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Chicago PLP celebra liderazgo comunista negro
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- 21 Febrero 2020 364 visitas
Chicago, 8 de febrero—Esta noche unas 70 personas se reunieron en el lado sur de la ciudad para celebrar la tradición continua del Partido Laboral Progresista (PLP) en reconocer y tomando liderazgo de comunistas negros de clase trabajadora. Un rango de edades de trabajadores participó, de jóvenes estudiantiles a gente con cuatro o más décadas de estar luchando este sistema fascista.
Aspectos de nuestra tercera Cena Anual Negra y Roja fueron historias profundas, personales y políticos de parte de dos camaradas. Un más grande número de jóvenes quienes asistieron respondieron a nuestro mensaje de luchar contra el racismo y que el liderazgo de trabajadores negros es una parte clave de nuestro Partido en la lucha por el poder de clase trabajadora dirigido por los comunistas.
El programa incluyó a todos, y los que participaron por primera vez notaron que no dimos palabras vacías a los camaradas negros dirigiendo el trabajo sino que es una posición aprobada por la acción que llevamos a cabo como una parte necesaria para la revolución comunista por todo el mundo.
Una Tradición Continua del Liderazgo Negro
Para el discurso principal de la cenca, un camarada presentó la historia de la línea anti-racista del Partido y el reconocimiento de la importancia continua del liderazgo de trabajadores negros a nuestro movimiento. Él habló de como el precoz teórico y revolucionario Karl Marx fue muy influenciado por las sociedades comunales que él estudiaba de todas partes del mundo. Marx se oponía a la esclavitud y opresión de la gente negra en Los Estados Unidos, notando en su libro influencial “Capital” que “el labor en la piel blanca no puede emanciparse donde la piel negra está marcada”.
El camarada destacó el liderato de trabajadores negros aquí en Chicago y alrededor del mundo. Escritores y activistas, los comunistas señalados y las personas influenciadas por las ideas o teóricos comunistas como Franz Fanon, Angela Davis, los fundadores del Partido Pantera Negra para la defensa propia, Claudia Jones, Harry Haywood, Claude McKay, Langston Hughes, Lorraine Hansberry y más. Todos escribieron del reconocimiento de que la lucha para la liberación del racismo está ligada a la opresión de clase internacionalmente.
La segunda oradora de la noche habló acerca sus influencias de ambos unirse al Partido cuando estaba en el colegio y en tomando más responsabilidad en dirigiendo el trabajo político. Notando la orientación que recibió de otra camarada negra, dijo que se hizo más confiada en sus habilidades por el ejemplo puesto por la gente que la ganó al PLP. Ella dedicó su discurso a su hija adolescente – la hija madurando a una luchadora anti-racista – pasando el ánimo hacia las generaciones.
Inspiración de Clase Trabajadora en la Música y Juegos
Uno de los puntos destacados del evento fue la participación contagiosa-entusiasmada de unos 20 jóvenes presentes. Durante la actividad de una entretenida composición, el grupo de adolescentes, camaradas y trabajadores adultos, improvisaron letras de canciones poderosas e inspiradoras que también eran bilingües, a la melodía del artista Lil Nas X’s “Old Town Road (Remix):
En ingles:
!“We got the workers in the front, bosses on their ass, Power to the People, Power to the Working Class!
Fighting for our rights, every day and night, power in our sight, we will all unite…
The bosses can’t tell us nothing, they can’t tell us nothing…
Obreros unidos, jamás serán vencidos! Arriba, abajo-¡los jefes pal carajo!
¡El salón entero eruptó en aplauso!
La otra actividad divertida realizada por los organizadores del evento fue una versión de Jeopardy, con todas las categorías compuestos de comunistas negros, incluyendo eventos históricos , por ejemplo, el PLP barriendo a los Nazis e integrando al Parque Marquette en Chicago en los 1970’s, y citas personales. Una vez más, los estudiantes de secundaria en el salón tomaron el liderato, respondiendo casi todas las preguntas. Verdaderamente era una inspiración viendo a estos jóvenes – el futuro de nuestro Partido – abarcando la historia y política anti-racista.
