Bajo el capitalismo, no es un crimen dispararle 46 veces a un hombre negro desarmado, mientras intenta correr para salvar su vida. Esa fue la ley establecida por un gran jurado en Akron, Ohio, que se negó a acusar a los ocho policías racista que asesinaron a Jayland Walker, de 25 años, el junio pasado. Fue un ejemplo más escandaloso de lo letal que es el capitalismo para los trabajadores negros, y sobre todo para los jóvenes negros y otros jóvenes. Los patrones capitalistas usan su sistema de injusticia criminal para defender el asesinato racista porque sirve a sus intereses para dividir y aterrorizar a la clase trabajadora. Solo cuando la clase obrera tome el poder a través de la revolución comunista todos los trabajadores tendrán un futuro por el cual vivir.

Después de perseguir a Jayland Walker por el delito capital de una luz trasera rota, los policías de Akron lo acorralaron a pie en un estacionamiento y lo mataron a tiros con casi cien balas. El despreciable fracaso del gran jurado para responsabilizar a estos asesinos expuso cómo se culpa a los jóvenes trabajadores negros por sus propios asesinatos a manos del estado.

Epidemia de terror racista
Después de los levantamientos masivos en 2020 a raíz del asesinato policial de George Floyd, muchos trabajadores esperaban desesperadamente que el capitalismo pudiera reformarse hasta el punto en que vivir siendo negro ya no sería un delito. Pero el asesinato de Jayland demuestra una vez más que mientras permitamos que exista el sistema de ganancias, los gobernantes capitalistas seguirán atacando con sus perros rabiosos racistas a los trabajadores negros, latinos e inmigrantes. Una vez que los patrones desviaron el movimiento de reforma para desfinanciar a la policía hacia la campaña electoral de Jim Crow Joe Biden, los políticos liberales se volcaron, como de costumbre, para servir a sus amos capitalistas. A pesar del hecho de que la tasa de homicidios en EE. UU. cayó el año pasado y permanece muy por debajo de lo que era en las décadas de 1980 y 1990 (USA Today, 26/1), los patrones están utilizando una “ola de crímenes” inventada para inyectar más dinero en terror policial y poner más policías en las calles.

¿Los resultados? En 2022, al menos 1.176 trabajadores y jóvenes, un récord, fueron asesinados por la policía. Menos de un tercio de estos asesinatos involucraron incluso un presunto crimen violento. El linchamiento de Jayland Walker no fue una aberración. Casi cien asesinatos cometidos por policías involucraron infracciones de tránsito; cerca de cuatrocientas personas involucradas huyendo, en su mayoría trabajadores con disparos en la espalda. Además, el 24 por ciento de estas víctimas eran trabajadores y jóvenes negros, casi el doble de su proporción en la población general. Durante los últimos diez años, los residentes negros tenían tres veces más probabilidades de ser asesinados por policías que los residentes blancos. En Chicago, la tasa fue 25 veces mayor; en Minneapolis, donde mataron a George Floyd, 28 veces más (The Guardian, 1/6).

El capitalismo no puede existir sin el racismo
La clase dominante capitalista necesita el racismo que empodera a los policías para criminalizar, deshumanizar y asesinar a los trabajadores negros. Cuentan con el terror que estos mercenarios armados hasta los dientes desatarán sobre los sectores más explotados de la clase obrera. Durante cientos de años, los patrones estadounidenses han obtenido ganancias obscenas del trabajo no remunerado de los trabajadores esclavizados y de la esclavitud asalariada en sus fábricas y campos. Hoy, a medida que el capitalismo en todo el mundo entra en crisis, los logros obtenidos con tanto esfuerzo por la clase trabajadora, liderada por los trabajadores negros y el movimiento comunista, están desapareciendo rápidamente. Si bien los salarios bajos y la falta de vivienda asequible o atención médica decente son flagelos que azotan a toda la clase trabajadora, afectan con mayor dureza a los que son objeto del racismo y el sexismo capitalistas. El salario medio de los trabajadores negros es un 20 por ciento más bajo que el de los trabajadores blancos (lending tree.com, 7/2). Para las mujeres negras, la diferencia es del 46 por ciento (AAUW.com). La tasa oficial de desempleo de los trabajadores negros es un 60 por ciento más alta que la de los trabajadores blancos (Oficina de Estadísticas Laborales, 4/7).

