ser el comienzo de una lucha total hacia la revolución. Desde Afganistán hasta Estados Unidos y Haití: ¡aplasta el racismo! ¡Aplasta el estado capitalista!
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