Acción y Teoría Anti-Racista
Durante ésta temporada de elecciones, los liberales, quienes ya han sido demostrados de ser la amenaza principal para nuestra clase, están dispuestos a prometer cada concesión imaginable. Lo que nunca darán seguimiento es la verdadera libertad de la continuada humillación y muerte al racismo, el sexismo, el capitalismo y el imperialismo.
El nuestro documento del Partido, el Liderazgo de Trabajadores Negros: Una Fuerza Clave Revolucionario, explicamos la necesidad de luchar contra el racismo en todo aspectos de nuestro trabajo: “el Racismo es la herramienta crucial de la clase gobernante para dividir a la clase trabajadora.” Entendemos que el racismo y el capitalismo van paralelas. Votando por los liberales o cualquier “mal menor” se presenta bajo el capitalismo, nunca seremos libres de sus efectos destructivos. La explotación de trabajadores negros mundial ha sido integral al crecimiento de este sistema asesino.
La historia de lucha y el liderazgo continua de trabajadores negros en nuestras filas ha fortalecido nuestro entendimiento y acciones. Ellos quienes han vivido lo peor de este sistema necesitan dar el liderato en derrumbarlo. ¡Unan se con nosotros para seguir luchando!
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Negación de la historia para traficar socialismo burgués
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- 21 Febrero 2020 266 visitas
La tapa del último libro del profesor de economía, R. D. Wolff, Understanding Socialism [Comprendamos el socialismo] presenta la imagen de una rosa roja como símbolo de las luchas de los trabajadores socialistas, que implica que el cambio puede llegar de manera pacífica. Esto es un rechazo de la histórica bandera roja, que mundialmente se usa para simbolizar las sabanas ensangrentadas que llevaban los trabajadores después de sus mortales combates contra sus opresores capitalistas.
Wolff describe las dos purgas anti socialistas más grandes del siglo XX, como el fascismo europeo y la guerra fría liderada por EEUU después de la segunda guerra mundial. De hecho, con esto los capitalistas estaban tratando de prevenir las revoluciones comunistas a nivel mundial que ya habían expropiado grandes propiedades, ganancias, privilegios y poder de los capitalistas desde la revolución de la clase trabajadora rusa de 1917 y la fundación de la Unión Soviética (la unión de los consejos de trabajadores).
Wolff alega que el socialismo del líder de la Unión Soviética, Josef Stalin fue una severa dictadura política y alaba al presidente de EEUU, Franklin Roosevelt por su “apoyo al socialismo” durante la Gran Depresión de 1929 al 41. Durante este período de colapso capitalista internacional, la Unión Soviética fue el único país sin desempleo, altamente productivo y sin pobreza, mientras que en los EEUU había millones de desempleados, desamparados, hambrientos marchando en las calles por la revolución. Cuando Roosevelt envió tanques del ejército contra los trabajadores que ocupaban las plantas automotrices Ford, estos amenazaron con quemar las fábricas si se les disparaba un solo tiro. Temeroso de otra revolución como la de 1917, Roosevelt corrió donde sus patrones capitalistas y consiguió los beneficios del Nuevo Acuerdo para la clase trabajadora a cambio de que se excluyera legalmente la política comunista de sus sindicatos. Los socialistas apoyaron a los capitalistas durante esta crisis económica ayudándolos a que sobreviviesen la depresión y la revolución.
La Unión Soviética fue el primer intento de construir una sociedad comunista en el mundo, donde todos fuesen necesarios y nadie quedase marginado. Fue una sociedad igualitaria que luchó contra el racismo y el machismo. La Unión Soviética nunca llegó a ser una sociedad comunista porque el socialismo mantuvo muchos aspectos del sistema de lucro, como los salarios y los privilegios. También perdieron a millones de sus trabajadores más comprometidos con el comunismo en la segunda guerra mundial, en la que el poderoso Ejército Rojo de la Unión Soviética destruyó 80% del ejército nazi, la fuerza militar capitalista más poderosa, salvó a Europa de convertirse en una colonia nazi, y le demostró al mundo el poder de una sociedad de clase trabajadora organizada que todavía hace temblar al capitalismo.