Para justificar el terror y las desigualdades racistas de su sistema, los capitalistas sacan a relucir sus viejas mentiras cansadas sobre los trabajadores negros, y en particular sobre los jóvenes negros. La facción más abiertamente racista de los patrones, ahora encabezada por el Partido Republicano, corteja explícitamente la lealtad de personas como Andrew Lester, el justiciero racista en Kansas City que le disparó a Ralph Yarl, de 16 años, por tocar el timbre equivocado. Pero los demócratas liberales también están ansiosos por convencer a los trabajadores de que se teman y se conviertan en chivos expiatorios unos de otros y de que confíen en la protección de los patrones. Alcaldes negros como Eric Adams en Nueva York y Karen Bass en Los Ángeles están liderando el impulso para poner más policías asesinos en las calles (LA Times, 4/18).

Estos engañadores y apologistas están apelando a los trabajadores cínicos por los fracasos crónicos del capitalismo. Su trabajo es engañar a nuestra clase para que confíe en que los problemas en sus vecindarios (abuso de drogas, falta de vivienda, violencia de pandillas) pueden ser resueltos por los mismos capitalistas que crearon esos problemas en primer lugar.

Beneficios, guerra y contraataque
Los trabajadores de Akron y Kansas City tienen razón al tomar las calles, marchar hombro con hombro, exigiendo un cambio. Se están uniendo a una ola de ira de la clase trabajadora que hierve a fuego lento en todo el mundo. Desde Francia y Gran Bretaña hasta Canadá y Corea del Sur, los trabajadores se están levantando y contraatacando. Los manifestantes militantes contra Amazon y Adidas denuncian a los multimillonarios que explotan a nuestra clase desde Seattle hasta el sudeste asiático. Aunque la clase obrera aún no está organizada, aún no confía en su enorme poder, muchos ven que el capitalismo es un fracaso abyecto. Cuanto más nos unamos entre nosotros para enfrentar a los jefes, más confianza construimos en nuestra clase.

Al mismo tiempo, debemos entender que el capitalismo no puede arreglarse ni reformarse para satisfacer las necesidades de los trabajadores. Como sistema impulsado por la máxima ganancia, debe reducir constantemente los costos laborales. Pero a medida que la clase obrera se empobrece más, no podemos comprar lo que los patrones necesitan vender. Esta contradicción básica alimenta la competencia interimperialista por recursos y mercados que inevitablemente conducirá a la próxima guerra global. Mientras los capitalistas se preparan para ese conflicto, necesitarán más que nunca la lealtad de los trabajadores. A medida que su crisis se profundice, se verán obligados a quitarse la máscara de la democracia liberal en favor del terror fascista abierto. La violencia racista que los patrones están dirigiendo ahora contra los trabajadores negros es un recordatorio de lo que nos espera a todos. Los capitalistas no se detendrán ante nada para tratar de salvar su sistema podrido.

El mayor temor de los patrones es que la clase trabajadora, armada con unidad multirracial y el liderazgo audaz de los trabajadores negros dentro de un partido comunista, transforme la lucha reformista contra el racismo en una lucha por la revolución comunista. La dura realidad es que la clase obrera no necesita al capitalismo ni a sus patrones. Incluso si los asesinos de Jayland Walker hubieran sido acusados, como los asesinos que mataron a George Floyd, muy pronto estaríamos de luto por otro hermano o hermana perdido. Bajo el capitalismo, los patrones necesitan policías para mantenerse en el poder y sustentar su sistema de ganancias. Bajo el comunismo, la clase obrera organizará la sociedad para permitirnos cuidarnos unos a otros. Sin parásitos de la clase dominante que proteger, sin explotación que hacer cumplir, no tendremos necesidad de policías. ¡Lucha por el comunismo! ¡Únete al Partido Laboral Progresista! ¡Poder para la clase obrera!

Saludos del Día Internacional del Trabajo!

HAITI—Nuestro Partido, el Partido Laboral Progresista (PLP) ha estado enviando la alerta a los trabajadores del mundo de que el mundo capitalista e imperialista necesita guerras, grandes y pequeñas, para tratar de salvar su sistema moribundo. Los acontecimientos cotidianos demuestran que esto es real e inevitable. El fin del reinado de los capitalistas estadounidenses no es aceptable para los imperialistas occidentales. Están listos y dispuestos a derramar hasta la última gota de nuestra sangre para mantener su poder.

La guerra de Ucrania, por ejemplo, está provocando una escalada de las dificultades económicas y financieras en todo el planeta. El riesgo de un gran conflicto en Taiwán está aumentando drásticamente. Mientras tanto, la lucha por las riquezas del continente africano continúa escalando entre las potencias occidentales, Rusia y China. Las alianzas cambian entre países según sus intereses capitalistas.