Para Wolff comunismo es equivalente a dictadura. Dice que están en contra de la democracia y la libertad sin definir estos términos. Los actuales defensores de la democracia y la libertad en EEUU tienen 1,000 bases militares en casi 100 países que apoyan las sanciones y bombardeos hasta la sumisión de cualquier país que resista su dominación. Parece que Wolff se opone a las dictaduras a menos que provengan de la clase capitalista.
El socialismo participa en las luchas económicas y de reformas, pero su esencia y práctica ha sido ayudar a que los capitalistas se mantengan en el poder durante las crisis económicas, guerras y revoluciones. Wolff explica que, “mientras que otrora los partidos socialistas representaron la oposición al capitalismo, ahora son partidos que promueven un capitalismo privado más amable y bondadoso, con una mezcla de capitalismo de estado”. Wolff dice que el fundamento del socialismo es “de cada uno según sus habilidades, a cada uno según su trabajo”. Traducido a la economía capitalista esto quiere decir que los administradores y profesionales pueden ganar cientos o miles de veces más que un trabajador. Esto explica porque China socialista tiene la mayor cantidad de billonarios y porque existe la desigualdad en el mundo capitalista en el que el 1% es dueño del 99% de la riqueza que producen los trabajadores.
El fundamento del comunismo es “de cada uno según sus habilidades, a cada uno según sus necesidades”. Traducido a la economía comunista esto quiere decir que aquellos con más grandes necesidades, como son las comunidades más pobres, las familias más grandes o aquellos que tienen problemas médicos recibirían más.
Los aliados socialistas del capitalismo tratan de prevenir la principal fuente del poder comunista, que es la toma de conciencia de la clase trabajadora y su implementación de las ideas comunistas. El comunismo necesita un movimiento comunista y la lucha revolucionaria dirigida por los comunistas de hoy en el Partido Laboral Progresista para ponerle fin al capitalismo.
Dado que el capitalismo fabrica guerras de ganancias donde se ordena a los jóvenes que maten y mueran para defender a los patrones, el trabajo del Partido Laboral Progresista es responder a este horror, ganando trabajadores para poner fin a la guerra capitalista a través de la revolución comunista. Nuestro objetivo es ganar trabajadores para luchar contra los jefes, en lugar de luchar entre nosotros. Para hacer esto, debemos liderar la lucha de clases y luchar contra las ideas capitalistas dentro de las fuerzas armadas de los patrones.
Desde la Guerra de Vietnam hasta el presente, los miembros del PLP han estado en el ejército de los jefes y entre muchas luchas hemos ayudado a ganar la libertad de un soldado negro, acusado falsamente de matar a dos oficiales en Vietnam, luego organizamos apoyo para los marines en Camp Pendleton quienes rompieron una reunión de KKK.
Sin estar seguros de los posibles resultados, los jóvenes comunistas se desplegaron en Irak y Afganistán y lucharon contra el cinismo actuando con convicciones comunistas. Ganamos tropas alistadas para actuar contra las acciones de un oficial racista. Ayudamos a un soldado herido del ejército iraquí que otros médicos se negaron a tratar. Hablamos cuando los oficiales menospreciaron y hostigaron racialmente a los alistados más bajos. Expresamos nuestra oposición a la ocupación a amigos cercanos durante misiones destinadas a mantener la ocupación. Compartimos Challenge y resistimos el racismo del ejército estadounidense contra los trabajadores en el extranjero.