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La clase trabajadora, nuestra clase, es la más amenazada por la escalada del conflicto entre los patrones del mundo. Explotación, pobreza, hambre, falta de acceso gratuito a agua potable y atención médica, racismo y sexismo: estos males capitalistas van en aumento en todo el mundo. Entonces, camaradas, debemos decir no a las guerras de los capitalistas por el lucro. Debemos gritar en voz alta: “¡Den la vuelta a las armas!” y prepararnos para luchar por nuestros propios intereses de clase.

Nuestra guerra es la guerra para lograr la revolución comunista, la guerra para acabar de una vez por todas con el criminal sistema capitalista. Nuestra guerra es la guerra para salvar al planeta de la destrucción causada por el sistema de ganancias. Nuestra guerra es construir un mundo igualitario libre de racismo, sexismo y pobreza. Camaradas, este Primero de Mayo—y todos los días—estamos organizando a los trabajadores dondequiera que vivamos y trabajemos para recordarle a nuestra clase que el destino del mundo está en nuestras manos, que debemos levantar la bandera roja de la revolución comunista y frustrar la lucha de los capitalistas. planes Debemos ampliar la lucha revolucionaria.

En este tumulto de la guerra, en estos momentos de incertidumbre y tormento para la clase obrera, nuestro Partido debe seguir creciendo, fortaleciéndose y expandiéndose. A pesar de un monstruoso nivel de miseria para los trabajadores por parte de los jefes criminales y sus lacayos, el Partido Laboral Progresista en Haití está organizando a los trabajadores y estudiantes para incorporarlos al Partido y luchar por la revolución comunista. Estamos en comunidades de clase trabajadora, involucrados en luchas grandes y pequeñas, para ganar a nuestros hermanos y hermanas de clase para que comprendan las raíces de la tremenda explotación que enfrentan y por qué el comunismo igualitario es la única solución. Estamos en escuelas y universidades para ganar estudiantes, maestros y trabajadores universitarios para luchar contra las condiciones miserables que ha creado el capitalismo. Nuestro Partido es modesto, pero nuestro compromiso crece: nuestra confianza en la clase obrera y el Partido amplía nuestras posibilidades. La crítica contra las prácticas de los capitalistas y la solidaridad comunista que luchamos por mostrar todos los días nos permite generar confianza en las masas y permite que las masas tengan confianza en el Partido.

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El PLP en Haití les envía estos saludos revolucionarios. ¡Que continúe la lucha de la clase obrera y su partido comunista, el PLP! Que nuestras voces resuenen con fuerza en nuestras marchas y en todos nuestros actos del Primero de Mayo: “¡Trabajadores de todos los países, uníos! No tenemos,

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Newark, 28 de febrero—“¡Soy un trabajador!” Estas palabras se repitieron una y otra vez durante todo el día del evento “Recuperar la Universidad” de la Coalición de Rutgers Unions en el campus de Newark de la universidad. El día de protesta en tres partes, que marcó el comienzo de la votación de autorización de huelga del sindicato de profesores, incluyó dos seminarios sobre solidaridad y huelga, así como una manifestación destinada a interrumpir la reunión de la Junta de Gobernadores (BOG) de la universidad. A pesar de la lluvia helada y la nevada fresca, y la cancelación de último minuto de las clases presenciales y la reunión del BOG por parte de los jefes de la universidad, casi 200 personas lograron salir. Mientras que los líderes sindicales falsos hablaron en apoyo del electoralismo y el sistema capitalista de los patrones, los miembros del Partido Laboral Progresista (PLP) proporcionaron un liderazgo político clave al impulsar constantemente la discusión y los cánticos más allá de los problemas específicos que enfrentan los profesores y estudiantes de posgrado de Rutgers, y hacia las ideas comunistas de clase. conciencia y unidad multirracial.

Inmediatamente después del día de protesta Take Back the University, y después de meses de negociaciones infructuosas con los patrones, los 8000 trabajadores académicos del sindicato de profesores AAUP-AFT de Rutgers han autorizado oficialmente una huelga. Muchas reformas están sobre la mesa, incluidas la equidad salarial, la atención médica, la licencia de maternidad y la seguridad laboral para profesores adjuntos y estudiantes de posgrado. Aunque estas reformas sin duda beneficiarían a quienes las reciben, las huelgas se miden mejor por su capacidad para movilizar y elevar la población. conciencia de la clase trabajadora