Todas estas acciones impactaron a las tropas de la clase trabajadora de manera positiva. Para algunos, el comunismo se convirtió en algo bueno en lugar de malo. Otros se abrieron a la idea de un movimiento revolucionario. Un puñado de tropas de la clase trabajadora tomó el liderazgo de nuestro partido en lugar del comando, incluso si fue solo por unos breves momentos. Al menos un compañero decidió no usar la fuerza letal cuando el comando lo alentó. Los trabajadores son los que sufren cuando los patrones nos envían a la guerra. La única forma de hacer una diferencia comunista en el campo de batalla es llevar nuestras ideas con nosotros.
Combatir las ideas de los jefes dentro de las fuerzas armadas de los jefes no es fácil, aunque no es necesariamente fácil en ningún lugar dado lo duro que luchan los jefes para mantener el control del capitalismo. Hemos cometido errores de todo tipo. Pero siempre estamos aprendiendo y las experiencias que hemos ganado al luchar contra las ideas capitalistas dentro de las fuerzas armadas han ayudado a mantener a nuestro Partido en el camino hacia la revolución comunista.
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75º aniversario: Ejército Rojo libera campo de muerte Auschwitz
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- 21 Febrero 2020 451 visitas
Mayo de 1945 fue el final de uno de los sistemas capitalistas más horrendos que ha sufrido el mundo. El gobierno fascista nazi de Alemania dirigido por Adolfo Hitler fue derrotado por el gobierno comunista de la Unión Soviética dirigido por Joseph Stalin. Hoy en día hay muchas mentiras anticomunistas sobre la Segunda Guerra Mundial, el período nazi, y especialmente sobre el papel de la entonces Unión Socialista Soviética en la destrucción de las fuerzas fascistas alemanas. Mientras conmemoramos la liberación del campo de concentración de Auschwitz, refutemos algunas de esas mentiras.
Liberales y conservadores mienten acerca de la II Guerra Mundial
Los medios capitalistas nunca dejan de reescribir la historia. En la serie del sistema de transmisión pública “The Messenger”, uno de los episodios comienza con alguien que dice: “Mi mayor error fue creer que el Ejército Rojo ganó la Segunda Guerra Mundial”. (Serie de mensajeros PBS, 1995) En realidad, el Ejército Rojo ganó la Segunda Guerra Mundial. Nueve de cada diez bajas alemanas fueron a manos del Ejército Rojo.
El liberal PBS no está solo mintiendo sobre la Segunda Guerra Mundial. En 1995, la “historiadora” de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Christina Jeffrey, fue despedida cuando se dio a conocer que en 1986 había criticado un plan de estudios escolar sobre el Holocausto al quejarse de que las perspectivas de los nazis y el Ku Klux Klan no estaban incluidas en él (New York Times, 11/1/95).
La verdad acerca de los Nazis
En 1933, Hitler tomó el poder con el apoyo de la mayoría de los jefes alemanes. Comenzó lo que pensó que iba a ser el “Reich de mil años [imperio]”. Ordenó la construcción de los campos de concentración de Dachau, Oranienburg y Buchenwald. Estos fueron los primeros de lo que se convertiría en 900 campos de concentración grandes y pequeños que existieron hasta el final de la guerra. Uno de los primeros decretos de Hitler introdujo el concepto de Schutzhaft: encarcelamiento preventivo de “enemigos del estado”. Primero, último y siempre, estos eran principalmente comunistas.
Hitler fue muy específico sobre el papel de estos campos. “La brutalidad inspira respeto ... Las masas necesitan a alguien para inspirar miedo y hacerlos temblar y sumisos ... No quiero que los campos de concentración se conviertan en viviendas familiares. El terror es el instrumento político más eficiente ... Los que están descontentos y nos desobedecen pensarán dos veces antes de confrontarnos si saben lo que les espera en los campos de concentración”.
El Ejército Rojo libera a Auschwitz
Doce años después, el reinado de terror de “mil años” del Tercer Reich fue interrumpido por el movimiento comunista. Alrededor de las 3 de la tarde el 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas del primer frente ucraniano del avance del Ejército Rojo, liderado por el mariscal Ivan S. Konev, vieron un letrero que decía: “Arbeit Macht Frei” - “El trabajo te hace libre” - en la parte superior de la puerta principal de Auschwitz. Los nazis llamaron a estos campos de exterminio “campos de trabajo”. Estas tropas vieron con sus propios ojos lo que hasta entonces era solo una sospecha basada en mensajes sacados de contrabando de los campos de concentración: el encarcelamiento y la eliminación sistemática de judíos, gitanos y ‘desviados’ políticos. Todo era parte del plan creado por la alta dirección del Tercer Reich, que asesinó a millones. (El Mundo, 8/1/95)
Las tropas del Ejército Rojo encontraron 5.000 prisioneros. Los nazis dejaron atrás a estos prisioneros porque eran demasiado débiles para moverse (y, a pesar de los esfuerzos del Ejército Rojo para salvarlos, muchos murieron). Unos días antes, sabiendo que el Ejército Rojo se estaba acercando a Auschwitz, Hitler ordenó el cierre del campamento. El 18 de enero, las SS nazis, las tropas asesinas de Hitler, dirigieron la “Marcha de la muerte” de 60.000 prisioneros de Auschwitz a Buchenwald, otro campo de exterminio. Miles de prisioneros murieron en esta marcha.
Pero los Estados Unidos había retrasado la entrada en la Segunda Guerra Mundial durante al menos un año. Esperaban que los nazis y la Unión Soviética se debilitaran mutuamente. Por lo tanto, las divisiones 42 y 45 del ejército de los EE. UU. no llegaron al campo de concentración de Buchenwald hasta el 11 de abril, solo unas semanas antes de que el Ejército Rojo liberara Berlín y terminara la guerra. Pero los 5.000 prisioneros que permanecieron en Buchenwald habían organizado una rebelión y habían matado a la mayoría de los guardias de las SS. Lo mismo sucedió en Dachau cuando a las 9 de la mañana del 29 de abril, docenas de prisioneros impidieron que los hombres de las SS eliminaran a todos los internos al luchar contra ellos. No fue sino hasta 9 horas más tarde, a las 6 de la tarde, que las divisiones 42 y 45 entraron en Dachau y se unieron a la lucha, que duró hasta la madrugada del 30 de abril. 30.000 sobrevivieron a la orden, emitida por Heinrich Himmler, jefe de las SS de Hitler, matar a todos los prisioneros Pero fueron los prisioneros rebeldes los que salvaron estas vidas. Muchos más se habrían salvado si los Estados Unidos no hubieran demorado en entrar en la guerra.
La Unión Soviética derrotó a los Nazis
Hoy, los regímenes capitalistas en Polonia, Ucrania, Finlandia y en otras partes de Europa del Este, niegan que las poblaciones de estas tierras hayan sido “liberadas” (aunque las organizaciones judías continúan insistiendo en que el Ejército Rojo fue realmente libertador). Se está haciendo todo para disculpar a los gobernantes capitalistas polacos, británicos, franceses y estadounidenses, que sabotearon todos los esfuerzos para detener a Hitler. En cambio, estos gobernantes capitalistas instaron a Hitler a invadir la Unión Soviética y poner fin al movimiento comunista y a la Unión Soviética socialista, que hizo todo lo posible para detener a los nazis y cuyas tropas finalmente vencieron a la escoria fascista.
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Coronavirus, una apertura para el fascismo y la guerra
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- 07 Febrero 2020 326 visitas
El brote del último coronavirus, 2019-nCoV, es una crisis de salud para la clase trabajadora, una herramienta fascista para los jefes chinos y una oportunidad racista para que Estados Unidos en deterioro ataque a su principal rival imperialista.
Lo que los trabajadores del mundo necesitan es un partido comunista revolucionario. El Partido Laboral Progresista lucha para hacer realidad algo impensable bajo el capitalismo: un sistema que funciona únicamente en interés de la clase trabajadora. Un mundo donde la salud pública estará protegida sin las barreras del dinero o las ganancias.