Culto a la personalidad en exhibición
Si bien los sindicatos ofrecen a los trabajadores una herramienta importante para organizar a nuestra clase contra la explotación racista de los patrones, también contienen contradicciones que no se pueden pasar por alto. Como todas las organizaciones reformistas, en última instancia trabajan para prolongar la vida útil del capitalismo. Al respaldar a los políticos liberales y negociar “de buena fe” con nuestros explotadores, los sindicatos trabajan para ganar a nuestra clase para este terrible orden mundial. Esto quedó claro en el día de protesta de Rutgers, donde la presidenta de la Asociación de Asistentes de Vuelo, Sarah Nelson, mintió en el escenario sobre haber recibido una llamada telefónica del engañoso líder liberal Bernie Sanders, y declaró falsamente que “los trabajadores pueden controlar el capitalismo”. El presidente de Amazon Labor Union, Chris Smalls, también estuvo presente, y solo repitió las mismas frases sobre el trabajo sindical como un “maratón, no un sprint”, y argumentando que la densidad sindical burocrática es la lucha más importante de nuestra clase. Tanto Nelson como Smalls aprovecharon su propia notoriedad al tomarse selfies con los fanáticos y comenzar cánticos que menospreciaban a Jeff Bezos y otros multimillonarios. Ambos abogaron por la sustitución de jefes famosos pero no por su derrota total. Estas son líneas oportunistas para quienes buscan avanzar en sus carreras políticas.

Los miembros del PLP ayudaron a alejar el diálogo de los temas de conversación de estos malhechores, alejando los cánticos de los jefes estadounidenses específicos y hacia la unidad multirracial, en un momento en el que todos los asistentes gritaron: “Asiáticos, latinos, negros y blancos, trabajadores de la mundo unido!”

Los jefes cobardes no se presentan
La noche anterior al día de protesta de Rutgers AAUP-AFT “Take Back the University”, la Junta de Gobernadores de Rutgers anunció que cambiaría su única reunión p
Nuestro Partido se niega a apoyarse en el culto a la personalidad y mentir a los trabajadores de esta manera, argumentando que nuestra clase ya domina el mundo y que aceptar los términos de nuestra explotación en la mesa de negociación solo ayuda a la clase dominante a mantenernos bajo sus botas por más tiempo. . ¡La única solución es una revolución comunista!

¡Las huelgas son escuelas para el comunismo!
Más de 50 trabajadores de Rutgers y miembros de la comunidad que los apoyaron recibieron copias de DESAFIO en el evento sindical, y nuestro Partido está comprometido a continuar brindando liderazgo a nuestra clase en la línea de piquete si se convoca una huelga. El PLP ve las huelgas como escuelas para el comunismo. La huelga es un primer paso importante para comprender nuestro poder para luchar contra la explotación de los patrones, y cuantos más trabajadores, dentro y fuera de la academia, lleguen a comprender su posición de clase y el poder que tenemos cuando trabajamos juntos como un , partido comunista multirracial e internacional, entonces finalmente podemos comenzar a salir de esta noche oscura y un día ganar el mundo. ¡Únete a nosotros!

Claude estaba listo para graduarse y alistarse en el ejército en un momento en que los EE. UU., Rusia y China están en un curso de connivencia hacia la guerra mundial. El presupuesto de guerra de EE. UU. en 2021 alcanzó los $ 801 mil millones (Instituto Watson de la Universidad de Brown), pero actualmente hay más de 70,000 jóvenes sin trabajo en la ciudad de Nueva York.

¿POR QUÉ hay tan pocas opciones para los estudiantes de clase trabajadora? Matar o morir en la guerra imperialista. Ser asesinado en las calles. Sí, el tirador apretó el gatillo pero el capitalismo plantó el arma.

La violencia individual en las calles es el subproducto de la toxicidad que crea el capitalismo. El ADN mismo del capitalismo es la explotación violenta y la opresión de la clase trabajadora por parte de los grandes mafiosos: los ricos y su gobierno. Las condiciones en las que los estudiantes de la clase trabajadora se ven obligados a crecer son violentas: escuelas deficientes, aguas sucias, viviendas de barrios marginales, desiertos de alimentos, hospitales enfermizos, policías asesinos, aumento de personas sin hogar, tránsito inseguro, precios inflados. Todos estos ataques crean una cultura de desesperanza y alienación, que la pandemia solo empeoró, y hace que nuestra clase sea más vulnerable al individualismo y la violencia.

Un sistema que engendra violencia no puede ser parte de la solución. Ninguna cantidad de reformas puede hacer justicia a Claude ni a ningún estudiante. Solo una sociedad comunista, construida sobre las necesidades y la unidad, no sobre los números y los dólares, puede proporcionar eso.