El fascismo, el verdadero contagio
La China capitalista ha respondido al nuevo coronavirus con un fascismo cada vez más intenso, una forma de capitalismo en crisis. Bajo la presidencia de por vida de Xi Jinping, los jefes chinos están centralizando su poder a través de su aparato estatal: el gobierno, la policía, los medios de comunicación. Su objetivo es pacificar, dividir y aterrorizar a la clase trabajadora.
En gran parte de China, la vida cotidiana se ha detenido. Después de minimizar el brote y castigar a ocho médicos que advirtieron sobre el virus, los gobernantes pusieron en cuarentena (léase: encarcelados) unos 50 millones en Wuhan y ciudades cercanas. (En comparación, el área metropolitana de la ciudad de Nueva York tiene alrededor de 20 millones de personas). Escuelas, negocios, teatros, templos y restaurantes están cerrados. Los camiones de suministros, con conductores con máscaras y trajes protectores, deben pasar por puntos de control estrictamente controlados. La policía segrega a las personas con fiebre. Con todo, es “la cuarentena más grande de la historia ... El impacto de tales medidas draconianas se ha extendido por toda China” (Economist, 1/30).
El estado chino hizo lo que los capitalistas hacen mejor: convertir un problema en un ejercicio orwelliano para intensificar la vigilancia de la clase trabajadora: “Los que han estado recientemente en Wuhan están siendo rastreados, monitoreados, alejados de los hoteles y aislados en sus hogares” y en instalaciones de cuarentena improvisadas ”(AP News, 1/30). El gobierno también insta públicamente a los trabajadores a informarse unos a otros y filtrar datos personales (New York Times, 2/3).
Bajo el pretexto de la seguridad, estas medidas de seguimiento y vigilancia son en realidad un ejercicio de práctica para controlar socialmente a la clase trabajadora e intimidarla para que obedezca. Métodos similares, y la mentalidad que crean, serán útiles para los patrones chinos en una futura guerra contra los EE. UU.Guerra viral
La fuerza motriz mundial de hoy es la rivalidad interimperialista, principalmente entre China, Rusia y los Estados Unidos. Todos los problemas mundiales reflejan esta contradicción. A medida que los gobernantes nacionales se esfuercen por dominar sus regiones y controlar áreas de importancia estratégica crucial, como el Medio Oriente o África, el delicado equilibrio del viejo orden mundial liberal inevitablemente dará paso a la guerra global.
Para distraer a los trabajadores estadounidenses de la desigualdad capitalista obscena y la pobreza y el desorden político en su propia casa (ver página 8), los belicosos jefes estadounidenses están aprovechando todas las oportunidades para atacar a China. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, calificó a China como “la amenaza central de nuestro tiempo”, parte de una campaña para presionar a los aliados de Estados Unidos para que dejen de colaborar con el gigante tecnológico chino Huawei (NYT, 1/30).
El coronavirus y la cuarentena masiva no solo podrían “provocar la primera experiencia similar a una recesión en China” (Reuters, 2/4), sino también renovar su prolongada guerra comercial con los EE. UU. Como resultado del crecimiento deprimido, China podría ser incapaz de cumplir su compromiso de comprar $200 mil millones en importaciones estadounidenses adicionales durante los próximos dos años (South China Morning Post, 1/29).
Mientras tanto, los gobernantes estadounidenses están ocupados usando el brote para su ventaja competitiva. Al prohibir que los residentes no estadounidenses que han viajado a China ingresen a los EE. UU., los jefes excedieron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (U.S.News, 2/3). Y solo los capitalistas encuentran un lado positivo de una epidemia creciente: el secretario de Comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross, predijo que 2019-nCoV “haría que las compañías reconsideren sus cadenas de suministro globales y, en última instancia, ‘ayuden a acelerar’ el regreso de los empleos a los Estados Unidos Estados “(NYT, 1/30).
Al mismo tiempo que patean a China mientras está caído, estos jefes no tienen apoyo en lo que respecta a la salud pública. “En 2017-18, una temporada de gripe grave vio síntomas en 45 [millones] de estadounidenses y 61.000 muertes” (Economist, 1/30). Eso ni siquiera tiene en cuenta el número de víctimas mortales del racismo sistémico cotidiano. Pregúntele a un trabajador o joven negro sobre el apartheid médico en este antiguo estado de esclavitud.
La enfermedad del racismo
Las universidades y los medios de comunicación, agentes de desinformación para la clase dominante, están aprovechando la oportunidad de infectar a los trabajadores con racismo anti-chino. “Alerta amarilla”, decía el titular de un periódico francés. Desde el Daily Telegraph de Australia: “Los niños de China se quedan en casa”. Las tiendas en todo el sudeste asiático prohibieron la entrada a los turistas chinos. Los padres canadienses solicitaron mantener fuera de la escuela a los estudiantes que recientemente visitaron China. En la Universidad Estatal de Arizona, los estudiantes abandonaron el aula cuando un estudiante asiático se sentó cerca de ellos (Washington Post, 2/1).
El racismo anti-asiático en los Estados Unidos ha sido históricamente una herramienta de división y guerra. Cuando los inmigrantes chinos fueron reclutados para construir los ferrocarriles y extraer oro a fines del siglo XIX, fueron superexplotados y sometidos a chivos expiatorios. En la masacre china de 1871 en Los Ángeles, una multitud mutiló y linchó a 18 hombres y niños, el 10 por ciento de la población de inmigrantes chinos de la ciudad (Biblioteca Pública de Los Ángeles). Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos canalizó a más de 120,000 personas de ascendencia japonesa a campos de concentración.
Los trabajadores y los jóvenes deben luchar por la unidad multirracial frente a las ideas racistas donde sea que aparezcan.
Comunismo, la mejor medicina
De hecho, todas las enfermedades “naturales” son causadas por el capitalismo. El comunismo eliminaría las causas subyacentes que engendran enfermedades infecciosas, principalmente condiciones de trabajo y de vida poco saludables. Usaría la ciencia para manejar brotes imprevistos en interés de las masas.
La revolución china eliminó enfermedades como la sífilis y la esquistosomiasis. Entrenó a masas de «médicos descalzos» y los envió al campo para tratar enfermedades curables. En solo diez años, China duplicó la esperanza de vida de los trabajadores y redujo a la mitad la mortalidad infantil, ¡el mayor avance en salud pública de la historia! Al organizar a las masas, el Partido Comunista Chino puso fin a la hambruna, el infanticidio femenino, la atadura de los pies, la prostitución, la desnutrición y el analfabetismo, todos los hechos anteriores de la vida de los trabajadores y campesinos durante siglos.
Lamentablemente, el abandono de los objetivos comunistas por parte de los patrones chinos y la búsqueda de ganancias capitalistas han erosionado esos avances históricos.
El Partido Laboral Progresista está luchando por una sociedad dirigida por y para la clase obrera internacional. Liberada de ganancias o jefes, una sociedad comunista organizará recursos (datos científicos, alimentos, agua, vivienda, tecnología) en beneficio de nuestra clase. Únase a nosotros mientras luchamos por erradicar el capitalismo, la mayor enfermedad que afecta a la clase trabajadora.
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Hechos sobre 2019-nCoV
La fuente y la gravedad de 2019-nCoV aún no se han confirmado. La tasa de mortalidad actual es del 2 por ciento, en comparación con más del 9 por ciento para el virus del SARS (Marketwatch, 2/4). La mayoría de las muertes son en personas con sistemas inmunes debilitados. Todavía no hay vacuna.
La Organización Mundial de la Salud, un brazo del orden mundial de los Estados Unidos, ha declarado que el coronavirus es una emergencia de salud global. A medida que avanzamos en la prensa, la cifra oficial de muertes es de alrededor de 500, con decenas de miles de infecciones confirmadas en 27 países.
Objetivamente, la gripe común es una amenaza mucho mayor para los trabajadores. “Causa hasta 5 millones de casos de enfermedades graves en todo el mundo y mata a 650.000 personas anualmente” (The Hill, 1/27).
